Por Emilio Mendoza
Estimados lectores, aquí estamos otra vez para contarles algo sobre la historia, arte y costumbres de nuestro México querido. Aprovechando mi visita al estado de Yucatán, pude conocer su capital, Mérida, encantadora ciudad colonial, rica de cultura e historia y llena de gente amable y servicial. En esta ocasión, les quiero contar algo sobre el centro histórico de esta ciudad situada…
…en el sureste mexicano.
Emilio Mendoza
Corresponsal del Pollo en México
www.emimendoza.com
Mérida y su plaza principal
La ciudad de Mérida fue fundada por los conquistadores Francisco de Montejo “el Mozo” y su padre en 1542 sobre la antigua ciudad maya de T’Hó, encontrada en ruinas. Las construcciones megalíticas encontradas en ese lugar evocaron a los conquistadores la Mérida ibérica asignándole el mismo nombre. Los edificios piramidales mayas que quedaban fueron gradualmente demolidos y en su lugar se erigieron las construcciones coloniales. La plaza principal de la nueva ciudad se estableció en el corazón de la antigua ciudad maya, ahora llamada plaza de la Independencia, pero comúnmente conocida por los yucatecos como «Plaza Grande».
Plaza Independencia o plaza Grande es el lugar perfecto para disfrutar de un paseo bajo la sombra de los árboles, ya sea saboreando un helado o simplemente caminando para admirar la hermosa arquitectura de los edificios históricos que la circundan. De hecho, la plaza está rodeada por los edificios más representativos de la ciudad de Mérida, entre los que se encuentran la Catedral de San Idelfonso, el Ateneo Peninsular, la Casa de Montejo, el Palacio de Gobierno, el Ayuntamiento y los portales de la Casa del Alguacil, entre otros.
Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (antes Palacio Episcopal),
Al oriente de la plaza principal de la ciudad de Mérida se puede apreciar el antiguo inmueble que alberga al Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY). Este edificio se construyó entre los siglos XVI y XVII, pero no nació como centro de exposiciones, sino como residencia oficial de los Obispos de Yucatán. En esa misma época, a un lado de esta Casa Episcopal se empezó a construir la iglesia Catedral, con la cual pasó a formar parte de un conjunto de instalaciones pertenecientes al clero diocesano que incluía además: capillas, el seminario de San Ildefonso y otras dependencias anexas. El edificio funcionó como casa oficial de los Obispos por casi tres siglos, hasta que en 1916 cambió su nombre y uso por el de Ateneo Peninsular acogiendo la nueva escuela de Bellas Artes y generando un espacio de encuentro y discusión sobre actividades artísticas y culturales. Actualmente, el museo presenta muestras del talento pictórico y escultórico nacional mexicano que incluyen una buena parte de las obras de Fernando García Ponce, reconocido artista yucateco.
Catedral de San Idelfonso
En el mismo sector oriental de la plaza Grande, adjunto al edificio del Ateneo Peninsular, se ubica la Catedral de Yucatán dedicada a San Ildefonso. Es la segunda Catedral más antigua del continente americano, sólo después de la de Santo Domingo, en Republica Dominicana. Su construcción inició en 1561 utilizando piedras que conformaron las pirámides de la antigua ciudad de T’hó, y tardó 37 años en concluirse.
El portón central recibe el nombre de “Puerta del Perdón” y solo se abre en fechas especiales. Esta puerta está flanqueada por las esculturas de San Pedro y San Pablo, que a su vez cada una está flanqueada por dos columnas. En la parte central sobre el portón se encuentra un escudo. Con sorpresa descubrí que ese emblema era el escudo nacional postcolonial que consiste en un águila con alas abiertas parado en una planta de nopal. Mi enorme curiosidad me empujó a investigar más sobre esto: el antiguo escudo Real Español de Felipe II esculpido en piedra fue reemplazado en 1822 por el escudo con el símbolo del águila que representó al gobierno del primer Imperio Mexicano encabezado por Agustín de Iturbide. Casi 100 años más tarde, durante el período revolucionario de principios de siglo XX, el templo sufrió grandes cambios en su interior, pues fueron destruidos y desaparecidos altares e imágenes. Actualmente, este recinto religioso no posee piezas de gran antigüedad. En su interior destaca en el altar central el “Cristo de la Unidad”, que mide casi 8 metros de largo y fue tallado en madera a mediados del siglo pasado y colocado en una cruz de caoba de 12 metros. Casi terminada la revolución mexicana, en 1916 fueron demolidas las capillas adyacentes a fin de separar la Catedral de la sede del Palacio Episcopal que se convertiría en el Ateneo Peninsular, abriendo un espacio que generaría lo que actualmente es un andador peatonal denominado «Pasaje de la Revolución».
Pasaje de la Revolución y el inconcluso proyecto muralista de su interior
La transformación del Palacio Arzobispal en Ateneo involucró la aparición de un callejón entre éste y la Catedral, al ser demolidas las construcciones accesorias que conectaban a ambos recintos. En este espacio se creó un callejón muy particular al que se le nombró el Pasaje de la Revolución, aludiendo a la culminación del proceso revolucionario a favor del pueblo que se había iniciado pocos años atrás. La idea inicial fue la de establecer en la recién formada callejuela un área comercial con dos arcos del triunfo, uno en cada entrada. En 1916 se empezó a instalar un techo de cristal que cubría todo el callejón inspirándose a los diseños populares de las arcadas construidas durante el siglo XIX en Europa (Burlington Arcade de Londres, Galeries Royales Saint-Hubert en Bruselas, Galleria Vittorio Emanuele II de Milán, etc.). Además de la instalación de locales comerciales al interno de la galería, se propusieron una serie de murales sobre la parte alta del muro de la Catedral para que, además de embellecer el lugar, se difundieran imágenes de fragmentos históricos del país, proyecto impulsado por el movimiento artístico del «muralismo» que estaba iniciando en México en esos años. Se dijo que los murales se iban a pintar más adelante, pero el proyecto muralista nunca tuvo su empiezo. Después de un incendio y subsecuentes cambios en la estructura del edificio adyacente, el pasaje fue prácticamente olvidado. A mediados de siglo pasado el techo de cristal había sido desmantelado y sus arcos del triunfo demolidos. El callejón pasó a ser un simple paradero de autobuses por muchos años. Fue hasta el año 2001 que se reconstruyeron los arcos del triunfo del pasaje de la Revolución y unos años más tarde fue reformado el techo de cristal para abrir la galería escultórica comercial como la conocemos actualmente.
