México: No vale nada la vida


Por Emilio Mendoza

    Hace unos días se conmemoraron 44 años del fallecimiento de José Alfredo Jiménez. Aprovechando esta reminiscencia decidí escribir unas líneas para recordar algunas de sus canciones consideradas parte integral del riquísimo patrimonio artístico musical que México ha ofrecido al mundo.

 
Emilio Mendoza de Gyves
Corresponsal del Pollo Urbano en Mexico

www.emimendoza.com

Rodar y rodar
 
   Pasan las años y parece que los mexicanos no nos cansamos de cantar las canciones de José Alfredo Jiménez. Nuestro destino es rodar y rodar entre sus hermosas composiciones llenas de palabras sencillas pero contundentes.

 

Sigue siendo el Rey

    El Rey, como nos gusta llamarlo, inició su camino a la fama luchando como cualquier otro joven aspirante, peregrinando por todas las emisoras y las disqueras con muy poco dinero para grabar sus demos y comprarse un traje. La fortuna quiso que alguien le diera una oportunidad y ahí empezó su ascenso sin que nadie se imaginara la enorme huella que iba a dejar en la historia musical de México. La cadena de éxitos fue continua y se colocó entre los mejores compositores rápidamente. Cabe recordar que allá por los años 40, la canción ranchera bravía estaba en su gran apogeo. Los charros cantores eran los grandes ídolos del cine y de la radio. Los empresarios intuyeron que tenían en José Alfredo al personaje con las características que el público quería aplaudir: talentoso tanto en su música como en la poesía de sus letras, que reflejaban un sentimiento sincero con el que el público podía sentirse fácilmente identificado.

La vida no vale nada…

    Al igual que muchos otros cantantes famosos de la época como Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, José Alfredo murió muy joven. Para nadie era un secreto que José Alfredo tuviera serias dificultades con la bebida que le ocasionaron graves problemas de salud. De hecho, muchas de sus canciones están asociadas a penas amorosas curadas con botellas enteras de tequila. Durante su vida reflejó sus propias vivencias y sentimientos personales en las letras de sus canciones. Aun ya estando muerto, sus letras siguieron reflejando sus acciones: José Alfredo nació llorando en la cuna de su natal Guanajuato en 1926 y murió llorando en una cama de un hospital de ciudad de México, en 1973, confirmando que la vida no vale nada. Fue enterrado en el cementerio de su pueblo de origen, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, como era su deseo: «Yo ahí me quedo paisanos ahí es mi pueblo adorado», tal y como lo alude en su canción Camino de Guanajuato.

Es inútil dejar de quererte…

   Es inútil seguir hablando de José Alfredo Jiménez en este artículo cuando todo mundo sabe que fue un gran cantante y compositor de rancheras, admirado también en Sudamérica y en España. Quizá los jóvenes que no tuvieron la oportunidad de conocerlo no sepan mucho de él. Sin embargo, seguramente ellos también cantan sus canciones sin darse cuenta, ya que siguen éstas siendo interpretadas por los artistas contemporáneos. Es inútil seguir hablando de él. Mejor analicemos algunas de sus canciones de mi lista personal para recordarlas.

 

Lista Personal

  Me permití elegir algunas de entre decenas de canciones de José Alfredo que invaden la red. En este pequeño artículo es imposible mencionar más de ellas. Aquí les presento mi lista personal, ojalá compartan mis gustos.

 

Yo.

    Se dice que esta fue su primera grabación interpretada por Andrés Huesca y sus costeños. Pieza musical que se convirtió, rápidamente, en el primero de una larga serie de éxitos. Otras versiones grabadas por otros artistas posteriormente fueron mejoradas.

   Ando borracho, ando tomado, porque el destino cambió mi suerte, ya tu cariño nada me importa, mi corazón te olvidó pa´ siempre. Fuiste en mi vida un sentimiento que destrozó toditita mi alma, quise matarme por tu cariño, pero volví a recobrar la calma. Yo, yo que tanto lloré por tus besos. Yo, yo que siempre te ame sin medida. Hoy, solo puedo brindarte desprecios, yo, yo que tanto te quise en la vida. Una gitana leyó en mi mano que con el tiempo me adorarías, esa gitana ha adivinado pero tu vida ya no es la mía.  Hoy mi destino lleva otro rumbo, mi corazón se quedó muy lejos, si ahora me quieres, si ahora me extrañas, yo te abandono pa´ estar parejos. Yo, yo que tanto lloré por tus besos. Yo, yo que siempre te ame sin medida. Hoy, solo puedo brindarte desprecios, yo, yo que tanto te quise en la vida.

