Cada minuto cuenta

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Por Don Quiterio

     El cortometraje, un género en sí mismo, es utilizado por los nuevos y jóvenes realizadores como tarjeta de presentación en busca de mayores y más ambiciosos retos.    Pero también constituye un retorno constante de profesionales de solvencia contrastada que encuentran en este formato otra forma de expresión para dar salida a sus planteamientos, experimentales o no.     Los avances tecnológicos, además, han facilitado en los últimos años el acceso de nuevas y pujantes generaciones a la realización cinematográfica, más allá del interminable debate sobre la idoneidad o la oportunidad de los formatos en que se ruede la producción. El corto no es cine marginal. Ahí están los festivales internacionales y nacionales que le dedican su espacio, aunque pequeño, en sus premios. El cortometraje merece la confianza de los exhibidores, que deberían valorar las historias donde cada minuto cuenta.

    Hay que reconocer, sin embargo, que el tratamiento que le dan algunos críticos a los cortometrajes es imperdonable, pues rara vez, salvo honrosas excepciones dentro de la profesión, les conceden el espacio y la atención que toda obra cinematográfica, dure lo que dure, merece. Para llenar el vacío a tanta pieza breve –que no menor- ignorada, desde estas páginas de ‘El pollo urbano’ venimos dedicando, de un tiempo a esta parte, comentarios más o menos extensos a estas creaciones realizadas por animosos realizadores aragoneses. También es cierto que, si muchos de ellos se quejan del poco o nulo eco recibido por parte de la crítica, son numerosos los cortometrajistas, ay, que se sienten ofendidos cuando, desde aquí, les damos caña. Todo lo contrario, claro está, a cuando las reseñas son positivas.

     Sea como fuere, aquí tratamos a todos por igual, se llamen como se llamen los interesados y realicen obras de ficción o documentales, de animación o artísticas. Lo que nos parece atractivo lo decimos y lo que nos parece inocuo también. Sólo faltaba. Esto es, sin medias tintas, porque para nosotros, así somos, cada minuto cuenta, aunque cuente poco. Aprovechamos la ocasión, pues, para hacer un repaso a unos cuantos cortos, mediometrajes o largos, de ficción o documentales, de realizadores aragoneses, o afincados en la comunidad, producidos en los últimos tiempos.

     ‘Un minuto más’, de Ricardo Huerga –que ya nos sorprendiera con ‘Enredados’-, es un excelente trabajo, de conseguida atmósfera, en un acertado tono visual y narrativo, que se pregunta por lo real, por el mundo en que vivimos, por las cosas que afectan a los humanos, por nuestro conocimiento y nuestra acción, por nuestras producciones y por lo que hacemos, por el sentido de las cosas que llenan nuestra existencia, a través de una estudiante de artes –reflexiva, interrogativa, meditativa- que comienza el nuevo trimestre con ilusión y ganas de volver a ver a sus amigos. La protagonista, en efecto, no está al margen de la vida, sino que se nutre de ella y con ella dialoga siempre, pero su día a día se va convirtiendo en un problema porque todas aquellas actividades extraescolares que venía haciendo desde hace muchos años le provocan angustia y estrés al darse cuenta de que no llega a todo. El profesor Huerga, con la colaboración de sus alumnos del instituto Pedro de Luna, fabrica una suerte de ensayo fílmico, bien rodado y de gran sentido cinematográfico. Una historia de silencios. De miradas. De gestos. De puertas que se abren y se cierran. Una adolescente. Unas calles. La soledad de la protagonista. Lo que se dice y, sobre todo, lo que no se dice. Esa estética. Esa elegancia. Esa línea marcada desde sus primeros instantes. Pónganse de pie y aplaudan.

     ‘Hambre’ y ‘Con un sí natural’ son dos piezas del oscense Lorenzo Montull, uno de los cineastas más valiosos del actual panorama audiovisual aragonés. El primer trabajo es un mediometraje documental de carácter social y con tintes humanos que se acerca al médico naturista Ángel Borruel (“Debemos revolvernos, pero pacíficamente, porque la violencia genera mayor violencia y, al final, el que la padece siempre es el de abajo”), que en un momento determinado toma la decisión de realizar una huelga de hambre para intentar ser escuchado, en una historia de mirada inteligente, lúcida, inagotable y reiteradamente brillante. La vida es compromiso y no puede ser algo que se nos viene encima, sino un lugar a donde ir. Si quieren adentrarse en este viaje fascinante, comprometido y de denuncia, no lo duden: este relato les espera. La segunda pieza es un metafórico videoclip sobre un tema musical de Carlos Izaga, rodado en el bosque de Castanesa tras ser arrasado por el fuego. Montull, que ya nos sorprendió con el maravilloso corto ‘Castillos en el aire’, juega ahora con la doble lectura del paisaje quemado y el mensaje de la canción sobre la recuperación tras una relación rota.

     ‘Fuimos mujeres de preso’ (Eva Abad e Irene Abad) es, en efecto, un interesante documento sobre las mujeres de los presos políticos del franquismo, víctimas de la represión de la dictadura, constructoras de redes de solidaridad y protagonistas de una movilización que reivindicaba la amnistía y se oponía al régimen de Franco. Ahora son estas mujeres las que recurren a sus propios recuerdos para reconstruir aquella época que les tocó vivir. Trece testimonios que transmiten las sensaciones, las luchas, los sufrimientos y los logros que su movilización les acarreó.

     ‘Fruteros’ (Carla Abadía) desarrolla una historia a través de cuatro personajes, cada uno de ellos vinculados con una disciplina artística concreta (fotografía, pintura, música y mundo escénico), cuyas vidas se entrelazan. Una reflexión social sobre la crisis y el mundo del arte, y cómo estos artistas tienen que renunciar a sus sueños y se ven obligados a ocupar puestos de trabajo que no les llenan.

     ‘Atrapado’ es un corto de Abdelmajid Agouni, marroquí afincado en Monzón, y va de zombis, enfermedades contagiosas y muertes, una trama con un protagonista (Carlos Espejo) que se enfrenta a un dilema vital. Agouni es autor también de los cortos ‘El extranjero’ y ‘El picado’.

     ‘Bono’ (Ciro Altabás), con los actores Alberto Lozano, Soraya Peña y Guillermo Ortega, es la historia del líder de una banda de homenaje a U2 de Zaragoza que sufre una crisis de angustia antes de salir al escenario. El cineasta zaragozano deja atrás esas comedias amables y cariñosas de antaño (‘Phobia’, ‘DVD’, ‘Made in Japan’, ‘Hobby’, ‘Manuel práctico del amigo imaginario’) y propone un relato amargo, incómodo, que ahonda en los problemas de inmadurez que afectan a algunos teloneros.

     ‘Homópolis’, de Víctor Álvarez, es una pieza animada de ficción científica para adultos, sin concesiones, un mundo inmoral, inhóspito, donde las garras de los personajes metálicos desangran a sus contrarios, dominados por una violencia descarnada. Un explosivo cóctel de marcada tendencia gay.

     ‘Sí, estoy aquí’ (Esther Andrés y Leles Ortiga) es un mediometraje documental que pretende dar a conocer las características del trastorno del espectro autista contado desde el punto de vista de la pedagogía terapéutica, de cómo se trabaja con niños con estas deficiencias y por qué. Cine didáctico porducido por el laboratorio audiovisual de Zaragoza.

     ‘Corazón helado’ y ‘Cuatro veintes’ son dos cortos de Jorge Aparicio. El primero, codirigido por Ferrán Queralt, es como un revolcón de muerte y cuenta la historia de un médico forense, reservado y metódico, que descubre el amor en el cuerpo de una muerta. Original propuesta sobre el poder sin límites del verdadero amor, de la no existencia del amor imposible, a la manera del Berlanga de ‘Tamaño natural’, interpretada por Javier Aranda, Encarni Corrales, Paco Formento, Cristina Olivares, Aitor Fernández o Mercedes García, acompañada de una dramática banda sonora de Jesús Aparicio. Yo creo que el protagonista no ha leído un estudio de la universidad de Groningen que dice que es más difícil que una pareja alcance el orgasmo si tiene los pies fríos. La pulsión sexual es devoradora. El segundo, cuyo título significa ochenta en francés, es la historia de una anciana viuda en el día de su cumpleaños y cuenta sus vivencias personales. Es un relato de la periodista zaragozana residente en Fago Ester Berdor y el personaje central lo interpreta Amelia Ríus, acompañada de Petri Vadillo. Una historia sin hache intercalada.

     ‘Vigilo el camino‘, de Pablo Aragües, es un modesto largometraje que combina el thriller erótico y el terror con sicópata, de ritmo endiablado, pero con muchas carencias y un aire excesivamente forzado. Narra el proceso de captación de una joven pareja por un grupo que vive aislado en una comuna con la que, como es habitual, hay un líder iluminado que les enseña el camino y la verdad de sus adeptos. Esto es, una pareja involucrada en una secta que les mete en una espiral de sexo y drogas. El sexo, en efecto, es un ‘leimotiv’ en la cinta, y uno de los retos interpretativos a los que se ha enfrentado el actor turolense David Sancho.

     ‘Hilarión Gimeno, 18 años de bilingüismo’, de Simón Aranda, trata del concepto de la educación bilingüe en el que se ofrece un recorrido por este tipo de enseñanza, sus prioridades y su anhelos. A través de una realización funcional pero efectiva, que traspasa las líneas del reportaje vulgar y corriente para conferirle un atractivo hilo cinematográfico, el documento da voz a los responsables del centro, a los alumnos que allí estudiaron y ahora hablan un dinámico inglés para defenderse en la sociedad, a los más pequeños, con sus formas de aprendizaje, sus juegos, sus manifestaciones teatrales, de cómo una forma de docencia puede obtener unos resultados totalmente sorprendentes. La cámara del realizador se detiene en el jardín del colegio y hace una bonita metáfora del saber como el crecimiento de un árbol, de cómo lo que en principio es un fino y débil sostén se afianza con el paso del tiempo, hasta formalizar un tronco fuerte y duradero, un compacto cuerpo viviente.

     ‘Mientras somos’, de Jacobo Atienza –que ya realizara ‘Poderes’-, es un corto sobre el recuerdo, la inocencia y la capacidad de protección, en torno a una profesora (Ana Fernández) que encarga a sus alumnos una redacción. A través de uno de estos alumnos, se habla sobre la conducta humana y los contrastes de la vida. El título proviene de una frase de Antonio Machado: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”.

     ‘La talla 38 me aprieta’ y ‘Entreactos’ son dos cortos documentales de Irene Bailo. El primero, envuelto en una composición musical de Antonio Ballestín, está realizado a partir de un taller dirigido por Silvia Olivas e Inma Cáceres sobre opresiones cotidianas por cuestiones relacionadas con la imagen. Veinte mujeres reflexionan sobre esta cuestión y se pone en solfa la moda, la publicidad, los anuncios, la televisión, la gordura, la enfermedad, el trabajo, la vejez, la mirada del otro, la opresión eclesiástica, la represión sexual… El segundo habla de una mujer que, sin saberlo, es una provocadora, una célula extremadamente real en un universo que hace tiempo que perdió el contacto con el mundo. Su deseo es entrar en contacto con otras personas, por escapar de entre las cuatro paredes a las que parecía quererla confinar la suerte.

     ‘El cultivo del tomate’ y ‘Nueve pasos’ son dos trabajos realizados por Pepe Ballarín a la manera del anuncio publicitario. El primero intenta echar una mano a los que desean iniciarse en el huerto familiar, en una especie de pequeño relato didáctico que tiene su continuación en otros productos de la tierra, como la patata, el pepinillo, la borraja o la judía verde. El segundo muestra en solo tres minutos y medio una completa visión de la semana santa oscense, la fiesta y la ciudad, un tema que apasiona a su realizador.

     ‘Ahora, no’ es un corto de buen acabado técnico realizado al alimón por la zaragozana Elia Ballesteros y la londinense Kate Campbell que narra la desaparición de la hija de una presa política en la antigua prisión de Torrero y está interpretado por Gloria Muñoz, Ana Gete, Jorge Doménech, María José Moreno y la pequeña Paula Gavilán. Un tan interesante como discutible relato sobre un coronel, en la Zaragoza de 1977, que celebra su cumpleaños cuando Franco muere y España emprende su caminohacia la democracia bajo la sombra del viejo régimen.

