Vital para la República Dominicana: Que la palabra “Política” se empiece a escribir con mayúsculas, y sin música


Por Manuel Sogas

Tú que no puedes llévame en brazos.

      Para el experto en derecho constitucional, Eduardo Jorge Prats [[1]], la República Dominicana tiene diferentes cuestiones muy importantes que resolver con Haití, como son la migración irregular, el gasto sanitario que ocasionan pacientes haitianos, el contrabando, tráfico de armas, deforestación.  Ello dentro de un contexto internacional…


Por Manuel Sogas Cotano
Corresponsal del Pollo Urbano en República Dominicana 

…de crisis: guerra de Ucrania, el nuevo cariz que ha tomado el conflicto en Medio Oriente entre Israel y Palestina, junto a la coyuntura política nacional con tres próximos procesos electorales, por lo tanto, es manifiestamente evidente la importancia -vital, añadimos por nuestra parte- que tiene para los dominicanos y los haitianos resolver en sentido positivo todas las cuestiones problemáticas  planteadas entre los dos Estados, y de aquí que el referido experto en derecho constitucional afirme que tales cuestiones no deben tratarse “sobre la base de los vaivenes político-electorales.”, de donde se podría deducir que cualquiera que sea la forma que se adopte para la resolución de esos problemas podría ser cualquier cosa menos simple y sencilla, y que y tampoco será simplemente el producto de las buenas intenciones personales de nadie en particular. Reducir lo complejo a la sencillez y a la simpleza mental es la mejor forma de no resolver nunca el problema en cuestión, sino en todo caso, lo contrario: agrandarlo.

     Vinicio A. Castillo Semán [[2]] achaca sin ninguna sombra de dudas “la crisis generada en las relaciones República Dominicana-Haití por el intento de robo del río Masacre por parte de Haití.” Opinión esta que es compartida por otros muchos, como por ejemplo, la de Rafael Núñez [[3]], al afirmar que “el propósito de Haití ha sido abrogarse derechos territoriales que no le corresponde o, en su defecto, justificar invasiones militares…” (No parece tener fácil comprensión cómo podría ser invadida la República Dominicana por Haití, cuando su ejército se disolvió a mediados de los 90 del siglo pasado). Sin embargo, esta es la opinión que prevalece mayoritariamente en el imaginario social, sin duda influenciada por una serie de perjuicios derivados de lo acontecido históricamente entre estos dos pueblos vecinos, desde la independencia de Haití a esta parte. Acontecimientos históricos que según algunos autores dominicanos como Juan Boch no han sido comprendidos enteramente (Composición social dominicana): “El País aprueba la militarización y cierre de la frontera en aspectos migratorios” [[4]]. Matizando a continuación que: “Salvo la línea política de Leonel Fernández y su partido Fuerza del Pueblo (uno de los mayores partidos políticos de la República Dominicana), el dominicano ha entendido más allá de diferencias políticas y electorales, está el país, y que frente a Haití tenemos que estar unidos monolíticamente.” Otros como José Lois Malkun, sin reparo alguno, van mucho más lejos y no titubean al calificar de “indeseable”, “peligroso” y “antipatriótico” a todos aquellos que “cuestionen las medidas adaptadas por el gobierno dominicano respecto a Haití (…) Ningún político dominicano, sin importar al partido que pertenezca o si tiene intereses económicos en Haití, no debe criticar al gobierno por las medidas adoptadas en la frontera, salvo que prefiera albergar a dos millones de haitianos más a los que ya existen en nuestro territorio. Eso se llama traición” [[5]]. Quizá fuera oportuno recordar en este punto, que en la historia, los más desaforados y nominales patriotas fueron los que más y mayores desgracias acarrearon a las patrias que hacían creer encarnaban en sus propias personas.

   Al calificar de intento de robo  del agua del río Masacre por parte de Haití, el señor Castillo Semán, parece no haber tenido en cuenta el hecho de que el 27 de mayo de 2021, los cancilleres de República Dominicana y Haití, firmaban una declaración conjunta reconociendo “que la obra iniciada en el río Dajabón o Masacre para la  captación de agua NO CONSISTE en un desvío del cauce del río.” [[6]]. Este hecho pone en manifiesta evidencia que al menos desde hace cuatro años y dos meses, el gobierno de Luis Abinader tenía conocimiento delas obras del canal, al tiempo que contradice y desmonta todas las declaraciones del presidente realizadas en los medios de comunicación nacionales, achacando la construcción del canal a una decisión unilateral y arbitraria de las bandas haitianas, empresarios y delincuentes fuera de todo control político.