 

La media vuelta

   Además de las versión del propio José Alfredo Jiménez, la de Javier Solís es una de las mejores. Luego, muchos años después la grabó también Luis Miguel con mucho éxito dirigiéndose a un público mucho más joven. Aquí les propongo la versión de Javier Solís.

   Te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiera te detengo, yo sé que mi cariño te hace falta, porque quieras o no yo soy tu dueño. Yo quiero que te vayas por el mundo y quiero que conozcas mucha gente, yo quiero que te besen otros labios, para que me compares hoy, como siempre. Si encuentras un amor que te comprenda y sientas que te quiera más que nadie, entonces yo daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde. Te vas porque yo quiero que te vayas…

 

Paloma querida.

   En la década de los cincuenta conoció a Paloma Gálvez, una joven veracruzana a la que conoció cuando ambos tenían 21 años y con quien se casó en junio de 1952. Tal como hizo con otras novias, también a ella le dedicó varias canciones, siendo ésta la más famosa.

   Por el día que llegaste a mi vida, Paloma querida, me puse a brindar, al sentirme un poquito tomado pensando en tus labios me dio por cantar. Me sentí superior a cualquiera y un puño de estrellas te quise bajar, y al mirar que ninguna alcanzaba me dio tanta rabia que quise llorar. Yo no se lo que valga mi vida, pero yo te la vengo a entregar. Yo no se si tu amor la reciba, pero yo te la vengo a dejar. Me encontraste en un negro camino como un peregrino sin rumbo, ni fe y la luz de tus ojos divinos cambiaron mi suerte por dicha y placer. Desde entonces yo siento quererte con todas las fuerzas que el alma me da, desde entonces Paloma querida mi pecho he cambiado por un Palomar. Yo no se lo que valga mi vida, pero yo te la vengo a entregar. Yo no se si tu amor la reciba, pero yo te la vengo a dejar.

 

Corrido del caballo blanco.

   En una entrevista, la hija de José Alfredo, Paloma, comentó cómo nació el corrido del caballo blanco. Según ella, este corrido es la narración figurada de un viaje que José Alfredo hizo en su viejo automóvil blanco buscando un empresario rumbo al norte del país. Se habían citado con varios artistas que iban a hacer una gira artística para llegar al norte y el empresario los dejó plantados. Pero como ya estaban anunciados en las diversas localidades, decidieron ir por su cuenta. Manejando su viejo modelo se fueron atravesando caminos de terracería por donde nunca había pasado un coche. Por eso cuando menciona en la canción que el caballo blanco llevaba todo el hocico sangrando se refería a que con una piedra se les había roto el radiador; cuando dice que cojeaba de la pata izquierda, es que se les había ponchado una llanta. Y así sucesivamente fue visitando varias localidades del noroeste del país, desde Guadalajara hasta Ensenada. Nació uno de los corridos más hermosos que narra la geografía del noroeste de nuestro país.

   Este es el corrido del caballo blanco que en un día Domingo feliz arrancara, iba con la mira de llegar al Norte, habiendo salido de Guadalajara. Su noble jinete le quito las riendas, le quito la silla y se fue «a puro pelo», cruzo como rayo tierras Nayaritas, entre cerros verdes y el azul del cielo. A paso más lento llego hasta Escuinapa y por Culiacán ya se andaba quedando, dicen que en Los Mochis ya se iba cayendo que llevaba todo el hocico sangrando. Pero lo miraron pasar por Sonora y el Valle del Yaqui le dio su ternura dicen que cojeaba de la pata izquierda y a pesar de todo siguió en su aventura. Llego hasta Hermosillo, siguió pa’ Caborca y por Mexicali sintió que moría, subió paso a paso por la Rumorosa llegando a Tijuana con la luz del día. Cumplida su hazaña se fue a Rosarito y no quiso echarse hasta ver Ensenada, este es el corrido del caballo blanco que salió un Domingo de Guadalajara.

 

El jinete

   Triste pero hermosa. Cantada por el mismo José Alfredo.