     ‘Bajo el mismo techo’ (Amparo Bella, Belén de Miguel, Marian Royo, Marisa Juan, Pablo Ballarín, Pili Ramírez y Quique Cabezudo) es un mediometraje documental colectivo sobre cuatro maneras diferentes de vivir y compartir bajo el mismo techo, un sonrojo que no equivale a reflexión feminista, cuyo desarrollo se hace interminable por culpa de un trama tediosa y sin interés. Recomiendo encarecidamente este reportaje a todos cuantos estén estudiando cine o hayan empezado a rodar sus primeros cortos, porque es de visión obligada para saber lo que no debe hacer nunca un debutante, por la lección que brinda a la hora de tomar buena nota de cara a no cometer los mismos errores. Para redondear, lo abrupto del montaje y la morosidad gratuita del ritmo nos distancian más que una ristra de ajos.

     ‘El cantante vampiro’, de Antonio Bellido, es una dinámica pieza de humor que homenajea al cine mudo, al género de vampiros y al mundo del rock, de una puesta en escena con una acertada textura y el trabajo como operadores del dúo formado por José Manuel Fandos y Javier Estella.

     ‘Cine en aragonés’ es un trabajo creativo de los alumnos de las escuelas de seis pequeñas localidades del Sobrarbe (Laspuña, Bielsa, Saravillo, Plan, San Juan de Plan y Gistaín) en el que mediante la realización de pequeños cortos audiovisuales de ficción, del que ellos mismos escriben los guiones y realizan todo el proceso creativo, quieren llamar la atención sobre su lengua, su identidad pirenaica y las singularidades de la vida escolar en la montaña aragonesa. Dos alumnas del colegio rural Cinca-Cinqueta, Irene Bardají y Victoria López, y el profesor del centro Javier Vispe, presentaron en el festival Ars Electronica de Linz este proyecto, con el que ganaron un premio.

     ‘Romantik’ (Ignacio Bernal) es un videoclip no del todo desdeñable del tema “Romantik” de “No Truck Truckers”, en donde se entrecruzan los instintos más oscuros, del voyeurismo y el deseo a la perversidad y el dolor.

     ‘El rey de Canfranc’, dirigido al alimón por José Antonio Blanco y Manuel Priede, es un largo documental sobre el miembro de la resistencia francesa Albert Le Lay, jefe de aduanas de ese angosto valle oscense y el hombre que se encargaba de pasar a los refugiados y de llevar documentación secreta a España. Un espía de la resistencia que se ocultaba bajo la normal apariencia del jefe de aduana francesa en esa estación de ferrocarril, punto estratégico de paso de mercancías entre España y Alemania. El documental combina imágenes de archivo, otras de ficción y algunas entrevistas a personajes relacionados con lo sucedido. El resultado es tan interesante como disperso.

     ‘Eden garden’ (Rubén Blanco) es una pieza de videoarte, el primer capítulo para una posible serie que reflexiona en clave de humor sobre la capitalización del hecho artístico, en la que se representa al artista como la gallina de los huevos de oro viviendo en el paraíso del espacio creativo. El creativo pretende evocar el jardín del Edén, una especie de paraíso en el que el autor se sumerge cuando piensa qué es lo que quiere hacer. El concepto se resuelve en una pequeña película de ocho minutos con un paisaje de ficción de tamaño maqueta y una gallina con complementos de estrella del hip hop como protagonista.

     ‘El vagabundo’ y ‘Te escucho’ son dos trabajos de Jorge Blas. El primero es un cuento de ficción científica entre un vagabundo que deambula por las calles pidiendo lismosna y su chica, que nos recuerda la importancia de la fe para conseguir superar los obstáculos. ¿Cuál es la última razón de nuestra fe? El segundo es un relato bien construido, honesto y eficaz, en torno a un hijo que descubre la sorprendente historia de sus padres a través de una llamada telefónica a un misterioso programa radiofónico.

     ‘Esta es mi casa’ es un corto documental dirigido al alimón por José Luis Blasco y Ramón Día, en torno al conflicto permanente entre Palestina e Israel, a través de una mujer que hace su hogar en un sitio donde la demolición de casas palestinas es una estrategia básica en la política de colonización israelí. Ramón Día también codirige el corto ‘Karim, no stop’, junto a Jesús Bosque.

     ‘El sobrino’, de Nacho Blasco, es un corto, con guion de Miguel Ángel Lamata y Nacho Rubio, en torno a un pringao que decide hacerse un chico malo, muy malo, para triunfar en la vida. Con su toque de humor negro, el protagonista es un buen chico, pero no es feliz. Las chicas le dan calabazas y su padrino es un cabronazo. Solo le queda una salida para conseguir que lo quieran: convertirse en uno de ‘los malos’, como su padrino. Lo que no imagina son las consecuencias de semejante osadía.

     ‘¿Cuántos cocodrilos caben en un mes?’, de Paula Blesa, es un corto documental sobre el colegio de educación especial Gloria Fuertes de Andorra y cuenta el proceso de elaboración del calendario en serigrafía que durante veintisiete años se viene realizando en ese centro, bajo la coordinación del profesor de plástica José María Peguero y con la participación del alumnado.

     ‘De fiesta’ y ‘De tarima’ son dos trabajos de Orencio Boix. El primero es una pequeña historia que parte de la imagen de una pancarta colgada en un balcón, en la que el realizador oscense es también responsable de la fotografía, el guion y el montaje. El segundo es un videoclip para la banda oscense ‘Kiev cuando nieva’, nuevo trabajo de Antxon Corcuera y los hermanos Carlos y Javier Aquilué, que gravita entre Dziga Vertov y Jim Jarmusch desde cierta parodia necesaria. La letra menciona hondos tajos en el paisaje, rendijas que se abren al girar una puerta, dobleces perceptivas y cortes en la comunicación. El realizador plasma una sorda tensión que recopila ideas dispersas de la banda, engarzándolas en la línea descrita por un coche cruzando la leve estructura de una pasarela metálica. Las pasajeras del coche actúan como médiums de alguna especie de abstracta y fatal descompensación y termina por tomar una forma emblemática en la zozobra de un puente. Porque cada compañera de viaje tiene una ensoñación, pero el espectador no sabe si es un recuerdo o un deseo. Se juega, pues, con el misterio, el enigma, y con nuevos conceptos como la posibilidad de percibir de una manera estrictamente síquica.

     ‘Asalto a la petrolera’, ‘Sweet España’ y ‘Karim, no stop’ son tres trabajos de Jesús Bosque. El primero es un corto documental sobre los huaoranis, que habitan cerca del río Napo en la Amazonia ecuatoriana, lugar donde llega una compañía petrolera para extraer recursos del subsuelo. El segundo es un mediometraje documental sobre un cubano inmigrante en España, quien, con la ayuda de varios amigos, graba unas cintas de vídeo con el objetivo de enviarlas a su familia para mostrarles cómo vive en España y cómo es la gente de ese país. El tercero, codirigido por Ramón Día, es una especie de mediometraje documental de montaña, ambientado en Pakistán y con una expedición femenina, al modo de una tragicomedia con una renovada manera de contar la historia, los personajes y el desarrollo del tiempo. Bosque y Día acaban de iniciar una nueva etapa en el festival de cine de Huesca. Suerte.

     ‘Mobbing’ y ‘Me quiere, no me quiere’ son dos capítulos de tres minutos cada uno de la serie ‘Supermadre’, realizados por el grupo de adolescentes y de niños de la escuela de cine ‘Un perro andaluz’, dirigida por Leonor Bruna –autora, asimismo, de ‘Pasionaria’, un interesante trabajo de diecisiete minutos situado en los días finales de la dictadura franquista- con el apoyo de José Videgaín y de la actriz Laura Gómez Lacueva. La banda sonora es obra del grupo zaragozano Insolencia. Una atractiva propuesta para iniciar en el audiovisual a los más pequeños.

    ‘La maldición del cocodrilo de Ricla’, realizado por varios investigadores de la universidad de Zaragoza (Miguel Moreno, Jara Parrilla, Eduardo Puértolas y Ester Díaz), es un corto documental que ha sido galardonado con el primer premio en el catorceavo concurso de ciencia en acción en la modalidad científica. A través del audiovisual se puede conocer el proceso realizado para describir el cocodrilo marino más antiguo y mejor preservado de la geografía española.

    ‘Solo los fuertes sobreviven’ es la ópera prima del zaragozano Pablo Cadarso, un corto basado en una historia real del que, además de dirigir, es guionista y protagonista, además de tener un tinte autobiográfico. Es la historia de un chico que se ve envuelto en un mar de confusión tras romper con su pareja y se sumerge en una etapa de autodestrucción de la que, contra todo pronóstico, encontrará la salvación gracias a un vagabundo. La música es del compositor zaragozano Manel Gil-Inglada.

    ‘Plan, 25 años después’ (Antonio Cadierno) es un sugerente documental sobre un grupo de jóvenes solteros de ese pequeño pueblo aragonés que, en 1985, decide solicitar una caravana de mujeres para buscar esposa. Una idea que copian del clásico de William Wellman ‘Caravana de mujeres’ (1951), ese western lleno de acción y con un grupo de personajes realmente entrañable, acerca de un conductor de caravanas contratado por el propietario de un rancho para llevar al oeste a un grupo de mujeres con la intención, en efecto, de poderlas casar con pioneros que están construyendo un pueblo.

    ‘Réquiem por los que van a estudiar’ (José Ángel Calvé, Gonzalo Martín y Eugenio Ciscar) es un documental que reflexiona sobre la situación actual de la educación, a través de entrevistas a personajes destacados y conocidos, unos más y otros menos, pero abarcando todo el panorama de las distintas ideologías en nuestro país. La educación, al fin y al cabo, nunca se tiene que ver como un gasto, sino como una inversión. Un devastador análisis de la realidad académica que vive el país.

    ‘Aragón rodado’, de Vicky Calavia, es un chato e impersonal recorrido por algunos de los rodajes que se efectuaron en esta tierra nuestra, sin ningún tipo de inventiva, un amontonamiento por amontonamiento. Luis Alegre, como busto parlante, va dando entradas a Fernando Trueba, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Antonio Resines o Juan Diego, el único que aporta algo de calor al mamotreto. El resultado final tiene tanto sentido como comer garbanzos en una marisquería.

    ‘El mejor hotel del mundo’ (Carlos Calvo) es la historia de un anciano venerable, interpretado por Segismundo Trévago, que pasa sus últimos días en un gran hotel, como una última celebración cuando todavía le queda alguna fuerza para la alegría, como quien lega una herencia de agradecimiento a la vida, y deja que las camareras y los conserjes, las amas de llaves y los botones, el ‘maître’ y el jefe de cocina, sean su última gran familia. Vivir en el mejor hotel del mundo los últimos días como quien no se rinde, preparado para la muerte recordando que ha tenido mucha suerte, y que también por su modo de irse sea recordado. Y dejar escrito un adiós para que quede constancia de su alegato. Vivir en el mejor hotel del mundo como un último esplendor de inteligencia y elegancia, y morir con un periódico entre las manos. Vivir en el mejor hotel del mundo para dejar en ridículo a la muerte, aunque nos gane.

    ‘Entre dos aguas’, ‘Camino a la inmortalidad’ y ‘Un hospital entre el cielo y la tierra’ son tres trabajos de Javier Calvo. El primero, con los cámaras Javier Estella y José Manuel Fandos, es una honesta y entrañable serie documental que habla de la música como lenguaje universal, como vehículo entre los pueblos del Mediterráneo y los países del Atlántico, y busca transmitir paz y entendimiento a través de unos artistas que tocan sin artificio, con una guitarra y su voz: Alejandro Sanz, Antonio Carmona, Chick Corea, Guinga, Avishai Cohen, Alá Shalaldah… El segundo es una inteligente pieza de divulgación científica en torno a la longevidad, sobre los estudios que actualmente se están realizando, pero, también, con una vertiente un poco filosófica. El último transmite la importancia de los rescates de montaña, algo en lo que Aragón es pionera, y parte de una idea de los doctores José Ramón Morandeiva y María Antonia Nerín. Filmado en el valle oscense de Benasque y en el del Khumbú, en Nepal, cuenta con declaraciones de alpinistas como Juan Oiarzábal, Miguel Ángel Pérez, Carlos Soria o Edurne Pasabán. El relato realiza un discurso sobre la medicina de montaña y ofrece, al mismo tiempo, una visión de la pequeñez del hombre y su relación con esos paisajes.