    Sin embargo, “el gobierno acudió a la medida más drástica para parar la construcción del canal, como fue el cierre de las fronteras marítima, terrestre y aérea el pasado 15 de septiembre. Las fronteras se cerraron el día 15 de octubre desde las 6 de la mañana, dándose las instrucciones pertinentes al Ministerio de Defensa (Ejército, Armada y Fuerza aérea) “para cumplir con esta disposición” declaró el presidente dominicano, Luis Abinader [[7]].

    Medida esta que a juicio de Manolo Pichardo, no sirvió más que para montar un espectáculo militar con carros artillados disparando sus ametralladoras en dirección a la frontera de Haití, en la creencia de “que en la medida que la crispación se acentuara, su liderazgo interno crecería hasta convertirse en el timón indispensable para conducir a la nación por el camino del éxito frente a la inminente amenaza a la soberanía nacional… (.), sin tomar en cuenta el impacto negativos que tendría para los empresarios nacionales [unos 1.600 millones de dólares al año]… (.), por eso su desenfocado proyecto reeleccionista erró  al afirmar ante los medios de comunicación nacionales que la militarización y cierre de la frontera obedecía al propósito de presionar para detener la construcción del canal, mientras que en escenarios internacionales afirmó que estas acciones tenían como fin impedir la entrada de las bandas haitianas al país… (.); la sociedad haitiana se unificó (incluidas bandas enemigas entre sí) en torno a la causa del canal; no han cedido un solo paso mientras el gobierno derrotado ante sus acciones aventureras abre la frontera (mientras los haitianos heridos en su orgullo mantienen sus puertas cerradas) y tendrá que retirar las tropas para no seguir hundiendo económicamente al país ni continuar perdiendo las batallas de imagen en el plano internacional” [[8]].

    Una prueba evidente de lo que podría suponer la presión migratoria haitiana hacia la República Dominicana derivada de la política que está siguiendo el presidente Abinader y su gobierno se puede encontrar ya. Según fuentes oficiales de Nicaragua el viernes (20.10.2023) llegaron al aeropuerto de Managua procedentes de Puerto Príncipe 12 vuelos comerciales y 16 este sábado (21.10.2023), lo que confirma  “continua masiva llegada de haitianos y africanos…”, según el diario nicaragüense La Prensa” [[9]].

    De la misma opinión que Manolo Pichado es Rafael Guillermo Guzmán Fermín [[10]] cuando afirma queel gobierno del presidente Abinader ha mantenido la actual crisis con Haití como el principal tópico de opinión pública, desviando la atención de los dominicanos de los principales problemas sociales que afectan a la nación, como el colapso de los servicios públicos causados por una pésima gestión administrativa y, con ello, lograr réditos políticos, apelando al sentimiento nacionalista generado por la construcción del canal haitiano sobre el río Dajabón, sin que ninguna de las medidas adoptadas por el gobierno hayan tenido el resultado esperado, quedando de lado el objetivo principal, que era la paralización de la construcción del canal.”

Comenzando por donde no se debe empezar: el uso de la fuerza

    Podría suponerse en un acto supremo de benevolencia máxima atribuir todos los desatinos y desaciertos del presidente Abinader y su gobierno respecto de la cuestión que se viene tratando, a errores de cálculo propios de la naturaleza humana, pero como quiera que fuese, lo cierto y verdad  es que todos ellos están muy cerca de autoproclamar la propia incapacidad política para resolver los problemas complejos que aquejan a la República Dominicana, máxime cuando para resolver los problemas fronterizos y de otra índole que se pudieran presentar  entre las dos naciones, sus respectivos gobiernos firmaron el “Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, en el que se establecen los diferentes procedimientos para la resolución de los problemas comunes que se pudieran presentar, excluyendo taxativamente para ello, la guerra y los actos violentos entre las dos naciones, que es precisamente por donde ha comenzado el presidente Abinader y su gobierno.

