Espiello. Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe


Por Carmen Gallego Ranedo

    Como cada año, en el mes de abril, una nueva cita en Boltaña (Huesca). Como cada año, la expectación primero y el asombro después marcaron el inicio el final de nueve días del mejor cine etnográfico del mundo.
   Como cada año, del 6 al 14 de abril en esta ocasión, el Palacio de Congresos de esta localidad altoaragonesa, acogió a más de 6.100 espectadores.

    Como cada año… y ya van dieciséis.

 El festival de los espejos (espiello en aragonés) nos refleja la imagen del mundo proyectada en forma de documental. Inicialmente llegaron a la organización del certamen 305, procedentes de 50 países y ¡de los cinco continentes! Que mejor manera de asomarse a la diversidad cultural, a la riqueza etnográfica, que nos diferencia como seres culturales, que viajando desde la butaca de un gran salón de actos. Pero es que a través de su visionado uno explora también las similitudes; verse reflejado en una mirada, en un gesto, en una costumbre ancestral o unos cánticos de países remotos reconforta pues nos hace partícipes de lo que tenemos en común todos los seres humanos. Diversidad y semejanza con las dos partes de la oscilación del péndulo, y en ese vaivén la humanidad ha construido su propia identidad.

  En esta XVI edición el lema elegido por la organización ha sido “nada es lo que parece” , que según la Comisión Permanente de Espiello, se proponen explorar en esta edición los límites entre la realidad y la ficción. “Sobrarbe, territorio transfronterizo, sabe mucho de marcas y líneas que, en muchas ocasiones, unen más que separan. Entre el documental y la ficción ocurre un poco lo mismo y son esos espacios comunes, esas intersecciones son las que nos interesan y enriquecen a los dos géneros” . Hablan de límites, de fronteras, de espacios comunes, en definitiva, de las dos caras de la vida misma, de lo que somos y de lo que imaginamos que seremos.

   Al final, después de ese enorme trabajo de preselección pasaron a concurso 16 documentales (siete menos que en la pasada edición). El premio a mejor documental recayó en la coproducción hispano alemana Grab and run (Atrápala y corre), de la directora Roser Corella que reside en Berlín. En ella se relata el secuestro de mujeres para obligarles a casarse en Kirguistán, más de la mitad de mujeres casadas allá han sido mediante esta práctica.

    El mejor documental realizado por jóvenes (Espiello Choben) fue para Chamán, un trabajo realizado por David Gómez. El él hace una reflexión sobre cómo los chamanes cuidan de su entorno y a su vez denuncian la situación de sobreexplotación del territorio.

    El premio Espiello Pirineos, que distingue al mejor documental de temática referida a las montañas, recayó en El lápiz, la nieve y la hierba, de Arturo Méndiz. Rodada fundamentalmente en el Sobrarbe, muestra la realidad de los maestros y maestras que tienen que impartir su docencia en pequeñas escuelas unitarias.

   Existe también un premio al documental más votado por el público y fue para Eleuterio Sánchez contra el Lute, realizado por Carlos Moro y Luis Alaejos. Además de retratar otra imagen del conocido “Lute”, se refleja la evolución y los cambios de la sociedad española en los últimos años.

   Hay un premio que se conoce con el nombre de Espiello Rechira que pretende distinguir al mejor trabajo científico y de investigación etnográfica. El documental presentado por Grace Winter y Luc Plantier, sobre el Marqués de Wavrin (Bélgica), recoge y sintetiza el enorme trabajo en películas de este “primer hombre blanco” en llegar al Gran Chaco y convivir con los indios shuar de la Amazonía, allá por los años 20 del siglo pasado.

  Otro año más, la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC) otorga el premio “Guillermo Zúñiga” a We Are Humanity de Alexandre Dereims (Francia), estrenado por primera vez en España, y en donde el realizador ha dado protagonismo a los jarawas habitantes de la Islas Andaman en India, grabados por primera vez. El encargado de hacer la entrega del premio fue Fernando Lara.

   Y una mención honorífica, la Siñal Espiello Chicorrón, para la Academia de Cine por su proyecto de Cine y Educación, que consiste en introducir el cine en el sistema educactivo, algo que ya se hace en Aragón desde hace años y que coordina Angel Gonzalvo, bajo el epígrafe de Un día de cine.

  También, cada año, se reconoce a una persona por su trayectoria profesional y su distinción en el mundo del documental etnográfico. Se conoce con el nombre de la Siñal d´ Onor y ha sido homenajeada en esta edición a Patricia Ferreira, directora de cine, que recogió con gran entusiasmo el premio.

   Dentro de las novedades, en esta edición se convocó por primera vez el premio Espiello Agora x l´aragonés. Para ser el primer año, sorprende el número de películas presentadas. Un total de 15 de 6 autores diferentes. El ganador fue el ilustrador altoaragonés Saúl M. Irigaray, con su documental Lo Gorroroi, su primera incursión en el cine.

   Han sido nueve días intensos, con proyecciones fuera de concurso, exposiciones y actividades paralelas. Un intensísima vida que por unos días nos hace soñar con un Aragón lleno de gente que participa, disfruta  y siente como propio lo que “aparentemente” es de otros.  Todo el mundo en un pequeño espacio, Boltaña, en una comarca Sobrarbe. Un lugar en el mundo, porque, Nada es lo que parece

*Carmen Gallego Ranedo es Antropóloga y profesora en la Universidad de Zaragoza 

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