Un tubo de la boca al culo / Antonio Tausiet

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Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com

   Un informe reciente concluye que la información que recibimos se contrasta cada vez más sólo en las fuentes habituales de información: los propios medios de comunicación.

   Es decir, los millones de datos diarios que aportan las agencias de noticias vienen servidos por los medios que se nutren de las propias agencias. Fagocitosis autógena, que provoca la degeneración, tanto de la sustancia ingerida (la información), como del agente retroalimentado (los medios). Y los receptores somos al final los directamente perjudicados por toda esta podredumbre.

   Cualquier noticia llega siempre impregnada del agente opinión. Pero si se aplica la uniformidad y se enchufa el ventilador dentro de la habitación cerrada, cualquier información que nos llegue estará además previamente contaminada. Sólo las agencias de noticias independientes pueden librarse en parte de la polución globalizadora.

   A más cantidad de información, menos calidad de información. Y con una cualidad: todos los datos, tamizados por el efecto de la cinta sinfín. Hoy no existe la censura del recorte, sino la contraria, la del bombardeo de noticias, la de llegar a dejar de importarnos casi todo, excepto lo relacionado con las necesidades primarias. Una buena forma de extender la dominación planetaria.

   ¿O es que no vemos que si no se trata de comer, follar o cagar ya nada aparenta tener importancia? La era de las disquisiciones filosóficas, del intento de mejora de las sociedades, de la confrontación ideológica, ya pasó. Hoy se crean relaciones de poder basadas en la acumulación de riquezas, siempre materiales, nunca conocimiento, nunca poesía, nunca creación: las olas siempre nos van devolviendo las algas con detritus.

    E Internet: ¿hay alguien hoy en día que consulte sea lo que sea fuera de Internet? Todos los encargados de contar la supuesta realidad acuden como borregos a la Red. Y de la Red sacan los resúmenes de los resúmenes. Y de sus resúmenes, otro llega y hace el propio. Y se reduce todo a la miseria de la analogía. Analogía de la corteza, ausencia de contenido, sabiduría milenaria que se va perdiendo por las cloacas de Internet.

   Un tubo de la boca al culo, para seguir ingiriendo lo que antes desechábamos, tratándolo como información de primer orden. Un tubo de la boca al culo, que va rellenando las parrillas de programación televisivas, los titulares de la prensa, las canciones de moda, las iglesias, los centros comerciales, Polonia, Madagascar, tu cocina.

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