Por Gloria Cohen
Nuestra premiada corresponsal en Argentina ha realizado un extraordinario viaje por Uyuni en Bolivia y Atacama en Chile partiendo de la ciudad argentina de Salta. Y desde allí nos manda sus impresiones y un hermoso reportaje fotográfico.
Gloria Cohen
Corresponal del Pollo Urbano en Argentina
Luego de unos días de arduo trabajo, emprendí un viaje a Uyuni en Bolivia y a Atacama en Chile, partiendo desde la ciudad argentina de Salta: ¡la gran vuelta al norte!
Tenía muchas ganas de realizar este viaje, no sólo por los maravillosos paisajes de los que me habían hablado, sino también porque este territorio formó parte del Virreinato del Río de la Plata que, fundado en 1776 por la Corona Española y con capital en Buenos Aires, fue el embrión a partir del cual se gestó la República Argentina.
Pero durante las luchas de la Independencia, algunos territorios del Virreinato se desmembraron y formaron los países de Bolivia, Paraguay y Uruguay y otras partes se anexaron a Brasil, Chile y Perú.
Uyuni y San Pedro de Atacama estaban dentro de la Intendencia de Potosí, cuya ciudad cabecera homónima es famosa por las minas de plata del Cerro Rico y por la acuñación de monedas durante la época colonial.
Posteriormente, durante la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre (1879 a 1883) que enfrentó a Chile con la Confederación Peruano-Boliviana, Bolivia perdió la región de Atacama y el puerto de Antofagasta lo que, aún en la actualidad, sigue motivando el reclamo boliviano a Chile de la salida al mar.
Sólo un poco de ubicación geográfica e histórica para presentarles este recorrido por: el Salar de Uyuni -el más grande del mundo-, el Salar de Atacama -el tercero del mundo-, las lagunas altiplánicas pobladas de flamencos (entre otras, hay una Colorada y otra Verde), los volcanes, los géiseres y fumarolas en Bolivia y Chile, los penitentes de hielo, así como baños termales a la increíble altura de 4.300 metros sobre el nivel del mar y extrañas formaciones como el Árbol de Piedra y el Desierto de Dalí (en Bolivia) y el Valle de la Luna (en Chile), entre otras curiosidades de la naturaleza.
Cabe aclarar que se trata de un paseo sólo para valientes, pues la altura promedio es de 4.000 metros sobre el nivel del mar, lo que puede acarrear problemas de dolor de cabeza, zumbido en los oídos, malestar estomacal y complicaciones a personas con hipertensión; el frío por las noches es intenso debido a la gran amplitud térmica en altura. Pero volví sana y salva, sin sufrir ninguna complicación y renovada.
Van aquí algunas fotos de los paisajes de altura donde me sentí como suspendida en el aire.
El regreso a la Argentina fue en autobús de línea entre San Pedro de Atacama y la ciudad de Salta. Un trayecto que se estimaba entre 7 y 9 horas, terminó resultado de 12 horas, debido a la demora existente en el Paso fronterizo de Jama. Allí debimos bajar todo el equipaje, que fue inspeccionado así como el autobús.
Si bien está prohibido ingresar a la Argentina con frutas frescas, la mayoría de las mismas pasaron (cabe aclarar que los controles para ingresar a Chile con productos vegetales son mucho más estrictos). El objetivo de los controles para ingresar a Argentina fue por el lado de los productos electrónicos pues, un pasajero que llevaba un enorme televisor plasma comprado en Chile demoró al autobús durante 3 horas.
Dicen que es una práctica habitual en las provincias linderas a la frontera chilena el cruzar para traer este tipo de productos y que, a pesar del pago de los impuestos correspondientes, resulta más conveniente adquirirlos en Chile que en la Argentina.
El regreso a la Argentina por el Paso de Jama se hizo muy largo, aunque tuvo como ingrediente adicional el paso por las Salinas Grandes y el trayecto por la Cuesta de Lipán, un serpenteante camino de montaña que llega hasta casi los 4.200 metros sobre el nivel del mar.
¡Altura y Salinas! Toda esta región es una impresionante reserva de litio, mineral muy valorado actualmente por el auge de la telefonía celular.
Ciudad de Salta a 1.200 metros sobre el nivel del mar y finalmente el regreso a Buenos Aires y vuelta al nivel del mar.
Vuelta a la rutina y a la realidad diaria de la que me había desconectado por completo: la enfermedad de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que guarda reposo luego de haber afrontado una operación por un coágulo alojado en la cavidad craneal, su reemplazo por el vicepresidente de la nación, el clima preelectoral, las elecciones del 27 de octubre con sus múltiples lecturas según quien efectúe el análisis y el distrito en cuestión, los 3 años de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner ese mismo día, los 30 años de la elección histórica que marcó el retorno a la democracia el 30 de octubre de 1983, el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la constitucionalidad de la Ley de Medios de Comunicación y su impacto sobre Clarín, el principal grupo multimedio y,…. se siguen sucediendo las noticias, los análisis… aunque, si bien no se está hablando demasiado sobre la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es un tema que resulta preocupante.
El paseo por las alturas, si bien intrépido y aventurado para el organismo, oxigena los pulmones, calma los nervios, renueva la mente y permite retornar con optimismo a la rutina diaria y a los vaivenes de la Argentina.
