Por Gloria Cohen
Inédita, porque es la primera vez que se realiza un evento de este tipo en Sudamérica y en la Argentina. Cabe recordar que el Grupo de los 20 se ha constituido en el principal espacio de deliberación política y económica del mundo.
Se trata de un foro cuyos miembros permanentes son 19 países a los que se suma un representante adicional por la Unión Europea; la instancia más importante del G20 es la cumbre de Jefes de Estado, que acaba de finalizar y que tuvo como escenario a la Ciudad de Buenos Aires.
Por lo tanto, vinieron a nuestra capital líderes mundiales como Donald Trump, Xi Jimping, Vladimir Putin, Angela Merkel, Theresa May, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Recep Erdogan, el príncipe de Arabia Saudita, entre otros; cabe aclarar además que la Argentina es el socio de menor peso económico de este club, sin embargo el gobierno del Presidente Mauricio Macri logró posicionarse para convertir a Buenos Aires en la sede de este importante evento en 2018.
Los principales logros a nivel internacional fueron: un documento final consensuado y firmado por todos los líderes, numerosas reuniones bilaterales entre los distintos países participantes y la firma del acuerdo entre Estados Unidos de América, Canadá y México.
El evento fue inédito también por su prolijidad: no hubo violencia en las calles a pesar que hubo manifestaciones anti G20 estas fueron pacíficas y breves; la Gala en el Teatro Colón fue sumamente cuidada e hizo emocionar a más de uno, especialmente al Presidente Mauricio Macri que lloró en público cuando finalizó.
Es que la Argentina no la estuvo pasando bien en los últimos meses: el alza de la divisa norteamericana -el dólar-, que se toma como referencia en las transacciones comerciales en el país, subió a más del doble en el curso del 2018, con picos mayores durante agosto y septiembre. Hubo otras instancias económicas dramáticas, como recurrir a préstamos millonarios del Fondo Monetario Internacional y la fuertísima suba de las tasas de interés que llegaron hasta el 70 % anual, algo que impide el funcionamiento normal de cualquier economía. La alteración de todas estas variables hizo subir el costo de los alimentos, combustibles, tarifas, transportes, etcétera, y la consecuencia es la caída del poder adquisitivo y la calidad de vida de los ciudadanos de nuestro país (mucha gente cayó por debajo de la línea de pobreza y de indigencia); durante el año hubo momentos de mucha violencia callejera, especialmente cuando se trataron en el Congreso el presupuesto nacional u otras leyes que generaron polémica.
Además, tuvimos la tristeza de haber encontrado al submarino ARA San Juan, justo al cumplirse un año de haberse reportado su desaparición; de más está decir que sus 44 tripulantes están en el fondo del mar y que será muy costoso recuperar sus cuerpos.
Otra frustración fue que los dos equipos más importantes del futbol argentino llegaron a la final de la Copa Libertadores de América: Boca Juniors y River Plate, algo que hubiera llenado de orgullo a cualquier otro país sudamericano aquí se convirtió en decepción.
Debían jugarse dos partidos: el de ida en la cancha de Boca, tuvo que suspender su fecha original por las intensas lluvias que cayeron sobre Buenos Aires y se jugó al día siguiente con un resultado de empate 2 a 2. Una semana antes del G20 debía jugarse el partido definitivo en la cancha de River Plate, pero una falla en la seguridad permitió que el autobús que conducía a los jugadores de Boca Juniors fuera atacado a piedrazos por hinchas de River, lo que determinó graves disturbios y que finalmente el partido no pudiera concretarse. Todavía está pendiente de definición y parecería que se jugará en nuestra querida “madre patria”, en Madrid; seguramente el culebrón futbolero terminará, pero hemos pasado un “papelón mundial” con el Boca- River, que hacía dudar del éxito de este G20.
De más está decir que, muchos porteños tuvimos miedo a lo que pudiera acontecer durante el G20 dados los antecedentes en otras ciudades, como Hamburgo. Pero, vuelvo a recalcar fue inédito aquí, no sólo por ser el primero en su tipo, sino por lo pacífico, por lo cuidado, y por la buena imagen que dimos al mundo.
Esperemos que mostrarnos en la vitrina del mundo nos traiga el rédito de poder exportar nuestras mercancías, es decir que podamos exportar trabajo argentino.
Si, lamentamos que cuando creíamos que Buenos Aires iba a arder, la que ardió fue París y… como en una premonición… por un error de tiempos, Emmanuel Macron y su esposa fueron recibidos al llegar por empleados de seguridad con chaquetas amarillas, en vez de la vicepresidenta argentina.
Nos alegramos que los líderes mundiales hayan podido disfrutar de nuestra hermosa ciudad, más de lo que pudimos hacer nosotros en estos días en los que se restringió la circulación vehicular, los servicios de subterráneos y de trenes: el líder indio hizo yoga en la Rural, Emmanuel Macron recorrió librerías, Angela Merkel cenó carne argentina en una parrilla del barrio de Palermo. Todos pudieron disfrutar de Buenos Aires que, a diario, suele ser la ciudad de la furia.
Por cierto, algo inédito para todos.