Votar para dummies / José Luis Bermejo

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Por José Luis Bermejo latre
Profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza

   Se aproxima la recena (26-J) de la fiesta de la democracia (20-D) y, con tan fausta ocasión, se me ocurre proponer un breve y alicorto tutorial que permita ejercer el voto conscientemente.

   Solemos votar los españoles con el corazón u otras vísceras, a menudo con los genitales, y hasta algunas veces alguno vota con el bolsillo, pero importa asegurar que se vote con el cerebro o aplicando parte del mismo al ejercicio de este derecho tan minusvalorado por la propia legislación como temido por los elegibles.

   Conviene recordar que cada tipo de comicios tiene reglas homogéneas, pero con particularidades importantes, que deben ser tenidas en cuenta para estimar la utilidad real del voto que profesaremos. La próxima cita electoral es general, así que consideraremos que los partidos presentan un menú nacional pero a escala provincial, y que la circunscripción determina la mayor parte de las claves del sistema. Pensando solo en Zaragoza, son 7 escaños al Congreso de los Diputados –el órgano político que cuenta de verdad- los que se disputan, y el reparto de los mismos se practica conforme a la denostada fórmula D’Hondt. Los resultados son, por lo tanto, bastante previsibles en función del histórico electoral acumulado, sobre todo teniendo en cuenta que la anterior experiencia ha tenido lugar hace escasos meses y que los cambios en el menú permiten anticipar sin mucho margen de dispersión el producto de esta convocatoria.

    Veamos lo sucedido en las elecciones celebradas en las postrimerías del año pasado: con una participación de 536.253 votantes (el 75,07%) y una abstención de 178.113 (el 24,93%), el cuerpo electoral está formado en esta provincia por 714.366 electores. Se emitieron 3.892 votos nulos y 4.641 en blanco, estando la barrera electoral fijada en el 3% de los votos emitidos al Congreso de los Diputados (es decir, la proporción mínima de votos que necesita una lista electoral para que pueda conseguir escaños en el reparto, evitándose así la fragmentación parlamentaria). La coalición PP-PAR ganó las elecciones sumando 161.341 votos (30,31%), valiéndole 3 escaños; el PSOE recabó 118.742 votos (22,3%) equivalentes a 2 escaños, PODEMOS obtuvo 1 escaño con 102.189 votos (19,2%), C’s ganó un escaño con 94.800 votos (17,81%) y Unidad Popular de Aragón (coalición de IU, CHA y en Común) no obtenía representación a pesar de sus 34.773 votos (6,53%). El último diputado asignado en el reparto correspondió a la candidatura PP-PAR, disputado con la de PODEMOS a una distancia de 5.372 votos. Es decir, PODEMOS con esos cinco mil y pico votos de más habría igualado a los dos partidos más votados con 2 escaños.

   Si extrapolamos estos mismos datos adaptados a las nuevas circunstancias (en particular, la alianza electoral entre PODEMOS e IU), el resultado final previsible se ajustaría, precisamente, al último escenario descrito en el párrafo anterior: PP-PAR, PODEMOS-UP y PSOE (por este orden, con toda la carga moral y de moral que ello conlleva) acabarían ostentando 2 escaños y C’s mantendría el suyo. Habría, además, que calcular las desviaciones que las cifras iniciales podrían sufrir en esta nueva convocatoria, debidas a múltiples factores (altas y bajas en el censo, movilización y desmovilización de electores abstencionistas, trasvases de voto entre partidos claudicantes –UpyD, VOX- y éxito de las respectivas campañas electorales), pero esto ya es mucho conjeturar, y es auspiciable que las desviaciones no sean significativas.

    Conociendo las reglas del juego (insisto: número de escaños a repartir proporciomayoritariamente en cada provincia, que no una presidencia a elegir a escala nacional), y aplicando los muchos simuladores de la fórmula D’Hondt disponibles libremente en Internet, se pueden tomar mejores decisiones de voto en función ya del criterio que se desee aplicar: (1) apoyar a unos, (2) penalizar a otros, (3) aspirar a condicionar a unos votando a otros, o (4) lo que sea. Enseguida sabremos qué pasará.

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