    ‘Django’, de Santiago Capuz, es un corto que se realiza para promocionar el wéstern del encantador de serpientes Quentin Tarantino, basado en el ‘spaghetti’ del italiano Sergio Corbucci, y en él cuenta cómo un cazarrecompensas enseña al esclavo protagonista a desenfundar. Un homenaje tan divertido como escaso.

     ‘Amar en tiempos revueltos’ es una popular serie televisiva dirigida por el zaragozano Eduardo Casanova, nacido en 1970, que nada tiene que ver con el homónimo actor (y también director del corto ‘Fumando espero’) que salta a la fama por el papel de Fidel en ‘Aída’. Casanova estudia imagen y sonido en el instituto ‘Los enlaces’, se traslada a Madrid para trabajar como operador de cámara en una empresa y se inicia como realizador televisivo para la serie ‘Amar en tiempos revueltos’, un recorrido por la sociedad española desde 1936 hasta 1957 con la taberna ‘La Asturiana’ como nexo de las historias, cuya continuación, ‘Amar es para siempre’, arranca a principios de 1960, una década donde España sufre cambios significativos y de gran crecimiento. Atención, pregunta: ¿por qué las reconstrucciones de época en este tipo de producciones son tan acartonadas, tan limpias, sin una mota de polvo ni un asomo del desgaste que la historia posa sobre sillas, mesas o vestimentas?

    ‘Infraleves’ es una serie de piezas cortas de Emilio Casanova, veterano cineasta que nos habla de distintos personajes de las artes y las letras del ayer que regalaron al mundo creaciones de relevancia, o eso creemos, y, claro está, bulle un precipitado de consecuencias imprevisibles, con las que, acaso, intuyes que debes ponerte de pie, brindar a su salud.

    ‘En el nombre del miedo’ (Miguel Casanova) es el trabajo de un joven estudiante de la escuela de cine de Tarrasa que muestra cómo el miedo se aprovecha de las víctimas y está interpretado por Saúl Blasco, David Sancho, Rufino Ródenas, Jesús Bernal, Alfonso Desentre y Cristina Yáñez. A lo que se ve, existen muchos “casanovas” en el ámbito del audiovisual aragonés, pero pocos enamoran. A este, sin embargo, habrá que seguirle la pista.

    ‘Firme aquí’ y ‘Alba’ son dos trabajos del jaqués Lucas Castán. El primero cuenta la historia de una profesora de literatura jubilada, interpretada por Amelia Ríus, que un día recibe la visita de un promotor inmobiliario (Francisco José Larrea) con una curiosa oferta: a cambio de su firma, podrá cambiar su vida. O, al menos, eso es lo que pone en la nota, sin leer la letra pequeña. Este cortometraje, galardonado en un festival burgalés, cuenta únicamente con dos actores y una localización, y es obra de un alumno de comunicación audiovisual y su equipo, formado por los estudiantes Ignacio Galdo, Héctor Rosmundo, Laura Pilar Lucas y Daniel Vergara. Por su parte, ‘Alba’ es una historia de suspense con más ambición, el lado opuesto de la anterior, sobre un albañil que comete un secuestro y tiene dudas a la hora de dar muerte a su víctima. Si puede o no hacerlo, y qué motivos le llevan a ello, es de lo que trata el corto. El reparto de este relato de secuestro, sótano y persona amordazada esta formado por Ramón Esquinas, José Manuel Seda y Carolina Clemente.

    ‘Trovadores’ (Iván Castell) es un documental que muestra el lado más íntimo y elevado de algunos artistas -músicos y poetas- en Zaragoza. A través de un juego de sombras, de luces y de espacios zaragozanos, el autor de ‘Nave 527’ intenta dar una visión del artista ‘underground’, y decide posar su mirada sobre Rapshusklei, Julio Donoso o Daniel Rabanaque. A destacar los planos aéreos de la ciudad.

    ‘El gran día de los feos’ (Nabil Chabaan y David Tesouro) es la primera serie española concebida para ser vista en tabletas y similares a través de una aplicación. Es un relato futurista sobre un régimen totalitario que se rige por estrictos cánones de belleza. Así, los habitantes que cumplen los requisitos estéticos disfrutan de una vida de lujo. El resto, sin embargo, son perseguidos y exterminados, y, cansados de ocultarse ante los ojos de los demás, planean dar un golpe de estado. Interpretada por Tony Bernetti, Daniel Retuerta, Gustavo Galindo y Emma Hidalgo, esta serie recuerda la narrativa de ‘Mad Max’, de George Miller, o ‘Acción mutante’, de Álex de la Iglesia, y esconde una crítica a los vicios de la sociedad actual, como el materialismo, la superficialidad o la invasión de la intimidad.

    ‘La familia de mi novia’, ‘La soledad del cormorán’ y ‘Bocata de calamares’ son tres trabajos del turolense Guillermo Chapa. El primero es el primer trabajo en solitario de su autor (antes había codirigido junto a Javier Cebrián ‘Muñecos de barro’), una sátira familiar en la que el protagonista se enfrenta a la prueba más dura de su vida: conocer a los padres de su novia. El segundo reflexiona sobre cómo todo se puede recomendar, en cualquier momento y a quien queramos. Si bien vivimos tiempos en los que la publicidad está totalmente integrada en nuestra rutina diaria, el ‘hombre anuncio’, el cormorán del corto, es un antihéroe atrapado en este juego. Es la vida, en fin, de un tipo cualquiera con una hipoteca de un piso que, a pesar de que no tenía poder adquisitivo para comprarlo, acabó adquiríendolo. Es un individuo común, con un trabajo común, hasta que todo lo que esperaba acabe desmoronándose. El tercero narra la pequeña aventura de una pareja de catalanes que viaja en un coche y se ve inmersa en un terrible atasco por el capricho de haber entrado a la capital del estado para comer un típico bocadillo de calamares a la romana. Al parecer, esta pequeña pieza se va a incluir en el filme colectivo ‘Madrid, te odio’, todavía en fase de rodaje, y en el que también se incluirá el capítulo del también turolense Fran Muñoz ‘Hasta pronto’.

    ‘La enfermedad invisible’ (Andrés Chueca) es un corto documental rodado en Teruel y trata de ofrecer información sobre la fibromialgia a través de diferentes puntos de vista, desde el profesional hasta el de los pripios afectados. La fibromialgia es una enfermedad crónica de causa desconocida, caracterizada por dolor muscular y esquelético asociado a puntos específicos. Conlleva aumento de cansancio, problemas de sueño, rigidez o alteración del estado de ánimo. Más dado al sexo femenino, esta patología origina pensamientos distorsionados que se traducen en conductas poco adaptativas y contribuyen a agravar la ansiedad y la depresión.

    ‘Mosquitos, ¿molestia o amenaza?’ es un corto documental realizado por un grupo de investigadores del departamento de patología animal de la facultad de veterinaria: Ignacio de Blas, Héctor Fuertes, Olga Mitjana, Ana Muniesa, Tania Pérez y María Ángeles Ramo. La picadura de un mosquito puede causar algo más que una molestia, pues actúan como vectores de transmisión de enfermedades como la malaria y el dengue, en humanos, o la lengua azul y la peste equina, en animales. Frente a los sistemas tradicionales para controlar poblaciones de adultos mediante insecticidas y repelentes es más efectivo el control de las zonas de cría y tratamiento directo de larvas. De este problema trata el documento.

    ‘Supermateriales’ se interroga sobre cuál será el material que cambiará nuestras vidas en el siglo XXI. Sea cual sea, no aparecerá de la nada, sino del trabajo desarrollado en los laboratorios de investigación. Agustín Camón, del instituto de ciencia de materiales de Aragón; Enrique Guerrero, del servicio de apoyo a la investigación; y Miguel García, profesor de la UZ, recorren distintos centros en busca de ese supermaterial que dé nombre al siglo XXI, en un corto documental que habla de metamateriales, biomateriales y nanomateriales, con especial énfasis en el grafeno.

    ‘Los pies que faltan’ es el título de la última instalación del videoartista serrablés Javier Codesal, en el escaparate del barcelonés museo de arte contemporáneo, donde se puede ver un audiovisual de doce minutos en el que un muchacho narra su trágica experiencia, una víctima más de las minas antipersonas y otros explosivos en los llanos colombianos. Codesal es también autor del documental ‘Sábado legionario’, en torno a los himnos y los desfiles militares, o ‘El monte perdido’, un suerte de recorrido por los ambientes de su infancia. Este videoartista se sirve, para sus creaciones, tanto del cine como de la fotografía, el vídeo y la poesía.

    ‘Deuda de favores’ y ‘La música de Emile’ son dos trabajos relacionados con la tercera edad del zaragozano David Colón, profesor de contenidos audiovisuales y que forma parte de la escuela de cine ‘Un perro andaluz’. Unas historias de cómo les cuesta a los mayores adaptarse a los tiempos modernos.

    ‘Refugios’ es el primer largometraje del zaragozano Alejandro Cortés, una historia interpretada por Nacho Rubio, Salomé Jiménez, Raúl Sanz, Luisa Gavasa, María José Moreno, Gabriel Latorre, Jorge Asín y Chema Mazo, entre otros, sobre la relación de dos hermanos y un amigo de ambos desde la infancia. A caballo entre Aragón y Argentina discurre la trayectoria vital y profesional de este cineasta, autor de los cortos ‘Axier’, ‘La casa del nono’ y ‘Animales enjaulados’.

    ‘Contigo’ (José Ángel Delgado) es un honesto trabajo de contenido social realizado para la asociación aragonesa de cáncer genital y de mama, basado en un relato de Iván Ayala y Ángela Bergua.

    ‘Memorias de una mirada’ y ‘Ainielle’ son dos trabajos de Eduardo de la Cruz, madrileño con casa en Broto, especializado en temas aragoneses (‘Sobrepuerto, los caminos del silencio’, ‘Ara, el último río salvaje’). El primer trabajo, que guarda muchas similitudes con el Emilio Casanova de ‘Pirineo revelado, es un recorrido por la figura de Ricardo Compairé, el fotógrafo del Alto Aragón que plasma con su cámara lugares y tradiciones, siempre con un sentido plástico de la obra. El segundo trabajo está basado en la novela de Julio Llamazares ‘La lluvia amarilla’, el relato de una forma de vida, de los mitos y vivencias del Pirineo, la crónica de un mundo que agoniza. El documental incorpora, además del testimonio del novelista, imágenes y fotografías de cuando el pueblo estaba habitado, y la cámara recorre un paisaje espectacular, casi onírico, en un helicóptero. Una historia sobre el abandono de las aldeas, la caída de las hojas en otoño, la soledad de los caminos, el paso del tiempo que destruye los sueños y las ilusiones.

    ‘¿Qué ves?’ (Concepción del Río), a la manera de Antonioni, es un extraño y adusto corto sobre tres historias de soledad marcadas por el tiempo de la espera, interpretado por Emilio Gastón y Néstor Armas. La realizadora, autora también del guion, formula una y otra vez su visión hacia lo que ya se ha ido y no volverá. ¿Y si la muerte tuviese prórroga? Una meditación sobre el paso del tiempo y una interrogación nada alentadora sobre la propia existencia. De tal poso desesperado, o por lo menos nada sereno, ni siquiera deja la cineasta que se libren los jóvenes.

    ‘Prioridades’ (Sergio del Ruste y Paco Cabezas) es el ganador del primer concurso de guiones “cinemascomics”, obra de Sergio del Ruste. Este concurso de guiones da la posibilidad al ganador de codirigir su proyecto junto al realizador y guionista Paco Cabezas, responsable de ‘Carne de neón’. El cortometraje se ha rodado en Zaragoza y lo protagoniza el niño de cuatro años Miguel Royo.

    ‘El hijoputa’ (Adrián Domínguez) tiene un componente similar al cuento, al relato, en una comedia interpretada por Javier Gutiérrez que retrata una gran empresa. El realizador se inicia en televisión y es ayudante de Paula Ortiz en ‘De tu ventana a la mía’. Poca cosa.

    ‘¡Qué pelo más guay!’, de Borja Echeverría, es un largometraje de humor loco, un cóctel de registros, a través de la historia de dos gánsteres de medio pelo que no deja lugar a la seriedad. Los protagonistas llegan a una peluquería abandonada para entregar una maleta de droga. Una incursión en el baño es el punto de partida para un viaje en el tiempo hilarante a la década de 1970.