Por la lejana montaña va cabalgando un jinete, vaga solito en el mundo y va deseando la muerte. Lleva en su pecho una herida va con su alma destrozada quisiere perder la vida y reunirse con su amada. La quería más que a su vida y la perdió para siempre por eso lleva una herida por eso busca la muerte con su guitarra cantando se pasa noches enteras, hombre y guitarra llorando a la luz de las estrellas después se pierde en la noche y aunque la noche es muy bella él va pidiéndole a dios que se lo lleve con ella. La quería más que a su vida y la perdió para siempre,  por eso lleva una herida, por eso busca la muerte, por eso lleva una herida, por eso busca la muerte. Ay ay ay…

El perro negro

   No podía faltar entre sus composiciones un homenaje a la lealtad del mejor amigo del hombre. Se sabe que los perros defienden a sus dueños y hasta son capaces de morir por ellos.

Al otro lado del puente de La Piedad Michoacán, vivía Gilberto el valiente nacido en Apatzingán. Siempre con un perro negro que era su noble guardián, quería vivir con la Lupe la novia de Don Julián, hombre de mucho dinero acostumbrado a mandar. Él ya sabía de Gilberto y lo pensaba matar, un día que no estaba el perro llego buscando al rival, Gilberto estaba dormido ya no volvió a despertar, en eso se oyó un aullido cuentan de un perro del mal era el negro embravecido que dio muerte a Don Julián. Allí quedaron los cuerpos Lupita no fue a llorar, corto las flores más lindas como pa’ hacer un altar y las llevo hasta una tumba del panteón municipal. Allí estaba echado un perro sin comer y sin dormir quería mirar a su dueño no le importaba vivir. Así murió el perro negro aquel enorme guardián que quiso mucho a Gilberto y dio muerte a Don Julián.

 

Corazón, corazón.

   Este tema formó parte de la Banda Sonora de la película «El Angel», interpretada por Raphael. Aquí la versión de este famoso cantante español.

Es inútil dejar de quererte, ya no puedo vivir sin tu amor. No me digas que voy a perderte. No me quieras matar corazón. Yo que diera por no recordarte, yo que diera por no ser de ti,  pero el día que te dije te quiero,  te di mi cariño y no supe de mi. Corazón, corazón, no me quieras matar corazón. Si has pensado dejar mi cariño,  recuerda el camino donde te encontré. Si has pensado cambiar tu destino, recuerda un poquito quien te hizo mujer. Si después de sentir tu pasado, me miras de frente y me dices adiós,  te diré, con el alma en la mano que puedes quedarte porque yo me voy. Corazón, corazón, no me quieras matar corazón. Si has pensado dejar mi cariño, recuerda el camino donde te encontré. Si has pensado cambiar tu destino, recuerda un poquito quien te hizo mujer.

 

Un mundo raro

    Arte de combinar las palabras. Como si fuera un poeta de otro mundo…un mundo raro. En esta ocasión elegí la versión de Chavela Vargas.

    Cuando te hablen de amor y de ilusiones y te ofrezcan sol y cielo entero si te acuerdas de mi no me menciones por que vas a sentir amor del bueno. Y si quieren saber de tu pasado es preciso decir una mentira di que bienes de allá de un mundo raro que no sabes llorar que no entiendes de amor y que nunca has amado. Por que yo a donde voy hablare de tu amor como un sueño dorado y olvidando el rencor no diré que tu adiós me volvió desgraciado. Y si quieren saber de mi pasado es preciso decir otra mentira les diré que llegue de un mundo raro que no se del dolor que triunfe en el amor y que nunca he llorado. Por que yo a donde voy hablare de tu amor como un sueño dorado y olvidando el rencor no diré que tu adiós me volvió desgraciado. Y si quieren saber de mi pasado es preciso decir otra mentira les diré que llegue de un mundo raro que no se del dolor que triunfe en el amor y que nunca he llorado.

 

Serenata Huasteca

   Este ‘poema’ está cantado a ritmo de huapango ranchero, género popular de la región denominada «Huasteca» que se localiza entre los estados mexicanos de San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas. La costumbre de llevar serenata a la mujer amada, que poco a poco está desapareciendo en el México moderno, en aquella época era muy frecuente.

   Canto al pie de tu ventana, pa´ que sepas que te quiero, tú a mí no me quieres nada, pero yo por ti me muero, dicen que ando muy errado, que despierte de mis sueños, pero se han equivocado, porque yo he de ser tu dueño. Qué voy a hacer, si de veras te quiero, ya te adoré y olvidarte no puedo. Dicen que pa´ conseguirte necesito una fortuna, que debo bajar del cielo las estrellas y la luna, yo no bajaré la luna, ni las estrellas tampoco y aunque no tengo fortuna, me querrás poquito a poco. Qué voy a hacer, si de veras te quiero, ya te adoré y olvidarte no puedo. Yo sé que hay muchas mujeres y que sobra quien me quiera, pero ninguna me importa sólo pienso en ti morena. Mi corazón te ha escogido y llorar no quiero verlo, ya el pobre mucho ha sufrido ahora tienes que quererlo. Qué voy a hacer, si de veras te quiero, ya te adoré y olvidarte no puedo.

