Dos (flojas) comedias con sabor aragonés


Por Don Quiterio

   El zaragozano Nacho García Velilla (‘Fuera de carta’, ‘Que se mueran los feos’, ‘Perdiendo el norte’, ‘Villaviciosa de al lado’, ‘Por los pelos’) y el madrileño Emilio Martínez Lázaro (‘El juego más divertido’, ‘Amo tu cama rica’, ‘Los peores años de nuestra vida’, ‘El otro lado de la cama’, ‘Ocho apellidos vascos’, ‘Ocho apellidos catalanes’), dos de los directores…

…más taquilleros del cine español, estrenan sus nuevas criaturas, los largometrajes ‘Menudas piezas’ y ‘Un hípster en la España vacía’ (respectivamente), unas comedias que, maldita sea, no pasarán a engrosar las excelencias de un género tan denostado muchas veces. Ni una ni otra, en efecto, dan para ser mínimamente benevolentes.

   La primera, con música del oscense Juanjo Javierre y rodada en su mayor parte en la capital aragonesa (localizaciones como el paseo de la Independencia, el de María Agustín, el Paraninfo universitario, el antiguo matadero, el puente de Hierro o el barrio de la Magdalena), cuenta la historia real de Enrique Sánchez, el maestro a las puertas de la jubilación que llevó a los alumnos del colegio público Marcos Frechín, en el modesto barrio obrero de Las Fuentes de Zaragoza, a ganar el campeonato nacional de ajedrez escolar en 2018, compitiendo con otros 38 centros educativos. Una historia, pues, de superación, de trascender las expectativas, de caer y levantarse, que reivindica la educación como motivación para una sociedad igualitaria.

   En la película se cambia el rol y la protagonista es una profesora (la zaragozana Alexandra Jiménez), egocéntrica y con una carencia emocional importante, que vuelve a casa tras su traumático e inesperado divorcio y se pone a trabajar, tras su despido en un colegio de élite de Madrid, en su antiguo centro, en la barriada donde nació y que tanto repelús le da, como buena pija, haciéndose cargo de una pandilla de adolescentes inadaptados, conflictivos y mediocres que nadie quiere, y a los que la sociedad da por perdidos: una chica embarazada, un joven delincuente, otro violento, otro que falta a clase por ayudar en el bazar familiar y otra que se ha pasado media infancia en un hospital y ahora no sabe cómo relacionarse.

  La película de Velilla, así, sigue los patrones de ‘Llenos de gracia’, donde la monja Carmen Machi estimula a su rebaño con el fútbol, o de ‘Mentes peligrosas’, con una Michelle Pfeiffer domando a sus cachorros con músculo de marine. O sea, una blanquísima y bienintencionada ‘Rebelión en las aulas’, de James Clavell, o ‘Semilla de maldad’, de Richard Brooks, que no da mucho de sí, salvo el mensaje, claro. Porque todos somos Kaspárov si nos lo proponemos. Porque la maestra acaba por aprender tanto como los propios alumnos. Porque el ajedrez te enseña que siempre hay más de una solución, que el orden de las decisiones es importante, que todo consiste en tomar decisiones…

   Por su parte, ‘Un hípster en la España vacía’, que se rueda en Fuentespalda y La Fresneda (en la comarca turolense del Matarraña), quiere ser un retrato irónico del choque entre lo urbano y lo rural, según la novela homónima del zaragozano Daniel Gascón, quien vivió en localidades del Bajo Aragón buena parte de su infancia. El propio novelista escribe el guion en torno a ese monólogo interior de un tío zumbado en un territorio, esto es, de la España vacía, en un satírico relato sentimental que podía haber llegado a más sobre una sociedad relamida. El director, que ya llevó al cine la novela de otro aragonés (‘Carreteras secundarias’, de Ignacio Martínez de Pisón), sigue exprimiendo –seguramente a su pesar- la ubre de aquellos apellidos vascongados y en esta película repite la fórmula del choque cultural y la comedia romántica, haciendo humor político y costumbrista en plena era de dominio del ‘streaming’.

   El hípster del título es un joven urbanita, militante de extrema izquierda, que se instala en una casa familiar de un pueblo perdido (e imaginario) de la provincia de Teruel para alejarse de la ciudad, crear un huerto colaborativo y olvidar a la chica de su vida, que se la pega con el mandatario de su partido. Tras enfrentarse a unos vecinos dispuestos a tomarle el pelo por sus ideas nuevas y modernas, acaba como alcalde y no está muy dispuesto a oír hablar de nuevas masculinidades, reciclaje selectivo y heteropatriarcado. Ellos se siguen riendo con Paco Martínez Soria. Encarna al protagonista Lalo Tenorio, a años luz del carisma de Dani Rovira. Tampoco sale un Karra Elejalde, aunque al menos Tito Valverde, Miguel Rellán y Manuel Manquiña, como fuerzas vivas del villorrio en torno a las cartas de mus, otorgan un poco de clase a un entretenimiento banal e inofensivo.

   Mejor acabada, en todo caso, que la ‘pieza’ de Velilla, ambas comedias terminan siendo eso: entretenimientos cándidos, inofensivos, sin mayor trascendencia, con una molesta tendencia hacia la sal gorda, el chiste fácil y la nada. Dice Martínez Lázaro, quien debuta con un oso de oro en Berlín allá por 1977 (‘Las palabras de Max’), que la comedia le gusta más que el drama (en este género sobresale con ‘Las trece rosas’), porque el humor ofrece siempre un punto de vista mucho más rico sobre las cosas, a pesar de que no es nada apreciado en círculos académicos y críticos (“si se ríe la gente”, advierte, “ya no te dan ni un premio”). Velilla es de la misma opinión: “Hacer comedia es mucho más complicado que hacer drama, lo que requiere que los guiones vayan muy por delante de las grabaciones”.

   El problema es que hay que hacerlas bien. Y tanto ‘Menudas piezas’, especialmente, como ‘Un hípster en la España vacía’ pecan en exceso de un rancio costumbrismo, resultan demasiado tópicas y previsibles, en las que no se atisba nada de riesgo, y si bien la guasa tiene sus momentos, que son los menos, todo queda en farsa con escasas pretensiones de cine social. Dos oportunidades perdidas, pues, de hacer sátira social y política en pos del apunte coyuntural o el estereotipo.

   Título: ‘Menudas piezas’. Nacionalidad: España. Año de producción: 2024. Dirección: Nacho García Velilla. Guion: Nacho García Velilla, David Olivas y Marta Sánchez. Fotografía: Andreu Ortoll. Música: Juanjo Javierre (y la canción ‘Zaragoza’, de Amaral). Intérpretes: Alexandra Jiménez, María Adáñez, Alain Hernández, Francesc Orella, Luis Callejo, Miguel Rellán, Rocío Velayos, Pablo Louazel, Verónica Senra, Kiko Baena, Tuoxin Qiu, Rubén Martínez, Jorge Asín, José Manuel Poga, Carmen Barrantes. Duración: 98 minutos.

   Título: ‘Un hípster en la España vacía’. Nacionalidad: España. Año de producción: 2024. Director: Emilio Martínez Lázaro. Guion: Daniel Gascón (firmado como Daniel Castro). Argumento: novela homónima de Daniel Gascón. Intérpretes: Lalo Tenorio, Berta Vázquez, Paco León, Tito Valverde, Macarena García, Miguel Rellán, Manuel Manquiña. Duración: 100 minutos.

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