    ‘Café Niké’, de Nacho Escuín, es un documental que intenta revivir en la pantalla la poesía y el espíritu creativo de ese local zaragozano del título, en plena época franquista, que recogió durante años en sus tertulias a grupos de intelectuales, desocupados y borrachos. Dos de los últimos contertulios, Fernando Ferreró y Emilio Gastón, ofrecen su visión, una mirada que la amplían Antón Castro, Fernando Sanmartín, José Luis Melero o Julio José Ordovás. Pero la valoración final es nostálgica, mitificadora, hagiográfica.

    ‘Una mujer sin sombra’, del calandino Javier Espada, con guion del oscense José Alberto Andrés, es un mediocre documental, en exceso academicista y sin profundizar en ninguno de sus aspectos, producido por Luis Miñarro, en el que Asunción Balaguer –actriz que ya trabaja con el mismo realizador en el corto ‘Residencia El Milagro’- desgrana sus recuerdos al lado de su marido, Francisco Rabal, pero también su relación con Picasso, Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández o Buñuel. Precisamente, Espada prepara ahora otro documental sobre el rodaje de la película de Buñuel ‘Nazarín’. Sí, tras los pasos del padre Nazario. Suerte y enhorabuena.

    ‘¡Al quinto!’, ‘Reveal’ y ‘This time we will fall in love’ son tres trabajos de Ignacio Estaregui, que actualmente está rodando el largometraje ‘Just&cia’, una ‘road movie’ sobre dos justicieros. El primero trabajo, a la manera de los seriales de situación, es una irregular comedia dedicada a todas las abuelas del mundo que se apoya en una protagonista (Amelia Ríus) secuestrada, unos bomberos rescatadores y unos búlgaros negros, y cuenta con una atractiva fotografía de Beltrán García, quien parece someter su paleta al estallido de colores y los impregna de unos deliciosos pasteles cromáticos a lo Vincent Minnelli o Stanley Donen. El director, que nos ha salido cinéfilo, maneja los personajes en una clave que está entre la parodia y el grotesco, y se deja llevar tanto por el histrionismo positivo como del propio texto y su trama, pero sin acotarlo, sin situarlo en un parámetro de coherencia estética que lo ennoblezca, menos suelto, más complejo y artístico. Y lo cierto es que, en algunas escenas, se apunta esa posibilidad, que se rompe al instante, quizá siguiendo un mismo impulso, lo más inmediato. El segundo es un homenaje abierto y explícito a los cineastas Antonioni, Coppola y De Palma, con un protagonista que obliga al futuro a volver otra vez, en una interesante parábola sobre el control del destino por parte del individuo, aunque no se ajuste del todo al estereotipo. La tercera pieza es un videoclip sobre un tema del amor y sus bondades de la banda zaragozana de country rock ‘The patinettes’, compuesta por Alberto Matías (guitarra y voz), Javier Giménez (bajo y voz), Patricia Destoky (voz y guitarra) y Luisma Gracia (batería).

    ‘Naturaleza muerta’, de José Manuel Fandos y Javier Estella, es un ensayo fílmico de silencios y conversaciones, de revelaciones y misterios, pura virtud de fondo y forma, cercano a los universos de un Erice, un Guerín o un Rosales, un poderoso ejercicio de estilo que nos introduce en la personalidad íntima del pintor Eduardo Laborda, uno de los más destacados representantes del realismo español contemporáneo, a través del encargo de un amigo para ejecutar un cuadro sobre Belchite. Pura esencia cinematográfica.

    ‘Amatar’, de Miguel Ferrer, es una suerte de broma o parodia de las invasiones cinematográficas, donde una especie de caracoles arrasa la comarca del Matarraña, en un juego somardón y decididamente cutre, que hace pensar en el realizador como en el Ed Wood turolense. Que se abstengan, pues, los puristas.

    ‘Los últimos soldados de la república’ (Borja Franco) es una historia sobre el guerrillero antifranquista Martín Arnal, centrada en sus avatares como guía en el Sobrarbe, que el realizador hace revivir en primera persona y cuyo rodaje tiene lugar en espacios naturales como Laspuña y Badaín. Debut del cineasta.

    ‘El llanto’ (Saúl Gállego) es un clásico relato de suspense y terror, con todos los lugares comunes propios del género, inspirado en la célebre serie televisiva de Chicho Ibáñez Serrador ‘Historias para no dormir’, sobre un atormentado individuo que vive solo en un hotel de su propiedad donde desapareció su familia tiempo atrás. Un trabajo realizado con empeño, pero el empeño no es siempre logro.

    ‘Acostúmbrate’ (Martín García) es una mediocrísima historia en torno a una profesora de ciencias químicas que se derrumba cuando le dicen que su marido sale con otra. El corto no será bueno, pero al menos los actores –atención al chiste- tienen química.

    ‘La tienda’ es un buen videoclip realizado por Santiago García para la ejeana banda de rock Tako, rodado en un comercio del pasaje el Ciclón. Aquí, en Aragón, este género cinematográfico se sabe hacer bien, como demuestran los cineastas Ignacio Bernal, Emilio Larruga, Orencio Box, Pablo Aragüés, José Ángel Delgado…

    ‘Fenómenos’ es una serie televisiva del zaragozano Nacho García Velilla ambientada en un estrafalario espacio de radio sobre sucesos extraños donde se cruzan las vidas de unos personajes tan paranormales como las historias de las que hablan en su programa. Disparatada y extravagante, la serie se ríe de la parasicología y tiene mucho de ‘Aída’ y ‘Siete vidas’, y con su abundancia de chistes, tópicos y exageraciones toscas, pero siempre con un toque políticamente incorrecto.

    ‘Playmobil Park’, de David Gargallo e Iván Tello –alumnos de la fundación CPA Salduie-, es una pieza de videominuto de cierto valor por la originalidad en el relato, la dificultad en el proceso de creación, la capacidad de recreación de la película homenajeada y el resultado final.

    ‘Versos viajeros’, de Ignacio Garralaga y Manuel Avellanas, muestra el nacimiento del movimiento hip hop en la capital aragonesa a finales de la década de 1980, los artistas más relevantes y su situación actual, para fijar paralelamente su atención en su situación en la marroquí Casablanca como movimiento juvenil y contracultural en la década de 1990. Artistas como Rapsusklei, Don Bigg, Lechowski, Sisimo o Violadores del verso son algunas de las figuras que ofrecen su testimonio en este proyecto, que compara la evolución de esta cultura en esas ciudades de España y Marruecos. El rap surge en África, tiene su nacimiento oficial en Estados Unidos y ahora está regresando a sus orígenes africanos. Un camino que recorren los protagonistas de este corto documental, en un continuo ir y venir, para dialogar sobre la inspiración, la familia, los valores del rap o el conflicto que se da muchas veces entre el personaje y la persona que ellos son a la hora de componer.

    ‘El rojo de las cerezas’ (Emilio Garrido) es un interesante documental sobre la figura de Lise London, dirigente comunista francesa de origen aragonés y parte importante de las brigadas internacionales que combatieron el fascismo en España durante la guerra civil.

    ‘Brassica oleracea vars: Vividis’ (Tana Garrido) es una reflexión de esta autora turolense sobre el modo en que se comporta nuestra sociedad contemporánea. La ciudad, como símbolo de decadencia, contrasta con la pureza primigenia de una hortaliza. A través de esta metáfora, el título no es otra cosa que el nombre científico de una especie de col. Entre col y col, ya lo dice el refrán, caracol.

    ‘Aragón Mudéjar’ (Jorge Gastón) es un documental de dibujos animados interpretado por los brichus, esos seres llegados de un mundo paralelo y que sienten una gran curiosidad por todo lo aragonés, quienes descubren el arte mudéjar de Teruel y su provincia (Torralba de Ribota, Tobed, Muniesa, Morata de Jiloca, Montalbán, Maluenda, Híjar, Crivillén, Cervera de la Cañada, Calatayud, Báguena y Albalate del arzobispo). El guion es de Esteban Collado y la música corre a cargo de Sergio Marqueta y Alberto Vilella.

    ‘All my loving’ (Kim Gázquez) es una sugestiva historia sobre el abuso psicológico y el lado oscuro de las relaciones de pareja, el rechazo y los insultos, la incomprensión y la vergüenza, los maltratos y las disculpas, las recriminaciones y la violencia, el rencor y las burlas, la falta de libertad y los sueños rotos, con un hiriente ruido de fondo, un final mantenido y ciertos hallazgos narrativos.

    ‘Cuatro preguntas sobre Pura’ y ‘Silencio’ son dos discretos trabajos del oscense Tomás Generelo. El primero versa sobre las dificultades, dudas e incertidumbres, y el segundo aborda la relación entre una hija y sus padres cuando la chica ingresa en el hospital tras una noche de fiesta. La duda, en cualquier caso, resulta un estadio ineludible en el complejo peregrinar hacia cualquier certeza. Pero, cuidado, cuando la soga aprieta y el oxígeno apenas logra hacer fluir la sangre hacia los puntos vitales del organismo, la duda puede llegar a convertirse en letal. Y si algo no admite duda alguna es que estos trabajos se enfrentan con demasiados titubeos y vacilaciones.

    ‘Entre cartones’ es el primer cortometraje del actor zaragozano José Luis Gil (‘Aquí no hay quien viva’, ‘La que se avecina’), en el que también interpreta a un hombre al que las deudas conducen a vivir en la calle, pero conocerá a una mujer (Carolina Noriega) con la que compartirá un destino común. Se trata de una historia sobre la amistad, sencilla, acaso demasiado simple, y el autor no profundiza en los temas de la trama. Un corto demasiado obvio y más voluntarista que conseguido. La banda sonora pertenece a Mauro Muñiz.

    ‘Ninguana’ (Eduardo Giménez y Alejandro Coradeghini) es un meritorio mediometraje documental grabado en el foro social internacional celebrado en Dakar, cuyo argumento reflexiona sobre el sistema actual de fronteras entre países, y cómo este modelo relativamente temprano está configurando la situación política.

    ‘Bailar al son’, de Rosa Gimeno, nos habla del paso del tiempo, del azar de la memoria, en un acertado poema visual, hermoso y delicado, que juega con la tirada de unos dados, la corriente de un río, una mujer en la habitación, las olas de un mar embravecido y una textura de ensueño.

    ‘Kpru-Cita roja’ (Tomás Gimeno) es una original videocreación de tres minutos sobre el cuento de ‘Caperucita roja’ de los hermanos Grimm y narrado por las bocas de una niña, una mujer y un hombre trasvestido.

    ‘Bicentenario de la liberación de Zaragoza’ (Chechu Gómez) es un relato de la experiencia que vivió Aragón y Zaragoza, desde los Sitios hasta el momento de la liberación, con el epílogo de la llegada de Fernando VII a Zaragoza. Contiene entrevistas a especialistas mezcladas con recreaciones de los contenidos. Todo sin mucha sustancia.

    ‘Naranjas y media’ (Sala Gracia) es una discreta comedia romántica con toques de drama sobre el azar, las relaciones de pareja y la espontaneidad de los encuentros. Falta garra y sobran demasiados lugares comunues.

    ‘Cosetas d’adentro’ es el debut como realizadora de María Dolores Gracia Sendra sobre un cuento propio premiado en 2009 en el concurso de relatos y poemas de Graus. Escrito y hablado en ribagorzano, este corto subraya la marginación secular del mundo rural. “La película”, afirma nuestro colega Agustín Sánchez Vidal, “dista de ser algo meramente localista. La vida de esas aldeas ribagorzanas en los años cincuenta podría valer para todo un universo cultural ya sentenciado. La fascinación que despierta se debe a la autenticidad con que su autora ha sabido plasmar unas vivencias tan personales. Deriva de la triste consciencia de ser los últimos capaces de rendir testimonio de ese mundo, apelando a la propia memoria o interpelando a la de los supervivientes. Al final, la hermosa historia que cuenta no solo trata del ocaso de un modo de vida milenario. Revela algo tan importante como la sensibilidad y talento de María Dolores Gracia para asumirlo desde dentro, otorgarle vuelo y convertirla en algo universal”.

    ‘Cámping’ (Pilar Gutiérrez) es una visión sin dramatismos de la actual crisis para tratar otros temas sociales como la soledad, el abandono de los mayores o cómo las mujeres se adaptan a esta realidad, a través de la historia de una familia que se ve obligada a adelantar las vacaciones estivales a febrero ante el desahucio de su casa y la situación de desempleo en la que vive. El lugar elegido será un camping de Zaragoza que servirá de escenario para mostrar sus reflexiones y preocupaciones ante un futuro nada consistente.