Casa de Montejo
En el lado sur de la plaza principal de Mérida sobresale una hermosa construcción que data del siglo XVI: la Casa de Montejo, ícono arquitectónico de la ciudad. Fue edificada por órdenes de Don Francisco de Montejo, conquistador y fundador de la ciudad de Mérida. Originalmente se utilizaba para alojar soldados, pero poco después se convirtió en la residencia de la familia Montejo. A la muerte del conquistador se instituyó el Mayorazgo de los Montejo que tenía por objeto transmitir en herencia todos los bienes de la familia al hijo mayor, derecho civil que duró hasta 1832 cuando la casa pasó a ser propiedad de otra enaltecida familia yucateca. A inicios de siglo XX, la casa tuvo la primera restauración en la cual se conservó la fachada original. El resto de la casa sufrió modificaciones significativas. En los años ochenta del siglo pasado, el grupo financiero BANAMEX adquirió la casa y la restauró nuevamente habilitándola, años más tarde, como Casa Museo y centro cultural. El actual Museo Casa Montejo tiene cuatro salas en exposición permanente: el despacho-biblioteca, la estancia, la recámara y el comedor, amuebladas manteniendo el estilo de principios de siglo XX. Cuenta además con otras salas donde se presentan exposiciones temporales que tienen como propósito contribuir al desarrollo cultural del país.
De la Casa de Montejo resalta la fachada que es una obra maestra de estilo plateresco. Los detalles de la fachada incluyen los bustos de Francisco de Montejo, su esposa y su hija, así como el escudo de la familia Montejo dentro de un escudo de armas. Hay dos esculturas de guerreros con la mano lista a desenvainar la espada, pisan unas cabezas aterrorizadas. Dos columnas de estilo corintio enmarcan la fachada, una de cada lado. En medio de esas columnas hay una inscripción en piedra donde apenas se puede leer: «Esta obra la mando a hacer don Francisco de Montejo, año de 1549». Entre otras figuras talladas se encuentran muchos personajes mitológicos de la antigüedad clásica grecorromana, quimeras de seres fantásticos, mitad vegetal o mitad animal con ser humano.
Palacio del Gobierno del Estado
En la costado norte de la plaza Grande, muy cerca de la Catedral, se ubica el Palacio de Gobierno donde se encuentran las oficinas del Gobierno del Estado de Yucatán. El edificio es una joya arquitectónica de fines de siglo XIX que ocupa el lugar donde estuvieron las antiguas «Casas Reales» construidas en tiempos de la Colonia. La fachada de la planta baja consiste en una serie de portales que forman un pasaje peatonal. Mientras que, en la fachada de la planta alta, los ventanales de las oficinas tienen varios balcones, de los cuales, resalta el balcón central engalanado por una campana y un escudo nacional, y en la parte más alta sobresale el asta donde está izada la bandera de México. En la década de los setenta, el artista Fernando Castro Pacheco realizó un conjunto de murales en el patio interior distribuidos en los corredores de las dos plantas del edificio, en los cuales narra con imágenes la historia regional.
Palacio Municipal Ayuntamiento de Mérida
En el lado poniente de la plaza Grande se encuentra el edificio del Ayuntamiento de Mérida que alberga a la administración pública y de gobierno del municipio de Mérida. Fue construido en el siglo XVIII, pero a través de los años ha sufrido varias modificaciones. La remodelación más importante de la fachada se realizó en 1928 y ésta incluyó la construcción de una nueva torre para el reloj que resalta en su parte más alta. El edificio está abierto al público. Se puede entrar y subir a la planta superior para visitar el salón del Cabildo, aula donde se toman las decisiones de los proyectos municipales. Se tiene acceso libre al balcón que da a la plaza Grande. Desde ahí, entre sus arcadas, se puede observar la Catedral de San Ildefonso situada al otro lado de la plaza. El balcón del edificio del ayuntamiento está conectado libremente con el balcón del edificio contiguo, Centro Cultural Olimpo, lugar de esparcimiento donde es posible gozar de manifestaciones artísticas y culturales.
Casa del Alguacil y Pasaje Picheta
Al lado norte de la plaza principal, del mismo costado que el palacio de Gobierno, se encuentra la Casa del Alguacil, construcción que data del siglo XVII, siendo una delas primeras casas construidas con dos plantas. Su nombre lo debe a que fue residencia del Alguacil Mayor de la Ciudad de aquella época. A un costado de la casa del Alguacil se encuentra un centro comercial con varias tiendas, cafés, restaurantes y pequeños negocios ya sea en su interior que en su exterior. Inicialmente este edificio alojó las oficinas del ayuntamiento de Mérida y la cárcel municipal. Después de varias restauraciones dio espacio a un teatro y luego a un cine para finalmente convertirse en 1993 en lo que ahora se conoce como el «Pasaje Picheta», en honor al caricaturista Gabriel Vicente Gahona Pasos, mejor conocido como “Picheta” y que fue impulsor de las artes en Yucatán.