 

El hijo del pueblo

    Cantan los tigres del Norte, un famoso grupo de música regional mexicana, conocida también como música norteña por haber surgido en el norte de México. Un estilo muy particular para pronunciar palabras muy sencillas y decir que humildemente pertenece al pueblo.

   Es mi orgullo haber nacido en el barrio más humilde, alejado del bullicio y de la falsa sociedad. Yo no tengo la desgracia de no ser hijo del pueblo. Yo me cuento entre la gente que no tiene falsedad. Mi destino es muy parejo, yo lo quiero como venga, soportando una tristeza o detrás de una ilusión. Yo camino por la vida muy feliz con mi pobreza, porque no tengo dinero, tengo mucho corazón. Descendiente de Cuauhtémoc, mexicano por fortuna, desdichado en los amores, soy borracho y trovador. Pero cuantos millonarios quisieran vivir mi vida, pa’ cantarle a la pobreza, sin sentir ningún dolor. Es por eso que es mi orgullo, ser del barrio más humilde, alejado del bullicio y de la falsa sociedad. Yo compongo mis canciones pa’ que el pueblo me las cante y el día que el pueblo me falle, ese día voy a llorar.

 

Corrido de Mazatlán

   Un poema convertido en corrido dedicado a la ciudad costera de Mazatlán. Seleccioné la versión de la banda de Recodo, un grupo sinaloense que es mencionado en la canción entre los atractivos de esta hermosa ciudad ubicada en el litoral del océano Pacífico.

   Hoy que el destino me trajo hasta esta tierra, donde el pacifico es algo sin igual, es necesaria la banda del Recodo para cantarle un corrido a Mazatlán. Yo sé que debo cantar con toda mi alma, para esta gente que es puro corazón, a ver si llega mi canto a la montaña y hasta en el faro, se escucha mi canción. Ay que bonito paseo del Centenario, ay que bonita también su catedral, aquí hasta un pobre se siente millonario, aquí la vida se pasa sin llorar. Yo soy fuereño, nací de aquí muy lejos, y sin embargo les digo en mí cantar que tienen todos ustedes un orgullo, el gran orgullo de ser de Mazatlán (No te rajes Sinaloa). Esas mujeres que tienen por mujeres, ante las rosas las pueden comparar porque el aroma que tienen los claveles, lo tienen ellas y tienen algo más. Y de sus hombres ‘pos’ que podría decirles, que son amigos y nobles en verdad,  sin que olvide sus típicas arañas, que lindo es todo lo que hay en Mazatlán.

 

El siete mares

 Una hermosa composición que habla de un marinero enamorado que dejó a su amor en las costas Tamaulipecas.

   Soy marino y vivo errante, cruzo por los siete mares  y como soy navegante vivo entre las tempestades desafiando los peligros que me dan los siete mares. Cuando el mar está tranquilo y hay estrellas en el cielo entre penas y suspiros le hablo a la mujer que quiero y solo el mar me contesta ya no llores marinero (CORO). Me dicen el siete mares porque ando de puerto en puerto llevando conmigo mismo un amor ya casi muerto (yo ya quisiera quedarme juntito a mi gran cariño) pero esa no fue mi vida navegar es mi destino. Estrellita marinera compañera de nosotros que noticias tienes ‘hora de esa que me trae tan loco si es que todavía me quiere dímelo poquito a poco. Olas altas olas grandes que me arrastran y me alejan cuando entremos en Tampico quédense un ratito quietas tan siquiera cuatro noches si es que entienden mi tristeza (CORO). Me dicen el siete mares porque ando de puerto en puerto llevando conmigo mismo un amor ya casi muerto (yo ya quisiera quedarme juntito a mi gran cariño) pero esa no fue mi vida navegar es mi destino.

 

Despacito.

   Muy bonita canción interpretada por muchos artistas. Les propongo la versión cantada por los Ángeles Negros, una banda chilena de baladas y boleros. La grabaron en 1976.