    ‘El pez’ (José Manuel Herraiz) es una sátira política cuya acción se localiza en un pequeño pueblo de la sierra de Guara, durante la celebración de una elecciones municipales. El director zaragozano se alza con este corto con el premio del público del festival de cine rural de Fuencaliente, en Ciudad Real.

    ‘Vamos, bonita’ (Lorena Hernández) es una poética y sutil historia de una mujer que vive en un pequeño pueblo, atrapada en un micromundo que la asfixia, interpretada con soltura por Alicia Rubio en un personaje que apenas tiene diálogo y lo cuenta todo con miradas y gestos. Esta realizadora ha trabajado como auxiliar de dirección en ‘Ojos que no ven’, de Natalia Mateo, en ‘Baztan’, de Iñaki Elizalde, y en ‘Urteberrion amona’, de Telmo Esnal.

    ‘Rompiendo barreras’ y ‘Flashback’ son dos trabajos del profesor de literatura Manuel Hernández y sus alumnos del instituto Pedro de Luna, y nos hablan del amor, de la presión, de la soledad, de las despedidas, de la pasión, de los besos, de los recuerdos, del vértigo de volver a sentir. Dos pequeños relatos de relaciones afectivas, de revelaciones temporales, de encuentros y desencuentros, de hechos silenciados, de besos y miradas, de abrazos y despedidas.

    ‘Agustín Sanz, el arquitecto fiel’, de José Manuel Herráinz, es un documental sobre ese arquitecto zaragozano del siglo dieciocho, el más importante e influyente de la ilustración aragonesa, y se recrea históricamente su peculiar vida, a través de la concienzuda investigación llevada a cabo por el especialiasta Javier Martínez Molina. El reparto está encabezado por el zaragozano Enrique Úbeda y en el mismo han participado numerosos vecinos de La Iglesuela del Cid.

    ‘El boxeador Perico Fernández’, de Raúl Herrero, habla del mítico protagonista, un juguete roto, un ídolo caído, quien narra en primera persona los acontecimientos que marcaron su vida deportiva mediante numerosas anécdotas, acompañado por algunos compañeros y amigos, periodistas y familiares. ¿No hay acaso heridas que solo duelen con motivo del esfuerzo de curarlas?

     ‘Sucumbíos, tierra sin mal’, ‘Yasuní, el buen vivir’ y ‘El caso Sarayaku’ son tres documentos sobre la Amazonía ecuatoriana en los que el realizador Arturo Hortas nos propone un modo de vida sostenible y respetuoso con la naturaleza y nos habla de la problemática de la reserva de la biosfera y de la defensa de los derechos indígenas. Unos trabajos honestos, comprometidos, narrativamente eficaces, en los que se establece una lucha por los derechos humanos, que se libra día a día y donde no caben treguas.

    ‘El mal viaje de Daisy’ es otro trabajo de Arturo Hortas, esta vez codirigido por Judith Prat, y recorre la dura experiencia de una joven que cumplió cuatro años de condena por realizar un viaje como mula con cocaína desde la República Dominicana. Hoy, con veintiocho años, ha rehecho completamente su vida en la capital aragonesa. Hortas acaba de empezar a trabajar en Ecuador como corresponsal de la televisión estatal en la provincia de Pastaza, en la región amazónica.

     ‘El tiempo en la maleta’ y ‘Teruel, ciudad de frontera’ son dos documentales del veterano cineasta turolense José Miguel Iranzo, honestos, biográficos, de raíces, muy bien realizados. El primero aborda el fenómeno migratorio que vivió la localidad de Villarquemado en la década de 1960. El segundo, con guion del historiador turolense Fernando Burillo, aúna lo didáctico y el entretenimiento y, más que un trabajo de investigación, es una suerte de recopilación y de resumen que repasa la historia de la ciudad de los amantes desde el momento de su fundación, en la segunda mitad del siglo doce, hasta el fin de la guerra civil española.

    ‘Lugares vividos’ (Marta Javierre) es un cortometraje documental realizado expresamente para un programa cultural europeo, en el que se involucran tres artistas distintos de tres ciudades (Huesca, Tournefeuille y Olot) para explorar la memoria de los paisajes urbanos más transitados por sus habitantes.

    ‘Aragón 1892-2012, treinta años de autonomía’ (Javier Jiménez) es una oportunidad perdida para profundizar en un tema tan apasionante como el de las autonomías. Todo se queda en la superficie, un repaso a la historia reciente de la autonomía aragonesa y de cómo se gestó en esta comunidad tras el final de la dictadura.

    ‘Trébago, la rueda de la fortuna’, de Eduardo Laborda, nos introduce en un oficio perdido, el oficio de los moleros, a la manera de Eugenio Monesma, pero con un mejor acabado cinematográfico, pura esencia. Se trata de un trabajo realizado expresamente para el centro de canteras molineras del pueblo soriano de Trébago, en cuyo término se encuentran varias canteras donde se extraían ruedas de molino desde la época celtibérica hasta mediados del siglo diecinueve. El inicio es digno de los filmes de Werner Herzog.

    ‘La granja’, de Ignacio Lasierra, es una claustrofóbica historia de estética cáustica que está más lograda en sus intenciones que en su fondo y su forma, excesivamente deudora del convencional cine de terror hollywoodenco: víctimas inocentes, oscuridad, luces de linterna, sangre, sustos, chillona banda sonora… Lasierra es también autor del corto ‘Salomón’, una historia sobre la diferencia entre las culturas y los modos de vida, en torno a un inmigrante subsahariano que ha llegado hace poco a un pequeño pueblo aragonés para trabajar en una explotación agrícola.

    ‘Una transición en femenino’ es un pequeño trabajo documental realizado por José Luis Ledesma, Sandra Blasco, Elena Masarah y Koldo Sebastián, un grupo de historiadores de la universidad de Zaragoza que propone un viaje a las décadas de 1970 y 1980 para mostrar la lucha que muchas mujeres llevaron a cabo durante la transición. La historia se nutre de la información “descubierta” a partir de la catalogación de un fondo documental de carteles de la asociación cultural ‘Liberazion’. A través de la voz de dos feminsitas zaragozanas y de diferentes expertos, se reflexiona sobre la realidad social y política específica que vivían y por la que lucharon las mujeres.

    ‘Érase una vez el amor’ (Enrique León) es un relato, a la manera de los de Armando Serrano, en torno a un escritor cincuentón (Pablo Viña) que siempre, desde la infancia, ha estado enamorado de la misma mujer (la aragonesa Nuria Herreros), y escribe un último libro donde revela todo aquello que nunca se atrevió a contar en persona. Un libro, naturalmente, que ella lee, y le conmueve, y le ofrece al autor veinticuatro horas para estar juntos, aunque esté casada y eso. Todo con mucha moralina. O sea, que diría Francisco Umbral.

    ‘¿Te suena?’ (Alberto Librado) es una serie musical que tiene una vocación etnográfica e historicista. Trata sobre esas canciones que siempre tenemos en la cabeza, pero en muchos casos no sabemos quién las canta ni de dónde vienen, como ‘Sierra de luna’, de Francisco de Val, o ‘La danza de las espadas’, que se ha convertido en el símbolo de Huesca. No faltan clásicos como ‘El canto a la libertad’ de Labordeta, ‘No te olvides la toalla’ de Puturrú o ‘Entre dos tierras’ de Héroes del silencio. El documento habla con ciudadanos anónimos, también con los protagonistas de las canciones y, al final, se nos desvela su estructura musical a cargo de Miguel Ángel Remiro.

    ‘Liberación o muerte’, de Yolanda Liesa, con la colaboración del profesor de derecho de la universidad de Zaragoza y experto en Latinoamérica Francisco Palacios, es un documental que recorre la vida y espacios de tres sacerdotes aragoneses (Manuel Pérez, Domingo Laín y José Jiménez) que tomaron las armas en la década de 1960, comandaron la guerrilla y murieron en Colombia luchando contra la opresión. Es un documento biográfico que plantea muchos interrogantes de carácter político y social, a través de testimonios de las personas más cercanas tanto en Aragón como en Colombia. El trabajo cuenta con la música de Jesús López y la colaboración de Pepe Vázquez, y sirve para reivindicar la memoria de estos tres curas, para hacer justicia. Al documental se le echa en falta más fuerza política, pero, en definitiva, apuesta por ofrecer datos para que la gente extraiga sus propias lecturas. Para que sepamos por qué esos tres aragoneses hacen lo que hacen.

    ‘Alas rojas’, de Miguel Lobera, es un documental basado en el libro homónimo de Salvador Trallero que toma el título del apelativo de la aviación republicana durante la guerra civil española y se trata de un nombre que nació en Sariñena, porque allí estaba el frente. Una historia realmente bien filmada, que pretende narrar de forma sencilla acontecimientos muy complejos con el deseo exclusivo de que el espectador pueda acercarse a unos hechos acaecidos en el verano de 1936, el inicio de un conflicto bélico cuyas cicatrices marcarán el siglo veinte. Este documental histórico versa, en efecto, sobre la historia de la aviación durante la guerra civil española partiendo desde un lugar muy concreto: el aeródromo de Sariñena, en los Monegros. El sueño de volar es una de las últimas quimeras de la humanidad. Sariñena ve construir el mayor aeródromo del frente en apenas dos meses. Usado primero por republicanos y después por nacionales, desde sus pista despegaron los últimos aparatos de la primera guerra mundial y los primeros de la segunda.

    ‘Infectados’ (Jorge López y Virginia Domínguez) es una historia de terror, tan convencional como vistosa (y viscosa). Nada nuevo bajo el sol.

    ‘Zaragoza, ciudad sitiada’ y ‘Ecce homo’ son dos trabajos de Pablo Lozano. El primero es un mediometraje documental que describe los momentos trascendentales y los hechos militares principales de los dos Sitios de Zaragoza, pero también las historias personales de sus protagonistas. Así, se pone rostro humano a la tragedia de la guerra y se ayuda a comprender al espectador el dramatismo de aquellos momentos. El segundo habla de la restauración fallida en la pintura de una iglesia de Borja, que acabó en chapuza, una noticia que podría haberse limitado a ser una simple anécdota pero que se convierte en una historia que traspasa fronteras y que llega a todos lo rincones del mundo. La responsable del desaguisado es la octogenaria Cecilia Giménez, con un talento innegable para dejarnos con la boca abierta. Con sus pinceles, su intención era restaurar la obra de su paisano Elías García Martínez en el santuario de la Misericordia, pero entre brochazo y brochazo, zas y zas, lo dejó hecho un cristo. En su tierra la defienden a capa y espada, y es que ha puesto al pueblo de Borja en el mapa. Y eso merece más de un brindis.

    ‘Réquiem nuclear’ y ‘Poetas del cierzo y el Ebro’ son dos trabajos de Sonia Llera. El primero, con guion de la propia directora, Mario Gaviria y Pedro Piñeiro, y música del compositor aragonés Gabriel Sopeña, es la crónica de un viaje que relata la historia de la energía nuclear en nuestro país a través de las experiencias y reflexiones de los primeros activistas antinucleares. Es también un recorrido humano y sentimental por el río Ebro, que vertebra la identidad de los territorios que atraviesa y de sus gentes, y en cuyas orillas y desembocadura se alzan obsoletas y amenazantes las centrales de Garoña, Ascó o Vandellós. Un documental comprometido y de denuncia,  que apuesta por las energías renovables que son el futuro. Y el agua. Y el sol. Y el viento. El segundo trabajo es otro documental que narra la historia de los últimos cincuenta años en la vida de Zaragoza a través de tres generaciones de poetas (Emilio Gastón, Ángel Guinda, Gabriel Sopeña, Ángel Petisme, Octavio Gómez Milián y Sharif), y gracias a ellos va dibujando su transformación social, cultural, política y urbanística. Los seis protagonistas abordan su infancia, el despertar a la vocación poética, sus primeros pasos profesionales, los iconos de la tierra, el activismo social y, claro, la mujer.

    ‘Ética’, ‘Adiós padresitos’ y ‘Os meninos do rio’ son tres trabajos de Javier Macipe. El primero es una ficción bastante apañada sobre un tipo que sufre ataques de ansiedad, comienza a ir a un sicólogo y su mujer, la pobre, intenta normalizar la situación familiar invitando a unos amigos a cenar. El segundo es un corto documental rodado en Sucumbíos, en la selva del Amazonas, y nos habla de un conflicto en el seno de la iglesia católica, donde el Vaticano sustituyó a unos cercanos a la teología de la liberación por otros de carácter más conservador, en una narración nada convencional, inteligente y con gran sentido del humor, al servicio de sus personales. El tercero es una coproducción hispanoportuguesa que cuenta la historia de un grupo de jóvenes de Oporto, que juegan en sus ratos libres a saltar al río Duero, desde el imponente puente de San Luis, a una altura de más de quince metros. Macipe también es autor de los cortos ‘No pienso dejar de llorar’, ‘Cuídala bien’, ‘Vivir sin agua’ o ‘¿Hablamos?’.

