México:La Piedra del Sol (Calendario Azteca)


Por Emilio Mendoza

    Estimados lectores, durante las pasadas vacaciones tuve la fortuna de visitar con mi familia una vez más el Museo Nacional de Antropología, ubicado en el bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México. Es el museo más grande de América Latina en su género.

    Visitarlo significa hacer un viaje en el pasado de nuestro país, desde los tiempos de los pueblos nómadas hasta la conquista española. El museo está dividido en varias salas en donde se albergan grandes colecciones arqueológicas y etnográficas de México. Una de las salas, la más grande, está dedicada completamente a la cultura Mexica. La exhibición más popular de esta sala es sin duda la «Piedra del Sol», más conocida como el «Calendario Azteca», una escultura formada por un solo bloque de piedra de más de 24 toneladas que data del siglo XV y del cual les quiero hablar en esta ocasión.

Tonatiuh

   La Piedra del Sol es una de las obras de arte precolombina más bellas y admiradas de la civilización azteca. Aunque se le conoce más con el nombre de Calendario Azteca, se trata de una representación exuberante de Tonatiuh, dios del Sol, precisamente el Quinto Sol, que surgió después del final apocalíptico de las cuatro eras precedentes según la mitología azteca. El supuesto nombre ‘calendario’ se le dio debido a los símbolos de los días que están representados en los adornos grabados alrededor del rostro de Tonatiuh.

    Este monolito fue labrado durante la época de esplendor del pueblo Mexica y demuestra el grado de desarrollo cultural y científico que esta civilización alcanzó en la astronomía, las matemáticas, la medición del tiempo y en el arte rupestre. Se cree que su creación inició en 1449 durante el mando del emperador Axayácatl, y se terminó treinta años más tarde, en 1479, como está indicado en la parte central superior de la escultura, fecha escrita con caracteres nahuas. La gigantesca escultura está tallada en una roca de basalto de olivino de origen volcánico. Mide 3,60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas. Originalmente, esta pieza estaba pintada con colores vivos que ayudaban a distinguir fácilmente los diferentes pictogramas. Sin embargo, con el paso del tiempo, sea enterrada que a la intemperie, la piedra fue perdiendo su policromía.

 

La Piedra del Sol y su largo peregrinar

    Se cree que los aztecas se ayudaron de cuerdas, palancas y rodillos y necesitaron la colaboración de cientos de hombres para transportar la Piedra del Sol desde su lugar de origen hasta el interior del recinto sagrado de Tenochtitlan. Durante la conquista, en 1521, el monolito fue removido y tirado en la plaza mayor, hoy zócalo de la Ciudad de México. Ahí permaneció varias décadas hasta que en la segunda mitad del siglo XVI, el arzobispo ordenó que la piedra fuera enterrada con los relieves bocabajo argumentando que ejercía una mala influencia en los habitantes de la ciudad.

   Después de más de dos siglos de estar enterrada, la Piedra del Sol fue encontrada casualmente en diciembre de 1790, cuando se realizaban trabajos de conducción de agua y empedrado. Los trabajadores la sacaron del fango y la apoyaron verticalmente a un lado de la excavación. Algunos meses después de su descubrimiento, la Piedra del Sol fue empotrada de manera vertical en la torre poniente de la catedral metropolitana, orientada hacia el oeste, exactamente donde nace la actual calle de 5 de mayo. De esta manera quedó expuesta al público para que la gente pudiera apreciar este monumento de la antigüedad indígena. En ese lugar no sólo recibió tributos de admiración, sino que también fue maltratada por muchos otros; se dice que soldados norteamericanos la utilizaron para practicar el tiro al blanco durante la ocupación de 1847.

     La Piedra del Sol permaneció ahí por casi cien años a la intemperie y sufriendo todas las inclemencias del tiempo y los maltratos de los vándalos de la época, hasta 1885 cuando la piedra fue trasladada para su protección al Museo Nacional ubicado en la calle de moneda del actual centro histórico de la ciudad de México. Este traslado fue realizado en quince días, con ayuda de una plataforma, vigas y poleas y alrededor de 20 soldados que se iban turnando. Los habitantes de la ciudad recibieron con tristeza la decisión de enclaustrar este monumento.

   Para terminar con el largo peregrinar de cinco siglos, en Agosto de 1964, la escultura fue finalmente trasladada al nuevo Museo Nacional de Antropología, en el bosque de Chapultepec. Para su transporte fue utilizada una plataforma de cemento remolcada por un camión de grandes dimensiones. La piedra del Sol fue colocada sobre una base de mármol en el lugar de honor de la Sala Mexica del museo más importante de México, en donde hasta nuestros días puede ser admirada.