     El pasado día 2 de octubre el Consejo de Seguridad de la ONU, a solicitud del primer ministro haitiano de hace un año, y sobre un borrador confeccionado por EE.UU. y Ecuador, aprobó una Resolución que permite el despliegue por una año (prorrogable) de una fuerza multinacional de asistencia a la Policía de Haití.

    Sin embargo “El embajador adjunto de EE.UU. ante la ONU Jeffrey de Laurentes, afirmó sin ambages,  que la misión responde a la petición del gobierno como la sociedad civil haitianas para enfrentar en el corto plazo una larga crisis humanitaria y: “fomentar las condiciones de seguridad necesarias para que el país logre la estabilidad a largo plazo” [[11]]. Sin embargo, y a pesar de que el embajador adjunto de EE.UU. en la ONU no menciona ni a la República Dominicana ni a su presidente Abinader: Este último en rueda de prensa antes los medios de comunicación nacionales y respecto a la resolución de la ONU, destacó que gracias a la diplomacia  dominicana “se ha logrado lo que debe ser el principio del fin de la violencia en Haití, que no solo es beneficioso para los haitianos, sino también para República Dominicana.” [[12]]

    Comparadas la declaración del embajador adjunto de EE.UU con la del presidente Abinader hay una pronta conclusión: una de las dos declaraciones (aunque bien podrían ser las dos) no coincide con la verdad, y esto podrís ser grave para la población dominicana porque ambas desde diferentes niveles tienen relación directa con las condiciones de vida de los dominicanos.

    Dicha Resolución de los 15 votos posibles fue aprobada por 13 votos a favor y 2 abstenciones: la de China y Rusia. China basó su abstención en que pretendía una más amplio limitación respecto de la venta de armas frente a la proposición de EE.UU. que la limitaba únicamente a ciertas bandas ya conocidas (¿Y si apareciera en el futuro una nueva banda que lógicamente no es conocida en el presente?), en tanto que Rusia, según su embajador, no se opuso pero sí recordo  que “Haití ya tiene mucha experiencia de interferencia extranjera irresponsable y que esta misión “está autorizando de nuevo el uso de la fuerza sin un preciso entendimiento de los parámetros de la misión.” [[13]]

   “El presidente Luis Abinader dijo que la aprobación de la resolución constituye un “significativo avance para la pacificación de Haití: abogamos por proceso definitivo de desarrollo institucional y económico por los haitianos.” [[14]].

   Sin embargo, Felipe Ciprian [[15]] opina que: “no esperen solución ahora a la triste tragedia de Haití” porque el gobierno dominicano había demostrado sobradamente que carecía de tacto y talento para afrontar ese desafío (…), el gobierno de Luis Abinader y su ministro de Conflictos Exteriores, Roberto Álvarez, no han hecho otra cosa que complicar las relaciones con Haití.” Por su parte el periódico mexicano “La Jornada” califica el mismo hecho de “fórmula para la catástrofe” [[16]].

    Es de hacerse notar que aunque la ONU haya autorizado la fuerza militar de intervención no se trata en realidad de una misión de paz como las que ha habido anteriormente en Haití. La diferencia con las anteriores estriba en que en un determinado momento según las circunstancias que pudieran darse, el Consejo de Seguridad podría autorizar el uso de la fuerza por estar inscrita dentro del Capítulo VII de la Carta de la ONU, que constituyó la base sobre la que se sustentó la operación “Odisea del amanecer” en 2011 dirigida por Francia y apoyada por el Reino Unido, EE.UU y la OTAN contra Gadafi en Libia, cuyas consecuencias fueron el destrozo literal y material del país en el más amplio sentido del término, aparte de causar decenas de miles de víctimas, lo que debería inducir a los políticos dominicanos, con independencia de la postura personal o  política que adopten en relación a la cuestión de Haití, a la renuncia deliberada de cualquier tipo de triunfalismo, personal o político acerca de dicha cuestión, considerando además la experiencia habida en el país vecino con todas las misiones de paz, incluida la última (BINUH), que comenzó en 2019 y concluye el 15 de julio de 2004, teniendo como objetivo “apoyar el proceso político en curso; reforzar las instituciones gubernamentales y las estructuras de un Estado de Derecho y promover y proteger los derechos humanos en Haití” [[17]], cuyos resultados están a la vista y distan mucho de poder ser considerados como positivos.