    ‘¡Marcelino, no te vayas!’ (Román Magrazo) narra la historia del payaso jaqués Marcelino Orbés, un precursor que durante años ha estado en el olvido a pesar de haber inspirado al mismísimo Charles Chaplin y que el periodista Mariano García saca a la luz.

    ‘Mañana seré Dios’ (Miguel Manteca) es un discreto relato sobre el deseo de cambiar la situación de un país gobernado “por incompetentes y corruptos, en el que lo único que queda es salir a la calle y que nos oigan y si es posible… pasarles por la guillotina”. Pues eso.

    ‘Iris’ (Daniel Marcén) y ‘Desconexión’ (Juan López) son dos trabajos premiados en la segunda edición de la gala Raccord de la facultad de comunicación de la universidad San Jorge, el primero al mejor corto y el segundo al mejor director. A estos chicos habrá que seguirles la pista. Buena cantera.

    ‘Ventajas de viajar en tren’ (Carlos Martín) es un mediometraje del director escénico del teatro del Temple, adaptación de una novela de Antonio Orejudo que el dramaturgo y cineasta también lleva a las tablas. Humor surrealista y visionario alrededor de un psiquiatra y sus pacientes que arremete contra la familia, la política, las oenegés y, por supuesto, la siquiatría. Realizador de los cortos “Siempre” y “El hombre quieto”, Carlos Martín se apoya ahora en las interpretaciones de Jaime Ocaña, Laura Plano, Hernán Romero, Mariano Anós, Jorge Usón, Rosa Lasierra, Encarni Corrales, Laura Gómez-Lacueva, Carmen Barrantes y Francisco Fraguas (quien firma el guion junto a José Tricas y el propio director). Humorada, en fin, sobre dos desconocidos que se encuentran en un tren y uno le empieza a contar al otro un relato que al final resulta ser como las capas de una cebolla.

    ‘La ruta de la peste’, de Adrián Martínez, es un gratuito y efectista relato de terror, un cóctel explosivo de voces, golpes, puertas que se abren y se cierran, bañeras que tragan sangre, grifos que expulsan líquidos viscosos, muertos vivientes, guiños al ‘giallo’ italiano y a la ‘nouvelle vague’ francesa, música redundante y montaje rápido, como queriendo tapar el realizador las carencias de una historia enrevesada que se complica más de la cuenta, en un desarrollo argumental lleno de giros y de trampas que provoca una dispersión de la atención.

    ‘Ventanas’ es el primer documental del aragonés Juan Mateo, que rueda en Buenos Aires junto a Rubén Rocha, Martín Molinero y Fabio Bobbia, y habla sobre un grupo de teatro de personas con diferentes discapacidades, sus técnicas de aprendizaje, el esfuerzo y la laboriosidad necesarios para subirse a un escenario. Una interesante reflexión sobre un complejo sistema de relaciones plagado de solidaridad y de apoyo continuo.

    ‘El camino’, de Fran Menchón –realizador de dos vídeos musicales para el turolense David Civera-, es un documental a través de una serie de entrevistas (Julio Anguita, Rosa María Calaf, Iñaki Gabilondo, José Manuel Bermudo, Carlos Bardem, José Luis Sampedro) en las que se reflexiona de forma contundente sobre el sistema capitalista como un modelo económico fundamentalmente perverso cuya crisis puede estar disfrazando su propia reactualización.

    ‘The other side’, del zaragozano Luis Mieses –que firma con el seudónimo de Conrad Mess- es un corto realizado con el teléfono móvil y premiado en un festival de Los Ángeles. Se trata de una historia de terror, con una estética victoriana y fondos generados en tres dimensiones, basada en un relato de Marina Gómez. El realizador ya filmó otros cortos con esta técnica, como ‘The fixer’ o ‘The russian roulette’. Ahora está con un nuevo proyecto, ‘Callejón sin salida’.

    ‘Soledades’, de Francisco Javier Millán, es un documental basado en la experiencia de un grupo de quince internos del centro penitenciario de Zuera que representaron en 2013 en el teatro Principal la obra del mismo nombre. El documento captura los ensayos y las emociones dentro y fuera del escenario.

    ‘Virginia’ (Álvaro Molina) es un flojo relato de un hombre solitario (Javier Ercilla) con una vida triste, pero, ¡oh!, conoce a una mujer (Laura Contreras) que le devuelve la alegría. Al parecer, todo lo que necesita el protagonista es amor y la chica parece sufrir el síndrome de la chica de la cruz roja, ese ángel de las guerras que curaba las peores heridas con su sacrificio y su cariño.

    ‘Los colonos del secano’, ‘Maderadas en el Pirineo’, ‘GREIM, la esperanza de sobrevivir’ y ‘Los secretos de las piedras’ son los últimos trabajos de Eugenio Monesma. El primero es un homenaje a unas gentes que en la década de 1950 afrontan con ilusión y trabajo el sueño de iniciar un nueva vida en un pueblo de colonización. De los casi trescientos pueblos de este tipo que se construyen en España en esa época, una treintena se sitúan en Aragón y el primero de todos se localiza en Ontinar de Salz. En estos nuevos poblados se ofrecen diez hectáreas, una casa y una vaca para iniciarse en el mundo de la agricultura, y la actuación se organiza en función de los regadíos. El segundo es la historia de los almadieros, navateros o raiers que navegaron con sus plataformas de troncos flotando por los ríos pirenaicos y que está directamente vinculada a la explotación de la madera y a los ríos que descendían desde las cumbres pirenaicas. El tercero cuenta cómo se originó la creación de los grupos de rescate especiales de intervención en montaña y también cómo trabajan. Estas unidades formadas por profesionales especializadas en todas las disciplinas deportivas de montaña están preparadas y dispuestas, en cualquier época del año, para prestar auxilio a las personas accidentadas, peridadas o aisladas en zonas montañosas o lugares de difícil acceso. El último título es una serie documental de trece episodios que interpreta todos esos secretos que guardan muchas piedras que nuestros antepasados adoraron, respetaron, convirtieron en ídolos y fueron el origen de muchas leyendas e historias de “moros y moras”, de brujas y diablos, de piedras fecundantes, de gigantes y númenes, que se han transmitido generación tras generación. Típicos productos etnográficos del veterano cineasta aragonés, con sus pros y sus contras.

    ‘Los chicos de mañana’, de Javier Moreno, es un curioso trabajo que no acaba de funcionar del todo en sus desarrollos estéticos y narrativos.

    ‘Sed’ (Roberto Morote y Luis Areñas) es un relato sobre la inspiración literaria, ‘déjà vu’, a través del enfrentamiento de un escritor con sus personajes, entre la ficción, el humor y el terror, que recuerda inevitablemente al controvertido Resnais de ‘Providence’. Baudelaire dijo que la mayor astucia del diablo es hacernos creer que no existe.

    ‘Hasta pronto’, del turolense Fran Muñoz, recrea una vieja leyenda sobre una de las damas de la reina Isabel de Castilla para narrar la peripecia de una pareja que intenta salir de la capital de España pero es incapaz de hacerlo, en un registro del género terrorífico. Al parecer, esta pequeña pieza se va a incluir en el filme colectivo ‘Madrid, te odio’, todavía en fase de rodaje, y en el que también se incluirá el capítulo del también turolense Guillermo Chapa ‘Bocata de calamares’. La idea del filme surge como una broma tras ver ‘París, je t’aimer’ (2006), a su vez un homenaje a ‘París visto por…’ (1965).

    ‘Els Comediants’ es un documental realizado por el caspolino Héctor Muniente y la barcelonesa Elisenda Dalmau, la historia de uno de los grupos de teatro catalanes más veteranos. Usa los elementos propios de la compañía para glosar su espléndido trabajo. Como recurso, recurre a un cuento fantástico que servirá para recorrer la iconografía y la filosofía del grupo liderado por Joan Font. Con el sol en su maleta, esta compañía ha viajado por los cinco continentes. Plasmarlo en imágenes no era fácil, salvo siendo a los principios que generaron aquel movimiento y descartando la hagiografía. La película recorre la historia reciente, o sea, la nuestra. Una memoria que no debía perderse. El documentalista Muniente también ha realizado ‘Bella terra’, en colaboración con Moncho Fernández y en torno a un comedor social en el Raval; ‘Quan et moris’, un relato revelador y mortuorio; ‘La Roca del Vallés’, sobre un centro penitenciario para jóvenes, y ‘American Greyhounds’, que retrata a los pasajeros del autobús de Estados Unidos durante una campaña presidencial.

    ‘La pregunta’ (Javier Nadal y Manuel Lacarte) trata sobre dos chicos que están de excursión por el campo y, tras el consumo de sustancias, acaban alucinando y viviendo una historia junto a un miliciano de la guerra civil. Nadal, que se inicia en la fotografía, es responsable asimismo de los cortos “Carta de un miliciano”, premiado en el festival de Ayerbe, y “Hasta que la luz se borre”. El resultado no es desdeñable pero resulta en demasía aficionado.

    ‘La búsqueda’ (Carlos Navarro) es un videoclip que pone imágenes al octavo disco de Cuti Vericad, ‘Cambia de lado’, y presenta las hechuras de un rock clásico con las gotas justas de sorna y nostalgia que permiten una conexión fluida entre emisor y receptor. Es la historia de amor de Cuti y su musa Caro, basada en una idea del propio compositor con el apoyo fotográfico de Jaleno. El músico aparece en uno de los clásicos cochecitos de pedales del parque grande zaragozano, y recoge a una autoestopista muy especial, y el flechazo es instantáneo. Alrededor hay guitarristas con máscaras de lucha libre mexicana, un hare krishna, pistoleros de agua, dos tertulianos bebiendo vino (el músico Leo Susana es uno de ellos) y unos malvados secuestradores (Sergio y Sebas, de Tachenko) que se llevan a la chica. El disco en directo se presentó el quince de noviembre en el teatro de Las esquinas.

    ‘Ballenas’, de Jorge Nebra, nos habla del escultor turolense José Azul y lo vemos en plena faena, con sus alambres y sus chapas. El cineasta envuelve su aventura fílmica en una atmósfera onírica, lindante a lo místico, para ofrecernos un viaje de ida y vuelta a un lugar cuyo destino final es el rincón del trabajo, de la creación.

    ‘Los besugos del café inundado’, del fragatino Enrique Nivails, es un excelente relato sobre pueblos inundados por las aguas, con un personaje vestido de payaso y, tal vez, estupefacto, como un viajero oculto que porta una maleta, una vida errante que busca su lugar en el mundo. La maleta es la compañera de alguien que va y viene, un espectro desnortado. El realizador nos habla del trauma de la emigración, del cambio brusco que supone la desaparición del lugar de siempre, de lo nuevo y lo viejo, del dolor y la rabia por lo perdido, de unas vidas vividas y sufridas. Muy interesante.

    ‘Las vidas de uno’ (David Nuño) es una historia interpretada por Fernando Barcos y Víctor Nuño, con una excelente fotografía de Alexandro Varela, en torno a existencias anteriores, de un pasado al que se busca respuestas, rodada en los Monegros. El director es autor, también, de ‘¿Qué me pongo hoy?’, ‘Tentación esférica’ o ‘Un plan infalible’.

    ‘Balada del norte’, ‘Un cole divino’ y ‘El eco del trueno’ son tres trabajos realizados por el jacetano Ángel Orós. El primero es un cortometraje interpretado por Irene Cuevas, Óscar Abadiano, Rosa Broto y Juan Fernández, una continuación de ‘Lo saben los bosques’, ese proyecto rodado un año antes en la misma comarca, cuyo argumento arranca en la época actual para sumergirnos en el bando republicano que lucha en la segunda guerra mundial junto a los franceses. El segundo  es el resultado del taller realizado en el colegio Escuelas Pías de Jaca a las órdenes de este director de cortos oscense, en el que los alumnos son el equipo técnico, a través de un guion escrito por Andrés Alonso Castán. Cuenta la historia de san José de Calasanz, caracterizado por Manuel Rapún, que se aparece a una alumna del colegio, interpretada por Isabel Rocha, que le enseña cómo es un centro educativo del siglo XXI, a cambio de que le diga el secreto para poder aprobar. El tercer trabajo es un atractivo relato, basado en un libro de Derek Zumbro, en el que se entremezclan la fantasía y la imaginería de las guerras española y europea.