   Despacito, muy despacito, se fue metiendo en mi corazón. Con mentiras y cariñitos la fui queriendo con mucho amor. Despacito muy despacito, prendía la llama de mi pasión y sabiendo que no era buena, le di mi vida sin condición. Y hoy que quiero dejarla de amar, no responden las fuerzas de mi alma. Ya no sé dónde voy a parar, pero yo ya no puedo olvidarla. Despacito muy despacito, me dijo cosas que nunca oí. Me enseño lo que tantas veces con otros labios no comprendí. Pero todo, todo se acaba, la dicha grande también se va y nos deja nomás recuerdos, recuerdos de ella que no vendrán. Y hoy que quiero dejarla de amar, no responden las fuerzas de mi alma, ya no sé dónde voy a parar, pero yo ya no puedo olvidarla.

 

La mano de Dios.

Canción interpretada magistralmente por Javier Solís.

Solamente la mano de dios podrá separarnos, nuestro amor es mas grande que todas las cosas del mundo. Yo se bien que nacimos los dos para siempre adorarnos nuestro amor es lo mismo que el mar cristalino y profundo.  Solamente la mano de dios podrá castigarnos, las demás opiniones mi cielo me salen sobrando. Yo seré para ti nada más, te lo digo llorando, cuando tu me trajiste tu amor ya te estaba esperando. Nadie sabe ni puede decir las cosas de amores porque todos se entregan borrachos de amor en el mundo, es por eso que quiero gritar, matar ilusiones que mi amor es lo mismo que el mar cristalino y profundo. Tu no puedes dejarme de amar ni yo de adorarte, porque estamos unidos del alma quien sabe hasta cuando solamente la mano de dios podrá separarnos. Cuando tu me trajiste tu amor ya te estaba esperando.

 

Llegó borracho el borracho.

    En una versión poco común, las hermanas Huerta cuentan cantando la historia del borracho que llega borracho a la cantina. Esta fue una de las canciones con las que José Alfredo fue muy criticado, pues incitaba al público a tomar.

    Llegó borracho el borracho, pidiendo cinco tequilas; y le dijo el cantinero «se acabaron las bebidas, si quieres echarte un trago vámonos a otra cantina».  Se fue borracho el borracho del brazo del cantinero, y le dijo «que te tomas, a ver quién se cae primero; a aquél que doble las corvas le va a costar su dinero». Y borracho y cantinero seguían pidiendo y pidiendo. Mariachis y cancionero los estaban divirtiendo, pero se sentía el ambiente muy cerquita del infierno. Gritó de pronto el borracho, «¡la vida no vale nada!». Y le dijo el cantinero, «¡Mi vida está asegurada!, si vienes echando habladas yo te contesto con balas». Los dos sacaron pistola, se cruzaron los balazos. La gente corría hecha bola, seguían sonando plomazos; de pronto, los dos cayeron haciendo cruz con sus brazos. Y borracho y cantinero, los dos, se estaban muriendo. Mariachis y cancionero también salieron corriendo; y así acabaron dos vidas por un mal entendimiento.

 

Tu enamorado

   Canta el grandioso Pedro Infante, huapango de José Alfredo. Esta canción fue grabada en 1956 con el acompañamiento del Mariachi Vargas de Tecalitlán.

   Ya llegó tu enamorado al que nunca correspondes, ya llegó hasta la ventana desde donde tú lo escuchas, pero donde tú te escondes. Ya no sé ni que decirte, ya ni tengo que cantarte, yo quisiera maldecirte pero ya estoy convencido que nací para adorarte. Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay la suerte me está fallando, ay, ay, ay, ay, ay, corazón, la vida me estás cambiando. Ya llegó tu enamorado el que te interrumpe el sueño, ese pobre desgraciado que anda siempre desvelado porque quiere ser tu dueño. Alguien me contó tu vida, supe de tus ilusiones, yo no sé si me equivoque pero casi estoy seguro que te gustan mis canciones. Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay la suerte me está fallando oh ay, ay, ay, ay, ay, corazón, la vida me estás cambiando. Ya se va tu enamorado ya se va de tu ventana ya ni debo despedirme porque sé que aunque no quiera voy a regresar mañana. Mientras la pasión me dure y tu voluntad me aguante no habrá noches de tu vida que no vengan mis mariachis y mi voz a despertarte. Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay la suerte me está fallando ay, ay, ay, ay, ay, corazón la vida me estás cambiando ya se va tu enamorado.