    Tampoco parece muy alentador el hecho mismo de que la fuerza armada internacional encargada de restablecer el orden sea la de Kenia como elemento fundamental, porque se trata de pacificar y no de otra cosa, y de establecer las condiciones económicas, políticas e ideológicas en las que objetivamente se pueda sustentar la pacificación, y a este respecto organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional ya han mostrado su preocupación, dado que las fuerzas armadas kenianas ya tienen un cargado expediente de “continuo uso ilegal de la fuerza contra las manifestaciones “en su propio país”, al igual que tampoco invitan al optimismo las declaraciones del ministro de Exteriores de Kenia, el señor Mutua, que parece tener la vista puesta más en las nubes celestiales que en la tierra y el presente, que es donde se desarrolla la acción, afirmando  que actúa según la voluntad de Dios al decir que: “Haití miró a su alrededor y dijo: Kenia, por favor ayúdanos. No preguntaron a ningún otro país. Hemos decidido hacer la voluntad de Dios y ayudar a nuestros hermanos y hermanas” [[18]]. El ministro de Exteriores de Kenia en su devocionario y piadoso mirar hacia la altura de los cielos, seguramente no haya podido ver “que el formidable poder militar de Estados Unidos, Canadá y Francia, ni siquiera sueñen con enviar tropas pacificadoras (…),  las potencias coloniales descartan mandar sus hombres a morir  en Delmas, Croix de Bouquets, Petit-Goâve, Jacmel, Jeremie, Les Cayes, Champs de Mars, Limbé, Jean Rabel, Gonaives o Manoa. Entonces buscan mercenarios estatales de Kenia, cuyo gobierno se ofrece a acudir a matar negros como ellos.” [[19]]

 

Lo económico; Lo político; Lo ideológico

    La economía es la base en la que se sustenta cualquier sociedad. Y es desde la economía de cada sociedad de donde surge su política y el sistema de representaciones de todo tipo: sociales, culturales, moral, filosófico, artístico, religioso, etc., imperante en la misma (lo ideológico).

   Estos tres elementos: lo económico, lo político y lo ideológico, aun cuando cada uno de ellos tiene unas leyes propias de funcionamiento interno,  y relativamente independientes, se influyen, condicionan y determinan mutuamente entre sí, actuando como un conjunto unitario e indivisible para configurar a la sociedad tal y como se presenta a los sentidos.

    Como es lógico, al basarse la sociedad en la economía, al considerar cualquier cambio en la sociedad este tiene que ir precedido de un determinado cambio en la economía, al que acompañan  siempre determinados cambios tanto en la política como en la ideológico, de modo que para conocer objetivamente la raíz del problema del que se trate hay que considerar y relacionar entre sí todos y cada uno de los tres elementos mencionados. Y todo lo que no sea seguir este procedimiento de relacionar unos elementos con otros para comprobar cómo se relacionan, condicionan y determinan entre sí todos ellos hasta configurar el hecho estudiado, en el mejor de los casos, no se podrá obtener más que un conocimiento parcial del mismo (por lo general erróneo), y en consecuencia, cualquier postura que se adopte para su solución estará más cerca del fracaso que otra cosa.                                                                                                                   

   Elementos para el análisis de la cuestión que se viene tratando y con las características acabadas de exponer se encuentran en diferentes autores dominicanos que publican en medios de comunicación nacionales. Uno de ellos es Manolo Pichardo, al que ya se ha citado, cuando afirma que el “falso relato –construido por el presidente Abinader y su gobierno- sustentado en un presupuesto publicitario de más de 8 mil millones de peso… (.),  el cierre de la frontera se sumó al espectáculo… (.), que se traducirá en agravamiento de la pobreza, en más hambre y desamparo –para los haitianos- , que llevarán a su vez a una mayor desestabilización del país –Haití- y de esta a una mayor presión migratoria hacia la República Dominicana.” ¿Esta actuación responde efectivamente a los intereses de la población dominicana o a los intereses particulares del presidente Abinader y su gobierno?  La respuesta corresponde darla la población dominicana.