    ‘Ebro, el último gran río de Europa’ es una producción catalanoaragonesa que demuestra la gran preocupación por el agua que han levantado los planes hidrológicos y las propuestas de trasvase más recientes. Este documental de largometraje nos propone un viaje por el río Ebro –desde el delta hasta el nacimiento, en Cantabria- poniendo de relieve muchos de los valores naturales que todavía tiene el río con más caudal de España.

    ‘Científicas que dejan huella’ es un documental colectivo de mediometraje que pone en duda el principio posibilista de que la ciencia es neutra, realizado por el grupo Genciana, formado por las profesoras Teresa Fernández, Carmen Magallón, María José Barral e Isabel Delgado, un retrato de nueve científicas que, como el título indica, han dejado huella y muestra de qué manera han influido sus vidas en las investigaciones que practican.

    ‘Los chicos de la mañana’ es un documental rodado en la India por la asociación aragonesa Flying Cat, que retrata la labor de una oenegé en un orfanato y, al mismo tiempo, habla sobre la importancia de la educación y el teatro como lenguaje. La película parte de la experiencia de dos jóvenes actores, Alicia Juárez y Fernando Martínez, que acudieron hasta el orfanato indio de Paiyanoor para realizar, durante dos semanas, un taller de teatro con una veintena de chavales. Es una apuesta por la solidaridad y la reivindicación del teatro como lenguaje universal.

    ‘Pequeño azul, pequeño amarillo’, ‘La morfología de los óvulos’ y ‘La última clase’ son tres proyectos coordinados por el profesor Alberto Oliver.  En el primero, los alumnos del centro Ramón y Cajal de Alpartir desarrollan un cuento de Leo Lionni con la técnica animada del ‘stop-motion’, y alumnos y profesores ponen sus voces y ellos mismos lo montan con el objetivo de que los niños entiendan cómo se hace una película de animación y saber qué técnicas se utilizan. El segundo, rodado por los alumnos del instituto Pirámide, es una historia de ficción de un chico que tiene un examen a la vista. El tercero es una historia inspirada en las matanzas que hay en muchos de los colegios estadounidenses, y recientemente también en Finlandia, con esa violencia en las aulas y la inclusión de imágenes de algunos asesinos jóvenes que cometieron crímenes indiscriminados. Educación y cine como propuestas.

    ‘Alfileres’, de Daniel Ortega, habla de una enferma de alzhéimer, interpretada por Blanca Pérez, abuela del realizador. Un trabajo que sirve para introducir una cuestión latente: la imagen de la persona mayor y de la problemática que esta tiene en la sociedad y que no siempre es mala.

    ‘De tu ventana a la mía’, de Paula Ortiz, es el primer largometraje de ficción realizado por una aragonesa en toda la historia y narra tres historias cruzadas protagonizadas por tres mujeres de edades y épocas diferentes, pero falla la dramaturgia, con personajes sin la solidez sicológica ni la evolución interior deseables. Al final, se tiene la sensación de haber asistido a un trabajo tan meritorio como truncado. La realizadora está rodando ahora su segundo largo, ‘La novia’, basado en el Lorca de ‘Bodas de sangre’. Veremos.

    ‘Pedro y el capitán’ es un corto dirigido al alimón por Alfonso Palomares y Luis Rabanaque, una indagación dramática en la sicología de un torturador. Los intermedios en la tortura de un detenido político, donde un interrogador ‘bueno’ charla con él, para intentar sonsacarle toda la información que posee. Pero la víctima, condenada a la derrota, puede derrotar, en este caso, al poder con solo su silencio, prefiriendo la muerte a la traición.

    ‘Chan-chan’ (Pilar Palomero) es un relato de amor de un matrimonio de la tercera edad que no necesita palabras, sino la música compuesta por Andrés Acebes. Dos ancianos que han disfrutado de una vida de satisfacciones con el baile como su gran pasión, pero ya son mayores y el tiempo no ha pasado en balde. Y llega el hospital y el momento de la despedida. Directora y guionista del laureado cortometraje ‘Niño balcón’, Pilar Palomero lo tiene claro y, por ello, pone en marcha la actividad de una escuela de cine, un taller para descubrir nuevos caminos profesionales y dominar el oficio fílmico. El cine, ya lo sabemos, es una de las salidas profesionales más demandadas en la comunicación audiovisual. Y su dominio exige el manejo del arte de confeccionar un guion, la producción y la dirección de películas.

    ‘Aldehuela de Liestos’ (Josean Pastor) es un mediometraje documental que narra el día a día de ese pueblo aragonés de apenas una cincuentena de habitantes, sus costumbres, sus pensamientos, sus trabajos, eminentemente agricultores y ganaderos, y su vida social. Se trata de una iniciativa que responde al desierto demográfico al que se enfrentan la mayor parte de pequeños municipios que pueblan la geografía aragonesa. El director trata de dar un tono poético a la obra, en la que los propios lugareños, alguno de ellos octogenario, cantan o recitan poesía.

    ‘José Badía Arpal, un crimen de su tiempo’ y ‘Súper Pelayo’ son dos trabajos de Tasio Peña, que en su proyecto Filmo Aragón recupera documentos fílmicos antiguos y se implica en todo tipo de rodajes, documentales o de ficción, como las entradillas para las jornadas de cine mudo en Uncastillo. El primer trabajo es una historia de la guerra civil en Movera y recorre, de la mano de las investigaciones del arqueólogo e historiador Miguel Ángel Zapater, la trayectoria biográfica de ese vecino del pueblo zaragozano, en un documento en torno a la memoria histórica que recuerdan sus anteriores ‘Ejeanas de abril’ o ‘Salomé’. El segundo es una serie de varios episodios de animación, en tono irónico y mordaz, sobre el mito fundacional por excelencia de la historia de España, es decir, la reconquista, entendida como el largo y épico proceso de redención o salvación de la perdida España por culpas pretéritas. Sobre don Pelayo no hay referencias hasta el siglo X y en paralelo a la construcción de la idea de reconquista se le hace noble godo, preso en Córdoba y refugiado en Asturias. El mito se desarrolla a partir del XII. Alfonso X lo convierte en descendiente del rey Chindasvinto. Parece decirnos el director que ciertos gobernantes no se han enterado, todavía, de nada. La España de Franco, don Pelayo y los reyes Católicos siguen erre que erre. Non Plus Ultra.

    ‘Casco histórico, barrio de cine’ (Alberto Pérez) es una mirada sobre la vida cotidiana de un lugar con la que se pretende servir para identificar los temas claves de esa zona zaragozana y participan diversos vecinos en procesos de formación e inserción laboral.

    ‘Alma’ (José Javier Pérez) es un honesto acercamiento a un joven de treinta y cuatro años que padece esclerosis lateral amiotrófica y nos enseña, en compañía de su mujer e hija, a disfrutar de las pequeñas cosas. Un cine de temática social con un tono pedagógico y positivo.

    ‘Walkie-Talkie’ (Rubén Pérez Barrena) es un sugestivo relato sobre un hombre que despierta en un lugar desértico con un golpe en la cabeza, que pierde la memoria y que su única compañía son un todoterreno estropeado y el cadáver de una chica. Un homenaje a las películas de terror de la década de 1970, en el que un psicópata asesina a adolescentes, con Julián Villagrán, Marta Larralde y Celine Tyll en una acción que tiñe de sangre los Monegros.

    ‘Lolita’ es una pieza de videominuto elaborada por Pablo Rivera, Claudia Borao y Jaime Prades, alumnos del colegio Santa María del Pilar, que destaca por su originalidad en el relato y la recreación fotográfica.

    ‘Juego de espías’ (Germán Roda y Ramón J. Campo) es un emotivo documental cuyo principal reclamo es rescatar del olvido, setenta años después, a una serie de espías que se jugaron la vida en el entorno de la estación de Canfranc, y cuya valentía salvó vidas y contribuyó a minar el poderío nazi, gracias a acciones tan sencillas como heroicas. Apasionante e instructivo, la pregunta de política-ficción que queda en el aire es la siguiente: ¿Qué habría pasado en esta parte del sur de Europa de darse la victoria de Hitler?

    ‘Libres’ (Álex Rodrigo) es una serie en torno a siete jóvenes que ocupan un pueblo deshabitado en los Pirineos para dar un giro a sus vidas. Su director, autor de varios cortos y series –‘Pendiente de título’, ‘Cien calabazas’, ‘Los ojos de Laia’, ‘Personas que quizás conozcas’-, muestra una alternativa social, en clave de tragicomedia, con el objetivo de reflexionar acerca de la relación del hombre con el medio ambiente. Se han grabado diez episodios y los que he visto tienen buena pinta. Además, cosa de agradecer, no son nada panfletarios.

    ‘Despierta, bella, despierta’ (Dominica Rodríguez Langa), ganador de un concurso de guiones convocado por el consejo de la juventud de Zaragoza y el apoyo de la escuela de cine ‘Un perro andaluz’, es un discreto relato melodramático que cuenta la paulatina desintegración de una pareja, de la infelicidad, en la que a la chica está a punto de salirle una erupción tamaño Vesubio en el centro de gravedad del careto por aguantar al bocazas e impresentable de su novio, y le llega el momento de decidir si es mejor estar mal acompañada o sola, que ya no hay espacio ni tiempo para tonterías, que la sentencia es un hecho y aprovecha una cena en el restaurante para quitarse el vestido rojo de regalo y, semidesnuda, echárselo al gachó en el careto, por mamón.

    ‘Adiós a la vida’ (Roberto Roldán) es un documental histórico que rescata del olvido a los últimos presos aragoneses del campo nazi de Mauthausen. Tras la contienda española y durante la segunda guerra mundial, cientos de españoles sufrieron todo tipo de penalidades en los campos de concentración nazis distribuidos por toda Europa. Concretamente, en el campo de Mauthausen, en Austria, murieron cerca de cinco mil españoles de los siete mil quinientos que entraron. Realizado a la manera del clásico reportaje.

    ‘Taxi fuera de servicio’ y ‘S.O.S.’ (Hugo Ruiz) son dos trabajos más bien poco conseguidos. El primero es una alocada comedia que promete más de lo que ofrece y bebe –craso error- de las fuentes del Almodóvar de la primera etapa, con unos intérpretes aceptablemente dirigidos (Guillermo Montesinos, David Sancho, Miki Molina, Ana Portolés, Néstor de la Fuente). El segundo está interpretado por Cayetana Guillén Cuervo, Miki Molina –otra vez- y Terele Pávez y narra el drama de una familia que sufre un duro golpe por la trágica muerte de uno de sus hijos.

    ‘Cierre de noche’ (Mariano Salvador) es una floja historia del director de ‘Algunos días’ y ‘La boya’, alrededor de un restaurante de comida rápida, con sus empleados y clientes. Pensamos (seguimos creyendo) que en cine hay que ser sensatamente cultos y modernos. Sigue valiendo la apuesta.

    ‘Diario de una persona’ y ‘El país de nunca jamás’ son dos trabajos de Jesús Salvo. El primero es un homenaje a los enfermos de alzhéimer y narra los últimos días de una afectada por esta patología, que permanece en coma mientras las discusiones de sus hijos son cada vez mayores. El segundo gira en torno al maltrato infantil y narra la historia de un bebé abandonado, que llora desconsoladamente en medio de una calle abarrotada de gente. La protagonista, Eva Isanta, secuestra al bebé para darle una vida mejor. Las aragonesas Ana Esteban y Andrea Dueso completan el reparto de esta historia en la que aparecen muchos escenarios zaragozanos en la intensa secuencia de la persecución.

    ‘Amores ciegos’ (Marisé Samitier) es un drama donde una mujer vive con dolor el no poder tener hijos, mientras su marido mantiene un romance con su hermana. El resultado es un trivial folletín de parejas y celos, de venganzas y engaños, cuya protagonista (la llorona Leticia Pascual) encuentra de nuevo el amor en otra persona y ya no suelta una sola lágrima. Una manida historia, pues, de crisis emocional, a la manera de aquellas “plegarias atendidas por las que se derramarán tantas lágrimas”, que según Truman Capote dijo alguna vez Teresa de Jesús (aunque no consta en ningún sitio que sean verdaderas palabras de la santa).

