Solo se vive una vez (25)

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Por Don Quiterio

    “La verdad que los muertos tampoco duran, / ni siquiera la muerte permanece. / Todo vuelve a ser polvo, / pero la cueva preservó su entierro. / Aquí están alineados, / cada uno con su ofrenda, / los huesos dueños de una historia secreta. / Aquí sabemos a qué sabe la muerte, / aquí sabemos lo que sabe la muerte. / La piedra le dio vida a esta muerte, / la piedra se hizo lava de muerte / Todo está muerto, / en esta cueva ni siquiera vive la muerte”.

   La muerte es un recordatorio de que vamos a irnos y tenemos que ceder el lugar a los otros. La del madrileño Ángel de Andrés López, una suerte de Galdofini castizo, deja un poco más huérfanos al cine y la televisión en España. Este actor característico, de reparto, sobrino del popular Ángel de Andrés Miquel, se inicia en el teatro con el grupo independiente Tábano, una de las compañías legendarias en los escenarios alternativos. Tras debutar como figurante en ‘Las autonosuyas’ (1983), dirigida por Rafael Gil y con el zaragozano Fernando Sancho como uno de los protagonistas, trabaja en el cine a las órdenes de Pedro Almodóvar, Rafael Moleón, Jaime Chávarri, Gerardo Vera, Pilar Miró, Álex de la Iglesia, José Luis Garci, Miguel Ángel Díez, Bigas Luna, Joaquín Oristrell, Ray Loriga, Ricardo Franco, Manuel Huerga, Óscar Aibar, Agustí Villaronga, Manuel Lombardero o, entre otros, José Corbacho y Juan Cruz en ‘Tapas’. Se hace popular gracias a su papel de albañil chapuzas en las series televisivas ‘Manos a la obra’ y ‘Manolo y Benito Corporeision’. También participa en las series ‘Platos rotos’, ‘Lorca, muerte de un poeta’, ‘Contigo, pan y cebolla’, ‘Villarriba y Villabajo, ‘Diez en Ibiza’, ‘Cuéntame cómo pasó’. ‘Pelotas’, ‘La forja de un rebelde’, ‘Eva y Adán, agencia matrimonial’, ‘La huella del crimen’, ‘Las chicas de hoy en día’, ‘Ay, señor, señor’, ‘Pepa y Pepe’ o ‘Carlos, rey emperador’.

  Ángel de Andrés López, un enamorado del poeta mexicano José Emilio Pacheco, interpreta en 1996 la película del oscense Carlos Saura ‘Taxi’, una historia algo reiterativa y simplista vista a través de los ojos de una joven que, metida de lleno en una tensa batalla generacional, descubre que su padre y el chico del que está enamorada pertenecen a una banda racista que, aprovechando su trabajo como taxistas, asesinan a todo el que consideran indeseable. Su última película la hace con David Trueba en ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ (2013), una comedia nostálgica y de una aparente modestia, cuyo título procede de una de las frases de la canción de John Lennon ‘Strawberry fields forever’, y en la que aparecen, entre otros, los cameos del escritor oscense Ismael Grasa y el bibliófilo zaragozano José Luis Melero, este en un breve papel de periodista televisivo. La película recibe seis goyas. Ni Grasa ni Melero –ni, ay, De Andrés- salen premiados, para oprobio de una academia española que, con esas injusticias, se cubre de gloria.

  “En la estación final, / todas las cosas / muestran / su virtud de cambiar, / de no permanecer. / Todo se viene abajo / y se despide. / “Nos lo dice el mundo: / Ya no eres de aquí, / no te reconocemos / como nuestro. /Lo que creíste tuyo / era solo un préstamo. / Ahora mismo, / tienes que devolverlo”.

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