    El segundo de los autores dominicanos mencionados anteriormente líneas más arriba es Felipe Ceprián. Este autor renuncia a exponer la situación actual entre República Dominicana y Haití como una instantánea fotografía, estática, sino que por el contrario, la presenta como la culminación de un proceso histórico que él fecha el día 7 de julio de 2021, día que asesinaron al presidente legítimo de Haití, Jovene Moïse, a manos de “las mafias haitianas –que lo mataron por contrato junto a poderes de Estados Unidos y gatilleros de Colombia-, asumieron el poder… (.) –a partir de entonces-, políticos, pandilleros, delincuentes, empresarios y gánsteres políticos de Estados Unidos, vieron la oportunidad de incrementar el caos en Haití para empujar afuera (República Dominicana) una parte importante de su población… (.), el paso siguiente es convertir el territorio en un paraíso para robar recursos naturales en una sociedad carente de instituciones sólidas… (.) Si las tropas “pacificadoras” llegan a Haití, Henry será el gran ganador por partida doble (Henry fue quien ilegítimamente accedió al poder tras el asesinato de Jovene Moïse): Sigue usurpando el poder que no ganó por voluntad popular y sus enemigos internos –las bandas armadas- se pelearán contra las tropas extranjeras… (.) Viéndose claramente que los magnates estadounidenses quieren un caos total en Haití para pescar oro, tierras raras, cabezas de playa y otros avances, el gobierno de Abinader y Roberto Álvarez sacaron sus últimos recursos de improvisación y tozudez para crearse un enemigo que no tenían.”

     Visto lo que antecede no es difícil imaginar, como ya han hecho algunos, que la hipotética pero posible lucha armada entre las fuerzas “pacificadoras” y las bandas armadas produciría una gran avalancha de emigrantes haitianos que huyendo de la guerra se refugiarían en territorio dominicano que podría ser invadido militarmente por soldados extranjeros enviados por la ONU con el pretexto de la “defensa” de los derechos humanos de los emigrados haitianos. 

    Ante los negros nubarrones que amenazan a la República Dominicana en un futuro más cercano que lejano, apelar a la urgente necesidad de que LA PALABRA POLÍTICA SE EMPIECE A ESCRIBIR CON MAYÚSCULAS, Y SIN MÚSICA, no parece muy descabellado.

* * *

 

[[1]] Jorge Prats afirma que conflicto por río Masacre no debió provocar la pérdida del comercio con Haití. Listín Diario. 22.10.2023.

[[2]] Por un nuevo orden fronterizo. Listín Diario, 16.10.2023.  

[[3]] Haití pretende siempre apropiarse de nuestro territorio. Listín Diario, 17.10.2023.

[[4]] Vinicio A. Castillo Semán. Obra citada.

[[5]] José Lois Malkun. Haití y la campaña política dominicana. Listín Diario, 21 octubre de 2023.

[[6]] Rafael G. Guzmán Fermín. Leonel y su certero análisis sobre el canal haitiano. Listín Diario. 25.10.2023.

[[7]] HOY.com.do. 16.10.2023.

[[8]] Manolo Pichardo. Haití: La derrota política de Abinader. Listín Diario. 14 octubre 2023.  

[[9]] Agencia EFE, 21.10.2023. Listín Diario. 22.10.2023.

[[10]] El canal haitiano: Una crisis controlada con riesgo mal calculado. Listín Diario. 14 octubre 2023.

[[11]] Marcelo Soler Vicens. El Consejo de seguridad de la ONU aprueba nueva fuerza internacional en Haití. Rebelión. 17.10.2023.

[[12]] HOY.com.do. 03.10.2023. 

[[13]] (EFE) Puerto Príncipe. Haití. Listín Diario. 03.10.2023.

[[14]] Redacción. Listín Diario. 03.10.2023.

[[15]] Torpe manejo de las relaciones con Haití. Listín Diario. 18.10.2023.

[[16]] Marcelo Soler Vicens. El Consejo de seguridad de la ONU prueba nueva fuerza internacional en Haití. Rebelión. 17.10.2023.

[[17]] Marcelo Soler Vicens. Obra citada.

[[18]] Listín Diario. 03.10.2023.

[[19]] Felipe Ciprian. Torpe manejo de las relaciones con Haití. Listín Diario. 18.10.2023.

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