    ‘Recuerdos’ (Anchel Pablo Sancho), ganador de un concurso de guiones convocado por el consejo de la juventud de Zaragoza y el apoyo de la escuela de cine ‘Un perro andaluz’ que dirige Leonor Bruna, es un sobrio relato, impropio de un debutante tan joven, sobre lo viejo y lo nuevo, de pueblos abandonados y paraísos perdidos.

    ‘A vivos’, de Verónica Sáenz, es una historia sobre el amor y la amistad que nos ofrece una visión que se quiere provocadora de las relaciones sentimentales, con un argumento y una puesta en escena que insiste en emociones y diálogos sin que trascienda más allá de lo previsible. El esfuerzo solo no puntúa, o puntúa menos que cero.

    ‘Desvísteme’ (Javier Sanz Aznar) relata la relación de desmoronamiento a la que se ven abocados dos jóvenes cuando descubren que sus parejas les son infieles entre sí. El guion (de Gisela Remolins) resulta apreciable y la realización, fresca y sincera, acierta en el difícil equilibrio entre lo que se quiere explicar y cómo se explica.

    ‘Diario de una persona’, de Jesús Salvo, habla de una enferma de alzhéimer que permanece en coma arropada por su familia esperando a que llegue su final. Ajena al mundo real, recuerda diversos momentos durante su enfermedad donde vivió una historia de amor y disfrutó del cariño de sus hijos y nietos. Un trabajo personal en el que el cineasta se basa en su propia abuela.

    ‘El hombre y la música’, de Laura Sipán, es un retrato íntimo del compositor turolense Antón García Abril, trabajado más desde la emoción que desde el dato, elegante, cinematográfico, alejado del discurso televisivo. El título es un guiño a la serie de Félix Rodríguez de la Fuente ‘El hombre y la tierra’, una de las melodías más conocidas del músico, que en el documental interpretará con su nieto en el concierto de fin de curso.

    ‘Nosa video system’ es un corto documental realizado por Nosa Sunday, un inmigrante nigeriano que llegó a España de forma ilegal. Afincado en Huesca, toma contacto con los realizadores locales de los que aprende el manejo de la cámara de vídeo. Realiza su primera producción para que la vean tanto sus compatriotas como los españoles. A los segundos para que comprendan un poco más sobre la vida del inmigrante y a los primeros para que sigan en la lucha por prosperar sin complejos.

    ‘Lo saben los bosques’ y ‘El tren de la comedia’ (Marisa Tajada y César Casanova) son dos trabajos de atmosférica fotografía que nos retrotraen, el primero, a la primavera de 1943, en la estación de Canfranc, cuando un cargamento de oro del régimen nazi es robado en las dependencias ferroviarias y escondido en los valles del Pirineo, con los franceses y los alemanes detrás del tesoro para recuperarlo. Y el segundo es un corto mudo, rodado en blanco y negro que hace un guiño a ‘Candilejas’, cuya música suena en el transcurso de la película y cuenta lo que la letra dice: la historia de una joven que, al triunfar como actriz, abandona a su descubridor por la compañía de Charlot. Una propuesta esta última entre la comedia, el drama y el matiz crítico.

    ‘Camille’ (Carlos Tarazona) es un mediometraje documental sobre el último oso autóctono pirenaico y se hace un recorrido por los trabajos que se realizan para la conservación de esta especie, donde se repasa todo el patrimonio etnográfico alrededor de la figura del animal, con ceremonias paganas como el carnaval o el seguimiento de huellas, trampas olorosas para atrapar pelos y analizarlos y trampas fotográficas por las sendas que frecuenta. La idea es sensibilizar a la sociedad aragonesa en la necesidad de que siga existiendo el oso en el Pirineo aragonés para evitar la extinción de una especie como ocurrió con el bucardo.

    ‘Las líneas perdidas’ y ‘Aniversario 40’ son dos trabajos documentales realizados al alimón por Antonio Tausiet y José María Ballestín. El primero trata de los trayectos ferroviarios abandonados en la capital del Ebro, aportando los datos para una pequeña historia ferroviaria de la urbe y rellenando un hueco en la memoria ciudadana, reivindicando la puesta de valor de lo que aún existe en este interesante pasado. El segundo, mucho menos conseguido, gira en torno a la asociación de vecinos del barrio San José de Zaragoza, también reivindicativo y de denuncia, que utiliza palabras de amistad, libertad y lucha.

    ‘El secreto de los árboles’ es un corto documental firmado por Ernesto Tejedor, Miguel Ángel Esteban y Nabil Halaihel Kassab, todos ellos profesores de la universidad de Zaragoza. Sin ser termómetros, los árboles –esos seres longevos y de vida monótona- aportan información objetiva que permite inferir cómo fue el clima en el pasado y cómo será en el futuro. Su crecimiento está relacionado con la evolución de las temperaturas y las precipitaciones. Este documento habla de cómo la dendrocronología extrae esta información, atesorada en sus troncos a veces durante más de tres mil años.

    ‘Análisis de sangre azul’ (Blanca Torres y Gabriel Velázquez) es un largometraje que trata sobre la identidad de las gentes de Aragón. El descubrimiento del cadáver de un aristócrata inglés que vivió en los Pirineos aragoneses a principios del siglo veinte puede ser la explicación a los orígenes de toda una comarca.

    ‘Halabja, vida después de la muerte’ es un documental dirigido al alimón por Eduardo Úbeda y Julián Flordelis que cuenta el día a día  en la ciudad kurda de Halabja, en Irak, veintiséis años después de que fuera bombardeada por armas químicas por el régimen de Sadam Hussein. Se recogen testimonios de la matanza, en la que en apenas unas horas murieron cinco mil personas como víctimas directas del bombardeo.

    ‘Estoy algo ocupado’ (Pablo Ureña y Gabriel Lechón), ganador de un concurso de guiones convocado por el consejo de juventud de Zaragoza y el apoyo de la escuela de cine ‘Un perro andaluz’ que dirige Leonor Bruna, es un corto simpático, guasón, más bien de poco recorrido, alrededor de tres jóvenes que hacen el ganso sentados en un banco del parque, uno de los cuales, el más pedante, se lleva a la chica.

   ‘La vida inesperada’, ‘Abstenerse agencias’, ‘Por qué escribo’ y ‘El día más feliz’ son cuatro  trabajos de Gaizka Urresti. El primero está producido por la asociación Atades en su cincuenta aniversario y es un documento tratado con sutileza y respeto que cuenta la vida de siete personas con discapacidades, desde un niña de seis años, inmigrante africana que padece parálisis cerebral, a un anciano de noventa y tres años, pasando por un hombre de sesenta y dos que sorprende con sus nuevas historias amorosas. El segundo es una aguda reflexión sobre la soledad y cuenta la historia de una pareja joven que visita, el día de nochebuena, el piso de una viuda que vive sola, para comprar la vivienda, y se encuentran con una anciana que parece más interesada en saber de sus vidas que en vender su casa. El tercero, codirigido con Vicky Calavia, es un discutible relato en torno al escritor fallecido Félix Romeo, que no termina de convencer y se muestra en exceso hagiográfico. El último es una historia que narra el matrimonio de conveniencia entre un zaragozano de cincuenta años y una joven latina embarazada, para hablar de lo importante que es la solidaridad en tiempos difíciles.

    ‘La reverberación’, de Fernando Usón, cuenta la historia de un fotógrafo que está obsesionado por el Belchite arrasado y destruido durantes las estrategias de la guerra civil española, lugar al que vuelve una y otra vez en busca de inspiración, y conoce a una misteriosa mujer que aparece entre las ruinas. Usón está rodando durante este verano su primer largometraje. Suerte y enhorabuena.

    ‘Bestfriends’ (‘Mejores amigos’) es un largometraje dirigido por el zaragozano Carlos Val (de San Mateo de Gállego) y el alemán Jonas Grosch sobre una pareja de amigos periodistas cuya relación quedará en entredicho cuando aparece la novia de él, para mostrar el fluir de la gente joven y alternativa en una atmósfera realista y berlinesa cien por cien. Otros dos zaragozanos forman parte del equipo técnico: el director de fotografía Beltrán García y su ayudante Sara Gómez. El cineasta Val ya había dirigido tres cortos: ‘El iglú’, ‘Tengo un secreto’ y ‘Dios’.

    ‘Cámping’ (Sergio Villa) es un corto de terror que sigue la tónica de las películas basadas en “metrajes encontrados”, al estilo de ‘El proyecto de la bruja de Blair’ o la saga española ‘Rec’, de manera que uno o varios de los personajes se encargan de narrar la historia portando ellos mismos la cámara. Una historia que trata sobre un grupo de siete jóvenes que deciden celebrar el fin de curso yendo de acampada en acampada a un pueblo abandonado situado a lo alto de una montaña. Al llegar y montar las tiendas les ocurrirán cosas inexplicables por lo que uno de ellos decidirá grabar todo lo que les sucede. Esa grabación es la base de todo el cortometraje, aunque también se han incorporado tomas convencionales para construir el relato. Un entretenimiento que habla de la amistad y la tolerancia. No confundir con el corto del nismo título de Pilar Gutiérrez.

    ‘La nave’, de Eva Villar, es una propuesta tan arriesgada como delicada, donde la técnica juega con los encadenados y reivindica la pantalla múltiple, experimenta, crea sintaxis fílmica, en un argumento cuyo ingrediente básico es la soledad femenina, sin caer nunca en el exceso. El resultado es un poema cinematográfico que indaga en lo oculto, en lo tapado, y lo saca a la superficie, lo revela.

    ‘Barasona, con el agua al cuello’ (Gemma Villaverde y Jordi Gallur) es un documental que bucea en las irregularidades que llevó aparejada la construcción del embalse de Joaquín Costa en 1929, y que supuso anegar Barasona, una de las localidades más ricas de la zona. Barasona era un pueblo rico, con huertas y río, un pueblo muy bien comunicado, de fácil acceso, del que dependían muchos pueblos de alrededor. Esta es la historia de la expropiación, los problemas de entonces y cómo lo viven ahora sus protagonistas. El documental también incluye testimonios de expertos como el periodista Ángel Gayúbar, el historiador Antonio Ibarz, trabajadores de la propia presa, y otros como el alcalde de Santaliestra, Javier Mur.

    ‘Muchos pedazos de algo’, de David Yáñez –realizador cacereño afincado en Zaragoza-, refleja el aquí y ahora de lo que está pasando en España y se centra en el mundo de los jóvenes. Estos jóvenes son gente que ha estudiado profesiones liberales, que son artistas, y que, de alguna manera, necesitan escapar de esa realidad. Esa ‘escapada’ se realiza a Pirineos Sur y el realizador aprovecha el concierto de Rapsusklei, o el recital de Dead Combo, para ubicar las historias y contextualizarlas.

    ‘Daniel’s journey’, de Luis Zamora, es un corto de animación en torno a un niño de trece años que siempre ha pensado que su padre no le quiere, y piensa que su progenitor tiene la culpa de que su madre y su hermana se hayan ido de casa y no hayan vuelto. Y está muy seguro de esto porque ha visto todo lo sucedido a través de un agujero secreto que esconde en su habitación. Un interesante relato animado que establece un diálogo de ida y vuelta, de cuestionamiento, de mutua interpelación.

    ‘Detrás del tiempo’ (Jesús Zatón) es un mediometraje de este escritor, pintor, dibujante y, ahora, realizador de cine, basado en su propia novela corta, sobre tres mujeres cuyas vidas se han visto entrelazadas con las de un profesor, escritor frustrado. Habría que decirle a este autor que el lenguaje cinematográfico nada tiene que ver con el lenguaje literario. Una misma idea, una misma historia,  buena o mala, trascendente o no, tiene distintos códigos narrativos según el lenguaje empleado. Otra vez será, compañero.

        Como vemos, se realizan cortos por innumerables razones: por dinero o por intentar dar el salto a la industria profesional, desde luego, pero también por amor o desamor, por venganza o por odio, por imitación o por envidia, para ser amados (o admirados), para entretener a hijos o amantes, incluso por la imperiosa necesidad de contar una historia que ha crecido muy adentro y exige una salida de urgencia. Cada realizador tiene la suya, pero, entre todas las razones mencionadas cuando son preguntados, hay una que se repite con frecuencia: para vivir otras vidas, para ser otros. Por eso, por esas innumerables razones –y otras que, acaso, se nos escapan-, cada minuto cuenta. Aunque cuente poco.

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