 

Qué bonito amor

    Canción cantada por Lucha Villa, una de las más destacadas cantantes en la historia del género ranchero. Lucha Villa, junto con Lucha Reyes, Lola Beltrán y Amalia Mendoza forman parte del selecto grupo de mujeres cantantes de ranchero que trascendieron más allá de nuestras fronteras.

   ¡Qué bonito amor!, ¡Qué bonito cielo!, ¡Qué bonita luna!, ¡Qué bonito sol!, ¡Qué bonito amor!, yo lo quiero mucho porque siente todo lo que siento yo. Ven juntito a mí, quiero que tus manos me hagan mil caricias, quiero estar en ti. Dame más amor, pero más y más quiero que me beses como tú me besas y después te vas. Yo comprendo que mi alma en la vida no tiene derecho de quererte tanto pero siento que tu alma me grita me pide cariño y no más no me aguanto. ¡Qué bonito amor!, ¡Qué bonito cielo!, ¡Qué bonita luna!, ¡Qué bonito sol! Si algo en mí cambió te lo debo a ti porque aquel cariño que quisieron tantas me lo diste a mí. ¡Qué bonito amor!

 

Amanecí en tus brazos

   Esta canción la compuso para Lucha Villa en los años 60, pero la han cantado muchos otros. Una canción muy romántica. Les propongo la versión reciente de Luis Miguel.

   Amanecí otra vez entre tus brazos, y desperté llorando de alegría, me cobijé la cara con tus manos, para seguirte amando todavía te despertaste tú, casi dormida, y me querías decir no sé qué cosas, pero callé tu boca con mis besos, y así pasaron muchas, muchas horas. Cuando llegó la noche, apareció la Luna y entro por la ventana que cosa más bonita cuando la luz del cielo, iluminó tu cara. Yo me volví a meter entre tus brazos, tú me querías decir no sé qué cosas, pero calle tu boca con mis besos y así pasaron muchas, muchas horas y así pasaron muchas, muchas horas…

 

Amarga navidad

   La versión cantada por Amalia Mendoza. Es la clásica canción que solemos cantar durante las fiestas decembrinas para sacarnos una espinita de amor que nos ha lastimado durante todo el año.

  Acaba de una vez, de un solo golpe. Porque quieres matarme poco a poco. Sí va a llegar el día en que me abandones, prefiero corazón que sea ésta noche. Diciembre me gustó pa’ que te vayas, que sea tu cruel adiós mi navidad, no quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace tanto mal. Y ya después, que pasen muchas cosas, que estés arrepentido, que tengas mucho miedo, vas a saber, que aquello que dejaste, fue lo que más quisiste, pero ya no hay remedio. Diciembre me gustó pa’ que te vayas, que sea tu cruel adiós mi navidad, no quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace tanto mal. Y ya después, que pasen muchas cosas, que estés arrepentido, que tengas mucho miedo, vas a saber, que aquello que dejaste, fue lo que más quisiste, pero ya no hay remedio. Diciembre me gustó pa’ que te vayas, que sea tu cruel adiós mi navidad, no quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace tanto mal.

 

La que se fue

   Interpretada por Antonio Aguilar, un verdadero charro cantor.

  Tengo dinero en el mundo dinero maldito que nada vale aunque me miren sonriendo la pena que traigo ni Dios la sabe. Yo conocí la pobreza y allá entre los pobres jamás lloré, yo pa’ que quiero riqueza si voy con el alma perdida y sin fe, yo lo que quiero es que vuelva que vuelva conmigo la que se fue. Si es necesario que llore, la vida completa por ella lloro de que me sirve el dinero si sufro una pena si estoy tan solo puedo comprar mil mujeres y darme una vida de gran placer, pero el cariño comprado ni sabe querernos ni puede ser fiel, yo lo que quiero es que vuelva que vuelva conmigo la que se fue.

 

Ella

   Plácido Domingo incluyó en su álbum: ‘100 Años de Mariachi’ algunas canciones de José Alfredo Jiménez, entre las cuales figura ‘Ella’:

   Me cansé de rogarle, me cansé de decirle, que yo sin ella, de pena muero. Ya no quiso escucharme, si sus labios se abrieron, fue pa’ decirme, ya no te quiero. Yo sentí que mi vida, se perdía en un abismo, profundo y negro, como mi suerte. Quise hallar el olvido, al estilo Jalisco, pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar. (Ella quiso quedarse, cuando vió mi tristeza…). Me cansé de rogarle, con el llanto en los ojos, alcé mi copa y brindé por ella, no podía despreciarme, era el último brindis, de un bohemio, por una reina. Los mariachis callaron, de mi mano sin fuerza, cayó mi copa sin darme cuenta, Ella quiso quedarse, cuando vió mi tristeza, pero ya estaba escrito, que aquella noche, perdiera su amor.

