Argentina: Siguen las inundaciones y se suman nuevos temas


Por Gloria Cohen

    En las últimas notas estuve comentando una serie de temas recurrentes en Argentina, entre ellos las inundaciones.

   Lamentablemente, este problema se ha profundizado durante nuestro invierno, sigue en la primavera y las pérdidas han sido cuantiosas. Cabe recordar que en la Argentina las estaciones son al revés que en España.

   Según fuentes relevadas por el diario La Nación y la Sociedad Rural Argentina (SRA), las pérdidas en el campo fueron estimadas en: 1.138,5 millones de U$S (equivalente a 20.000 millones de $) en cereales y oleaginosas,  9.300 millones de $ en ganadería por muerte de animales, menor destete de terneros y leche que no se pudo sacar de los tambos, 4.100 millones de $ que se dejaron de recaudar, y el deterioro de infraestructura, aumento de costos de transporte, reparaciones y mayores gastos de combustibles por la falta de transitabilidad en rutas y caminos.

   Estos son sólo fríos números que no reflejan las historias personales de los afectados, sea en las ciudades o en el campo. ¡Demasiadas pérdidas!

   Será por ¿el cambio climático global?, ¿los canales clandestinos que hacen los productores?, ¿porque el gobierno anterior no hizo obras?, ¿por la mala suerte de tanta lluvia que cae?

   Seguramente el tema de preservar a los suelos del anegamiento tiene aquí un tratamiento distinto al de otros países y quizás, hasta indagando en nuestra historia reciente puede haber ejemplos aleccionadores.

   En efecto, en 1981 se sancionó la Ley 22.428 de Conservación del Suelo, que declaraba interés general la acción tendiente a la conservación y recuperación de la capacidad productiva de los suelos y promovía la creación de Distritos de Conservación de Suelos en los que se articulaban acciones privadas y públicas para evitar su deterioro, como inundaciones, erosión hídrica o eólica, entre otras cuestiones.

    Una vez recuperada la democracia en 1983, las autoridades agropecuarias de aquel entonces encontraron en esta ley una excelente herramienta para promover acciones de conservación del suelo. Los productores conformaban los Distritos de Conservación en forma voluntaria, recibían algún incentivo económico, eran asistidos por profesionales idóneos y las Provincias o el Estado podían realizar obras de mayor envergadura a nivel de hidráulica o de caminos, siempre enfocados en el objetivo, es decir que todas las acciones eran realizadas coordinadamente.

    Pero a principios de los años 90, el ex presidente Carlos Menem creó la Secretaría de Ambiente de la Nación a cargo de María Julia Alsogaray y en 1992 la ley 22.428 pasó a depender de este nuevo organismo. No se la derogó, pero nunca más volvió a funcionar pues fue desfinanciada y se la vació de acciones concretas.

   Cabe aclarar que María Julia Alsogaray falleció hace unos pocos días -el 24 de septiembre- a los 74 años. Estaba en prisión domiciliaria por estar condenada en varias causas por corrupción en el ejercicio de las múltiples funciones y cargos que acumuló durante la presidencia de Menem.

   Desde entonces, han pasado los años: las lluvias aumentaron, las napas subieron debido a la gran expansión del cultivo de soja y los algunos productores para sacar el agua de sus campos construyeron canales que se denominaron “clandestinos”, pero son un reflejo de la inacción del Estado en estos últimos 25 años por no efectuarse un manejo a nivel de cuenca, como el previsto en la ley 22.428.

    Funcionó entonces la otra ley, la del “sálvese quien pueda”.

    De la lamentable historia de la 22.428 me enteré el 7 de julio, en la conmemoración del Día de la Conservación del Suelo, en una Jornada en el Congreso de la Nación a la que asistieron profesionales de todo el país.

    En la búsqueda de opciones superadoras para la situación actual, se levantaron algunas voces de los protagonistas de aquella otra época, contando los logros que se obtuvieron con la 22.428 y señalando que aún está vigente, sólo que se la vació de presupuesto y de acciones hace ya demasiados años.

   Luego de tantos años de inacción, las inundaciones avanzaron generando cuantiosas pérdidas de recursos.

Como se expresa en el título, aparecieron nuevos temas

   Preocupa a todos la desaparición del joven Santiago Maldonado durante una protesta mapuche el 1º de agosto es decir, hace ya 2 meses.

    Las hipótesis son diversas: unos dicen que lo mató la Gendarmería y que desde el Gobierno se está encubriendo el crimen y otros sostienen que puede estar oculto en Chile. Sea como sea, está desaparecido.

Mientras todos esperamos que se esclarezca este hecho, cabe tomar nota de la irrupción de la “Cuestión Mapuche” en la agenda argentina.

    Si bien es un tema que data desde hace varios años, la desaparición de Santiago Maldonado ha visibilizado ese conflicto. “Hay mucha tela por cortar” y sin duda la “Cuestión Mapuche” amerita ser tratada en mayor profundidad en una próxima edición de El Pollo Urbano.

    Aunque el gobierno del Presidente Macri está pagando el costo político de la desaparición de Santiago Maldonado, de todas formas se encamina confiado hacia las elecciones legislativas del 22 de octubre, luego que sus candidatos obtuvieron buenos resultados en las elecciones de candidatos – PASO-  del 13 de agosto.

   Se consolidan los mecanismos de crédito a largo plazo para el acceso a la vivienda y fuentes económicas afirman que por fin se está sintiendo una cierta reactivación en el país.

   Veremos qué pasa luego, pero sería deseable que los temas recurrentes negativos lograran algún día superarse mediante los esfuerzos articulados y coordinados de todos los actores intervinientes.

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