 

Significado de la escultura

    Las figuras talladas en este imponente monolito representan los datos correspondientes a la formación del Sol en el sistema planetario, a la creación de la Tierra y sus diferentes eras. La Piedra del Sol presenta ocho círculos concéntricos finamente tallados, siete de los cuales están en la parte frontal del monolito, el octavo y último en el borde de la escultura.

   El círculo central representa el rostro de Tonatiuh, el Sol, dios que en la mitología azteca era el amo y señor de todos los cielos y creador de todos los fenómenos de la naturaleza. Bajo su mando estaban todos los demás dioses aztecas. El grabado central representa la fisonomía del dios con la corona, un colgante nasal en forma de mariposa, aretes y un collar. Todos estos lujosos ornamentos son característicos del dios supremo. En su rostro se pueden apreciar las arrugas que son características de las personas mayores, y que de acuerdo con la cultura azteca, mostraban la madurez y la sabiduría de las acciones y decisiones, así como la firmeza del carácter. Finalmente, encontramos la lengua en forma de cuchillo de obsidiana. La lengua simboliza el rayo de luz y la sabiduría perfecta.

    La leyenda acerca de Tonatiuh dice que el Sol tuvo cuatro eras preliminares, antes de la actual. Los cuatro cuadros que enmarcan su rostro forman un diseño parecido a unas aspas que dan la idea de algo que se mueve y ésta es precisamente la representación prehispánica del símbolo olin, que quiere decir “movimiento”, también uno de los símbolos de los días. En esos cuadrados están representados los 4 creadores del mundo pertenecientes a otros períodos, a finales de los cuales, la humanidad murió trágicamente. Leyendo de derecha a izquierda tenemos en la parte superior el jaguar (nahui ocelotl) o Primer Sol, el viento (nahui ehecatl) o Segundo Sol; en la parte inferior, la lluvia de fuego (nahui quiahuitl) o el Tercer Sol y el agua (nahui atl) o Cuarto Sol. El Quinto Sol es la figura central de Tonatiuh. En los lados de estas figuras vemos garras de águila sosteniendo un corazón.

   En el tercer anillo se distinguen veinte espacios que corresponden a los 20 días que equivale el período de un mes azteca. Estos veinte días se iban combinando con trece números hasta que se formaba un año sagrado de doscientos sesenta días. Los días, comenzando con el primero en la parte alta y siguiendo en sentido anti horario (lectura normal para las poblaciones mesoamericanas), son:

día 1 – CIPACTLI – Cocodrilo

día 2 – EHECATL – Viento

día 3 – CALLI – Casa

día 4 – CUETZPALLIN – Lagartija

día 5 – COATL – Serpiente

día 6 – MIQUIZTLI – Muerte

día 7 – MAZATL – Venado

día 8 – TOCHTLI – Conejo

día 9 – ATL – Agua

día 10 – ITZCUINTLI – Perro

día 11 – OZOMATLI – Mono

día 12 – MALINALLI – Hierba seca

día 13 – ACATL – Caña

día 14 – OCELOTL – Jaguar

día 15 – CUAUHTLI – Águila

día 16 – COZCAQUAUTLI – Buitre

día 17 – OLLIN – Movimiento

día 18 – TECPATL – Pedernal

día 19 – QUIAUITL – Lluvia

día 20 – XOCHITL – Flor

    El año civil que regía la vida civil, social y religiosa del pueblo azteca contaba con 365 días distribuidos en 18 meses de veinte días cada uno, más cinco días que se agregaban al final del decimoctavo mes. Estos últimos cinco días, además de considerarse complementarios, eran un descanso absoluto y se consideraban desafortunados ya que los aztecas pensaban que durante estos cinco días las mayores calamidades podrían ocurrir incluyendo la destrucción de la Tierra que, según una leyenda, podría ocurrir al final de un ciclo de 52 años. Los cinco últimos días de la era llamados Nemotemi, fueron representados en la piedra del Sol por cinco puntos distribuidos en el segundo círculo.