 

Pa’ todo el año

   José Alfredo con Mariachi. Para mi gusto, la segunda mejor composición.

  Por tu amor que tanto quiero y tanto extraño que me sirvan otra copa y muchas más que me sirvan de una vez pa’ todo el año que me pienso seriamente emborrachar. Si te cuentan que me vieron muy borracho orgullosamente diles que es por ti porque yo tendré el valor de no negarlo gritaré que por tu amor me estoy matando y sabrán que por tus besos me perdí. Para de hoy en adelante ya el amor no me interesa cantaré por todo el mundo mi dolor y mi tristeza porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme y aunque yo no lo quisiera voy a morirme de amor. Para de hoy en adelante ya el amor no me interesa cantaré por todo el mundo mi dolor y mi tristeza porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme y aunque yo no lo quisiera voy a morirme de amor.

 

Tu recuerdo y yo

   Interpretada por el mismo José Alfredo. Cuando uno está triste en el rincón de una cantina, la copa del estribo y la canción final del mariachi siempre serán las penúltimas…

  Estoy en el rincón de una cantina, oyendo una canción que yo pedí, me están sirviendo ahorita mi tequila, ya va mi pensamiento rumbo a ti. Yo se que tu recuerdo es mi desgracia, y vengo aquí nomás a recordar, que amargas son las cosas que nos pasan, cuando hay una mujer que paga mal. Quien no sabe en esta vida, la traición tan conocida, que nos deja un mal amor, quien no llega a la cantina, exigiendo su tequila, y exigiendo su canción. Me están sirviendo ya la del estribo, ahorita ya no se si tengo fe, ahorita solamente ya les pido, que toque otra vez «La que se fue».

 

Deja que salga la luna (Cuando sale la luna)

    De entre tantas versiones, elegí la cantada por Aída Cuevas… hermosa!

    Deja que salga la luna, deja que se meta el sol, deja que caiga la noche, pa’ que empiece nuestro amor. Deja que las estrellitas, me llenen de inspiración, para decirte cositas muy bonitas, corazón. Yo sé que no hay en el mundo, amor como el que me das. Y sé que noche con noche, va creciendo más y más. Y sé que noche con noche, va creciendo más y más. Cuando estoy entre tus brazos, siempre me pregunto yo, cuánto me debía el destino, que contigo me pagó. Por eso es que ya mi vida, toda te le entrego a ti. Tú, que me diste en un beso lo que nunca te pedí. Yo sé que no hay en el mundo amor como el que me das. Y sé que noche con noche va creciendo más y más…

 

Te solté la rienda.

    Maná fue uno de los tantos grupos de música modera a rendirse ante la belleza de las canciones del Rey. El grupo Maná incluyó en su disco ‘Maná MTV Unplugged’ en 1999 esta hermosa canción.

   Se me acabó la fuerza de mi mano izquierda. Voy a dejarte el mundo para ti solita. Como al caballo blanco le solté la rienda, a ti también te suelto y te me vas ahorita. Y cuando al fin comprendas que el amor bonito lo tenías conmigo. Vas a extrañar mis besos en los propios brazos del que esté contigo. Vas a sentir que lloras sin poder siquiera derramar tu llanto y has de querer mirarte en mis ojos tristes, que quisiste tanto, que quisiste tanto, que quisiste tanto. Cuando se quiere a fuerza rebasar la meta y se abandona todo lo que se ha tenido. Como tú traes el alma con la rienda suelta. A ti también te suelto y te me vas ahorita. Y cuando al fin comprendas que el amor bonito lo tenías conmigo, vas a extrañar mis besos en los propios brazos del que esté contigo. Vas a sentir que lloras sin poder siquiera derramar tu llanto. Y has de querer mirarte en mis ojos tristes que quisiste tanto, que quisiste tanto y que quieres tanto. Se me acabó la fuerza y te solté la rienda.

