Democracia es lo que yo te diga / Manuel Medrano


Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

      Ni disquisiciones eruditas ni elucubraciones inútiles. Vamos a ello.

     Tradicionalmente se dice que la Democracia se instauró por primera vez en la antigua ciudad-estado de Atenas, y se pone como ejemplo de líder democrático de este sistema a Pericles, que gobernó esta potencia griega durante parte del siglo V antes de Cristo. Si bien se matiza, por un lado,  que no hay que confundir ese concepto con el actual, puesto que había esclavos en la ciudad, las mujeres no tenían ningún derecho político ni de propiedad, etc., y por otro cabe recordar que Pericles se libró de rivales políticos haciéndoles condenar al destierro. Y algunos historiadores ponen de relieve la prácticamente nula posibilidad de ascenso social en esa Atenas, mientras que, dicen, había más oportunidades para prosperar en el “perverso” imperio de los persas.

     Sin entrar en más cuestiones históricas, vamos a referirnos a la actualidad. ¿Qué es hoy la democracia? Según donde, según quién, la respuesta varía, y mucho. Recordemos la famosa Democracia Orgánica del régimen franquista, o el fabuloso nombre de República Democrática Alemana del estado del bloque comunista que existió entre 1949 y 1990.

    Hoy día el carácter democrático de muchos regímenes políticos se reconoce, o no, según los intereses de quien lo valore. De hecho, la democracia basada en votar cada 4 años y esperar a que el partido o partidos ganadores cumplan lo prometido, es algo totalmente anacrónico, pero vigente por el interés de partidos políticos y otras organizaciones. Y no ofrece garantías, de hecho no garantiza nada.

    Por ejemplo, en Estados Unidos y hasta finales del siglo pasado, el votante daba su apoyo a un candidato (o a un partido y por ende a su candidato) en función de los intereses concretos que veía reflejados en el programa electoral, ya que era impensable y muy castigado que se produjera un incumplimiento de lo prometido. Hace tiempo que ya no es así.

    Tampoco se entiende, en Europa, el carácter muy opaco que resulta confusamente democrático de la estructura de la Unión Europea. Por ejemplo, la guerra en Ucrania ha supuesto, está suponiendo y supondrá un coste monumental para sus ciudadanos, por múltiples conceptos: encarecimiento de la energía, aumento desbocado del precio de productos básicos, quiebra de fructíferas relaciones históricas, etc. ¿Quién decidió que, de hecho, la Unión Europea esté en guerra con Rusia? Quienes lo decidieron, partidarios de la guerra, ¿van a sufrir personalmente alguna de las consecuencias de su decisión?

    Otro asunto, pero podríamos citar más, es el tratamiento despreciativo y exterminante de la agricultura y la ganadería en la Unión Europea, que no tiene lógica desde el interés de sus administrados en general, no sólo para agricultores y ganaderos.

    Que lo sepas: las decisiones de Ursula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea) o de Charles Michel (presidente del Consejo Europeo), o de otros, no piensan ni en ti ni en tu futuro. Piensan en estrategias que desconocemos para alcanzar objetivos que realmente ignoramos. Y ni tú ni yo les hemos votado (no recuerdo esas papeletas) ni podemos opinar nada que les vincule a nuestros intereses durante sus años de mandato. Eso sí, tienen capacidad de dar miles y miles de millones de euros para guerras y de aprobar directivas para hundir la estructura agropecuaria europea.

    ¿Eso es democracia? Aquí fallan muchas cosas, creo yo, que deberían cambiar.