Carta del Presidente de la ACA / Jesús Marco Murillo

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Por Jesús Marco Murillo
Presidente de la ACA

   Lo que menos esperábamos ha sucedido. Al principio nos pareció una broma. Pero conforme pasó el tiempo de broma nada. Y es que hemos estado tan acostumbrados a ellos, lo han hecho tan bien que dábamos por hecho que se tenían que perpetuar en el tiempo sin caer en la cuenta de que son seres humanos con todo lo que ello conlleva.

      Que tienen su familia, sus hobbies, su vida a fin de cuentas. Era muy cómodo que todo o casi todo nos lo dieran mascado. Y luego todo el mundo a colgarse medallas. Y es que diecisiete años son muchos años. Aunque hubo unos cuantos de nula actividad soy testigo que en sus mentes seguía estando el espíritu de la Academia. Hasta que hace cinco años, más o menos, decidieran que ya era hora de resurgir de las cenizas y resucitar aquel sueño que tanto bien ha hecho a todos los que se etiquetan como cineastas aragoneses.

    ¡Qué cinco años! De la nada y con unos ínfimos presupuestos han conseguido poner a la Academia en boca de todos. Que los medios se hayan hecho eco de nuestra existencia. Que las autoridades y fuerzas vivas se hayan postulado de nuestro lado y se hayan dejado ver en nuestros actos. Que la sociedad aragonesa haya conocido de alguna manera que existe una Academia Aragonesa que lucha por los cineastas de aquí. Por todo ello me quito el sombrero. Y ahora que me han pasado el testigo mentiría si no reconozco que tengo mil mariposas en el estómago. El listón que han puesto está muy alto.

    ¿Lo sabré hacer tan bien como ellos? ¿Tendré el carisma que han demostrado tener? ¿Les llegaré a la sombra de los zapatos? Lo que si se es que ganas no me han de faltar. Aunque en la sombra, siempre he estado trabajando codo con codo con la Academia. En lo que hiciera falta. Sin pedir nada a cambio. Todo porque siempre he creído en sus fines, en la necesidad de su existencia.

   Muchos de los jóvenes cineastas de hoy quizás ignoran que muchas, por no decir todas, de las ayudas de las que pueden disfrutar hoy en Aragón son gracias a la labor de éstos pioneros de la Academia. Y que gracias a ellos se han podido llevar a cabo infinidad de proyectos que si no hubiera sido por esos años de lucha, hubieran sido imposibles. Ahora el fruto de esos esfuerzos los disfrutamos todos. Igual que durante cinco años hemos estado disfrutando del glamur y de los buenos ratos que los premios Simón nos han dado a todos. Pero ahora que he aceptado el testigo de liderar de alguna forma esta Academia tengo ante mí el reto de por lo menos mantener lo conseguido y poco a poco, pulgada a pulgada hacer la Academia más grande, más firme y más necesaria para todos aquellos que de alguna otra forma nos dedicamos al mundo del cine, del audiovisual en Aragón. Estoy seguro se conseguirlo. Es por lo que he intentado rodearme de un equipo de personas muy cualificadas para la terea y que juntos, si todos ponemos el mismo entusiasmo y ganas, lograremos alcanzar las metas que nos propongamos. Pero no es una tarea de unos pocos sino de todos los socios de la Academia.

    Los frutos de lo que cosechemos son para beneficio, primero de todos los socios y para, por supuesto, la sociedad cultural aragonesa. Para poder, en nuestra humildad y en la medida de lo posible, vertebrar una industria audiovisual aragonesa que permita a todos los que nos dedicamos a ello, poder desarrollarnos como unos profesionales dignos y sin complejos. Unos pocos difícilmente podremos conseguirlo pero si cada socio, creyendo en ello, aporta su granito de arena, difícilmente fracasaremos. Y si además aquellos pocos privilegiados que han tenido la suerte de dar el gran salto a las ligas superiores y ya son reconocidos en el ámbito nacional e incluso en el internacional, por su esfuerzo y los logros obtenidos y presumen de sus raíces aragonesas, se acuerdan de sus inicios y se postulan como uno más en nuestra Academia, aportando su experiencia e influencia, el éxito de lo que emprendamos será inevitable.

   Con permiso de la Real Academia Española quiero hacer nuestro su lema: “limpia, fija y da esplendor”.

Limpiemos nuestra Academia de nuestros egos.

Fijemos lo conseguido, que no es poco.

    Y demos esplendor a todo aquello que nos propongamos.

   Eso sí, todos juntos y para todos.

   Un Abrazo y mil gracias por creer en mí.

Mayo 2016.

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