 

Gracias (1972)

   Pocos artistas han tenido la oportunidad de despedirse de su público. José Alfredo lo hizo durante su última presentación en la televisión mexicana, en 1973, cantando Gracias, la canción más apropiada para la ocasión. Durante el interludio de esta canción, también conocida como ‘Tres Corazones’, José Alfredo pronuncia algunas palabras de agradecimiento que llegaron hasta el alma a todos sus admiradores:

   “De veras, muchas gracias por haberme aguantado tanto tiempo… desde 1947 hasta 1972 y yo siento que todavía me quieren… ¿Saben porqué? Por que yo he ganado más aplausos que dinero… ¿El dinero…? ‘Pos’ no se ni por dónde lo tiré, pero sus aplausos, esos los traigo aquí adentro ya no me los quita nadie…esos se van conmigo hasta la muerte.»

   Unos meses después de su última presentación televisiva, el 23 de Noviembre de ese mismo año, José Alfredo dejó de existir llevándose efectivamente toneladas de aplausos en su corazón.

  Cómo puedo pagar que me quieran a mí por todas mis canciones, ya me puse a pensar y no alcanzo a cubrir tan lindas intenciones. He ganado dinero para comprar un mundo más bonito que el nuestro, pero todo lo aviento porque quiero morirme como muere mi pueblo. Yo no quiero saber que se siente tener millones y millones, si tuviera con qué compraría para mí otros dos corazones para hacerlos vibrar y llenar otra vez sus almas de ilusiones y poderles pagar que me quieran a mí y a todas mis canciones.

 

El rey

   Esta canción se convirtió en un clásico y es imposible que un mariachi no la cante. Con esta letra, José Alfredo deja en claro quién es el que comanda aquí….

   Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera sé que tendrás que llorar. Dirás que no me quisiste, pero vas a estar muy triste y así te vas a quedar. Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey. Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar (Rodar y rodar). También me dijo un arriero, que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar. Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey.

 

Camino de Guanajuato (La del estribo)

   Es imposible continuar en un pequeño artículo con todas sus canciones. Pero por lo menos en este reducido espacio hemos analizado y cantado juntos algunos temas. Para concluir escogí una canción, la que quizá sea la mayor creación de José Alfredo: Camino de Guanajuato (se dice que en gustos se rompen géneros).

   Según tengo entendido, el músico Rubén Fuentes fue el arreglista de la mayoría de las canciones de José Alfredo Jiménez, quien al no saber tocar ningún instrumento, transmitía las notas de su mente al arreglista silbando y tarareando las melodías. La canción de Camino de Guanajuato es también, para mi gusto, el mejor arreglo musical. La combinación de la letra con la música me hace considerar ésta como la mejor obra de nuestro querido y bien recordado José Alfredo Jiménez.

José Alfredo declaró públicamente que cuando él muriera no quería ser llevado a la Rotonda de los Hombres Ilustres, donde yacen los restos de aquellas personas que realizaron importantes contribuciones a lo largo de la historia para el engrandecimiento de México. Deseaba un funeral simple, prefería ser sepultado en el pueblo que lo vio nacer y hasta escogió su propio epitafio: “La vida no vale nada».

   No vale nada la vida, la vida no vale nada; comienza siempre llorando y así llorando se acaba, por eso es que en este mundo, la vida no vale nada. Bonito León Guanajuato, su feria con su jugada, ahí se apuesta la vida y se respeta al que gana, allá en mi León Guanajuato, la vida no vale nada. Camino de Guanajuato que pasas por tantos pueblos, no pases por Salamanca que ahí me hiere el recuerdo, vete rodeando vereda, no pases porque me muero. El cristo de tu montaña, el cerro del cubilete, consuelo de los que sufren, adoración de la gente, el cristo de tu montaña, del cerro del cubilete. Camino de Santa Rosa, la sierra de Guanajuato, ahí nomás tras lomita se ve Dolores Hidalgo, yo ahí me quedo paisano, allí es mi pueblo adorado.

   En esta bella canción, José Alfredo habla de su tierra. Menciona la feria de León, considerada la segunda más importante del país después de la de Aguascalientes; el cerro del cubilete y su Cristo, consuelo de los que sufren. Implora de evitar pasar por Salamanca aludiendo el lugar donde desgraciadamente murió su hermano. Finalmente señala como punto de referencia la Sierra de Santa Rosa, punto intermedio entre la ciudad de Guanajuato y el pueblo de Dolores Hidalgo, este es precisamente el camino al que se refería José Alfredo con: “Ahí nomás tras lomita, se ve Dolores Hidalgo”, su tierra natal, donde descansa en paz.

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