   En el siguiente anillo aparecen grandes rayos solares en forma de ángulo superpuestas a una banda en la que hay muchos elementos que simbolizan el universo, el calor del sol, gotas de sangre, plumas de un águila y espinas, etc. Se trata de ocho ángulos que dividen la piedra en ocho partes que probablemente representan los rayos solares colocados en dirección a los puntos cardinales. Las cuatro figuras anguladas con curvaturas en sus extremidades indicarían los cuatro puntos cardinales principales, respectivamente Norte, Sur, Este y Oeste. Las otras cuatro figuras sin curvaturas corresponderían a los cuatro puntos cardinales intermedios. Alternando con los rayos del sol, hay otras ocho figuras rectangulares que indican las ocho partes en que los aztecas dividieron la noche. Estas figuras también simbolizan la luz, la fuerza y la belleza del Sol.

   Anillo exterior. Casi en el borde tenemos la banda de las serpientes. Dos enormes culebras rodean y delimitaban el disco solar; de sus mandíbulas abiertas emergen las caras de dos dioses con aspecto humano. La serpiente de la derecha representa al dios del fuego, y la serpiente de la izquierda a Tonatiuh, el dios del sol. Estos dioses representaban respectivamente la oscuridad (la noche) y la luz (el día). En la parte alta, en el punto donde las colas de las serpientes convergen, está escrita una fecha: ‘trece caña’, que es aquella en el que se terminó esta gran obra escultórica y que corresponde al año 1479 del calendario gregoriano; ‘trece caña’ es también la fecha de nacimiento del quinto Sol, bajo el reinado de Axayácatl.

   Finalmente, sobre el borde de la Piedra del Sol, último anillo, están tallados infinidad de símbolos que representan las estrellas en el cielo nocturno, cuchillos de obsidiana que simbolizan los rayos del sol y los signos del planeta Venus.

 

Símbolo que identifica a una Nación.

   La Piedra del Sol es uno de los iconos más representativos del pueblo mexicano. Se pueden apreciar en tatuajes, dijes, monedas conmemorativas, posters y todo tipo de recuerdos para turistas. Sin embargo, las monedas comunes son el medio más difundido de este símbolo de gran valor artístico y cultural. En la actualidad, la representación de la Piedra del Sol ha sido distribuida en todas las piezas del cuño corriente. Todas las monedas incorporan algún motivo alusivo a la Piedra del Sol.

 

  • La moneda de 5 centavos tiene a la izquierda, paralelo a un pentágono inscrito, una estilización de los rayos solares del anillo de los Quincunces de la Piedra del Sol.
  • El reverso de la moneda de 20 centavos tienen a la izquierda paralelo al marco, una estilización del Acatl, decimotercer día de la Piedra del Sol.
  • El reverso de la moneda de 10 centavos presenta a la derecha paralelo al marco, una estilización del anillo del Sacrificio de la Piedra del Sol.
  • El reverso de la moneda de 50 centavos tiene paralelo al marco en semicírculo, en la parte inferior, una estilización del anillo de la Aceptación de la Piedra del Sol.
  • El reverso de la moneda de un peso tiene como motivo principal una estilización del anillo del Resplandor de la Piedra del Sol. Este anillo tiene glifos en forma de V, que significan los 4 puntos cardinales y los puntos cardinales intermedios.
  • El reverso de la moneda de 2 pesos tiene como motivo principal, una estilización del anillo de los días de la Piedra del Sol donde se evocan los 20 días del periodo que representa un mes Mexica. Sin embargo, en esta moneda se muestran sólo diez de los veinte días. En el centro esta Xóchitl que es el día 20, los otros símbolos son: pedernal, movimiento, águila, jaguar, caña, agua, muerte, serpiente y casa.
  • En el reverso de la moneda de cinco pesos tiene como motivo principal una estilización del anillo de las Serpientes de la Piedra del Sol. Cada una de las serpientes cubre una semicircunferencia y se tocan en la parte superior del monolito con sus colas y, en la parte inferior, con sus lenguas.
  • El reverso de la moneda de diez pesos tiene en la parte central el círculo de la Piedra del Sol que representa a Tonatiuh. Por encima y debajo de su rostro aparecen también 4 grabados enmarcados en un cuadro, la Era del Sol de Tierra, la Era del Sol del Viento, la Era del Sol de Fuego y la Era del Sol del Agua.

 

En los espectáculos

   También en los espectáculos la Piedra del Sol está presente. Uno de los uniformes de la selección de fútbol de México con más presencia en nuestra memoria fue el usado por el equipo mexicano en el mundial de Francia 1998. Lo recordamos todos por los motivos estilizados de la Piedra del Sol estampados en la camiseta.

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