El Rapto


Por Fernando Gracia Guia

    El chiste fácil del título es para recordar ese pastel borracho que en Granada llaman «pionono», tomando el nombre del Pontífice que proclamó el dogma de la Inmaculada.

   En la película de Marco Bellocchio EL RAPTO, aunque el Papa es un papel secundario, acana por tener una enorme importancia en la trama, inspirada en un hecho ocurrido a mediados del siglo XIX en Bolonia, que por aquel  entonces   formaba parte de los Estados Pontificios.

   Aún sigue coleando en Italia el caso Mortara, nombre de la familia judía que vio cómo por orden de la autoridad se llevaban a uno de sus hijos, ya que decían que había sido bautizado y por tanto «pertenecía» a la Iglesia católica.

    Sabido es el claro sesgo político en su larga carrera de casi 60 años  del director Bellocchio. Su cine siempre ha sido claramente militante contra los poderes más notorios, como la milicia y la iglesia, lo que ha hecho que muchas de sus películas no nos llegaran o que nos llegaran muy tarde. Aún recuerdo cómo no fue sino en un cine club que alcancé a conocer «Los puños en los bolsillos», su primer gran éxito, o como se estrenó casi de tapadillo, ya en democracia, «<Marcha triunfal», duro alegato contra los militares.

   En la película que ahora nos llega, soberbiamente ambientada, con un reparto magnífico y una banda sonora impactante, carga la mano contra el poder absoluto ejercido desde Roma, aunque deja espacio para la reflexión del espectador, que debe tener el suficiente conocimiento como para juzgar aquello que se cuenta no desde la óptica y el pensamiento de nuestros días, sino intentando pensar cómo eran aquellos.

   Para todos aquellos que sean aficionados a la Historia y sepan algo sobre la apasionante época del Risorgimento, la recomiendo vivamente.

   Personalmente, debo decir que he disfrutado muchísimo con su visión. Técnicamente me ha parecido irreprochable y ha añadido información para mi disco duro mental, cosa no muy habitual en mi desempeño como espectador.

  Lo peor, el mal horario: si no cambian de opinión en la empresa, una sola sesión a las 22 horas. Qué le vamos a hacer: quién sabe ya en España qué es del cine italiano actual.

   Ah, si alguno piensa tras leer estas líneas que es un tostón aburrido, pues no es así: es muy entretenida. Y si le mueve a entrar en Goggle e informarse un poco más sobre la figura controvertida de Pío IX, mucho mejor. Y si lee opiniones variadas, no solo de los que se salieron con la suya, mucho mejor.

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