¿Negociaciones de Paz?


Por Agustín Gavín

     Se dice con sarcasmo que la paz es el espacio de tiempo que hay entre dos guerras. Para llegar a acuerdos de paz, actores de los conflictos y mediadores, recurren a conversaciones, reuniones y firmas de tratados para poner los puntos finales y evitar que los posibles rescoldos de la hoguera vuelvan a prender. Son importantes los lugares donde se hacen las reuniones y se firman los tratados porque generalmente son elegidos por los mismos enemigos o por sus mediadores.


Agustín Gavin

Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org  

     Los acuerdos de Dayton de 1995, llamados así porque fueron firmados por las tres repúblicas exyugoslavas , Bosnia Herzegovina, lo que quedaba de Yugoslavia, es decir entonces Serbia y Montenegro y Croacia, en una base norteamericana próxima a Ohio. La guerra sumaba más de 100.000 muertos y dos millones de desplazados después de tres años.

     En 1997 iba a haber elecciones en EEUU y las encuestas daban que si la entonces administración Bill Clinton paraba la guerra le beneficiaba electoralmente y así fue, Clinton accedió a su segundo mandato. La puesta en escena y el lugar fue lógicamente impuesto por EEUU y después de mil días se levantó el sitio de Sarajevo. Pero las brasas de la hoguera de la guerra se reactivaron y llegó el bombardeo de Kosovo cuatro años más tarde. La OTAN decidió intervenir ante el comienzo de una limpieza étnica por parte de los radicales serbios en Kosovo bombardeando Serbia y Montenegro. La maquinaria militar aérea, en lugar de fuerzas de interposición como se había hecho hasta entonces en la región, se puso en marcha después de que los enviados de Milosevic, el sátrapa de turno, abandonaran el castillo de Rambouillet, cerca de Paris, donde se estaban llevando a cabo las negociaciones. Unos meses más tarde se filtró en Le Monde y en el País que el motivo del abandono de las negociaciones fue la letra pequeña que se había ocultado a la opinión pública durante ese tiempo y que no era otra que la OTAN podría moverse por lo que quedaba de Yugoslavia sin ningún problema. Milosevic lo consideró un ataque a la soberanía, comenzó un bombardeo, destruyendo objetivos militares y civiles, pero también con efectos colaterales y al poco tiempo de empezar, Milosevic se rendía. Hubo contraprestaciones después, a pocos kilómetros de Pristina, la capital de Kosovo, en agradecimiento les dejaron implantar la mayor base de la OTAN en Europa. La avenida principal de la capital se llama Clinton, el general Clark, jefe del operativo terrestre de la OTAN consiguió buenos negocios para empresas norteamericanas.

   A finales del siglo XIX, también en Paris, se firmó la cesión a EEUU, de Cuba, Filipinas, Puerto Rico y la Isla de Guan. Una guerra de tres meses entre EEUU y España, y la derrota de ésta, había obligado a esos acuerdos.

     El presidente norteamericano William McKinley en 1898 tenía claro que su país tenía que impulsar las relaciones mercantiles internacionales en su país mirando de reojo el canal de Panamá. Necesitaba más ámbito de negocio, incluidos los aranceles. No es de extrañar las alabanzas del actual presidente de EEUU, al legado de este presidente, también republicano, que como Trump, contaba con un gran activo en sus intenciones, el  ciudadano Kane, si, el que retrató Orson Welles en su famosa película: el periodista, empresario y político William Rendolfph Hearst. Trump tiene el activo del ultraliberal Elon Musk. Son paralelismos o analogías de los caprichos de la historia. Uno, un periodista, político y empresario y el otro un halcón de los negocios, el hombre más rico del mundo desempeñando funciones parecidas para la ascensión hasta el infinito del capitalismo nacionalista más excluyente.

    España estaba intentando sofocar militarmente el proceso de independencia en Cuba. EEUU lo seguía tan de cerca que mandó a Cuba el acorazado Maine en el que misteriosamente estalló una bomba mientras se reunían militares españoles y estadounidenses en el cuartel español del puerto. Casi todas las investigaciones posteriores apuntan a un accidente.  El ciudadano Kane, el inventor de la prensa amarilla sacó redito en la opinión pública posicionando al Congreso para la declaración de guerra a España que se rindió en tres meses. Dicen las crónicas que cuando a Mackinley dijeron que en los Tratados de Paris estaban también Filipinas y la isla de Guan fue a buscar un mapa para ver donde estaban. El interés comercial estaba en el Caribe, los otros dos países Cuba y Puerto Rico, a un paso de Panamá.

    En los últimos días, tal como prometió en su campaña electoral, Trump se ha puesto en marcha para acabar la guerra de Ucrania y el primer contacto con Rusia ha tenido lugar en Arabia Saudí, la sucursal de la diplomacia agresiva norteamericana en Oriente Medio.

    Revisando los lugares de los dos últimos siglos para intentar llegar a acuerdos de paz, los ya mencionados de Dayton, Paris o Suiza en la guerra de Siria son países democráticos. Arabia Saudí una dictadura que se permite el lujo de utilizar su consulado en Estambul para torturar y matar al periodista disidente khasohggi, corresponsal del Washington Post, con la comunidad internacional mirando hacia otro lado. Arabia Saudí que se permite secuestrar al presidente del Líbano, Saad Hariri, en un viaje de negocios quitándole el móvil al salir del aeropuerto. Antes se quitaba el pasaporte, los libros de notas, ahora todo está en el móvil y es que Arabia, con permiso del Pentágono, es el gendarme que vigila una franja de países desde el Mar Indico hasta el Atlántico e incluso calla cuando masacran a sus hermanos correligionarios sunís en Gaza. ¿Cuál es el motivo de hacer allí la reunión y que Rusia lo acepte?  Arabia Saudí no es miembro del Tribunal Penal Internacional, por lo que si un día acude Putin a las negociaciones, que está procesado, no puede ser detenido. También debe de estar por medio una de las contraprestaciones que está encima de la mesa como son las tierras raras del Mar Negro. A muchos Kilómetros de allí, el desasosiego debe de ser normal  en China y  en Europa.

   La diplomacia de EEUU no está en manos de orates, como algunos piensan, está en manos de la balanza de pagos y eso también es muy peligroso.

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