Manuel Hernández, rompiendo barreras

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Por Don Quiterio

     Los profesores y alumnos del instituto zaragozano Pedro de Luna siempre han cuidado el cine, integrándolo en sus actividades formativas. La educación en la cultura de la imagen ocupa un lugar fundamental en la riqueza vital de este centro escolar.

    “Los conocedores de la historia de este instituto”, explica José Ángel Alegre, coordinador -junto a Esther López- de la compañía teatral grecolatina ‘Clásicos Luna’, “recordarán al carismático profesor Bernardino Orio, motor de los primeros talleres cinematográficos, hace ya más de treinta años, y al entusiasta educador Jesús Peña, que introdujo en el mnndo audiovisual a numerosos estudiantes que ahora son profesionales del mundo televisivo”.

    Y si miramos al presente nos encontramos con los profesores Ricardo Huerga, del que ya hablamos en estas páginas con ocasión del corto ‘Enredad@s’, y Manuel Hernández, cuya llegada al centro, hace unos años, ha significado un empuje notable en la participación de los proyectos educativos.  En efecto, Manuel Hernández (Santa Eulalis del Campo, Teruel, 1964) es profesor de literatura en este instituto de enseñanza secundaria e impulsor del hecho cinematográfico como labor complementaria. Ahora está enfrascado con sus alumnos en el rodaje de un cortometraje, ‘Flashback’, que pronto verá la luz, y anterior a este supervisó el titulado ‘Rompiendo  barreras’ (2013), un pequeño relato de relaciones afectivas, de celos, de compañerismo, de lesbianismo, reconocido con una mención en el último festival de cine de Zaragoza.

    ‘Rompiendo barreras’ es la historia de una estudiante desdichada, pero que sabe cómo tomar las riendas de su vida y encontrar la felicidad. Cuando la existencia te da razones para llorar, parece decir la protagonista, tienes mil razones para sonreír. La suerte hay que buscarla. Y la chica encuentra el amor en otra chica, después de algunos desengaños con compañeros del sexo contrario. El corto, en realidad, habla de dos chicas de instituto que aprenden a quererse. Toda mujer, al igual que todo hombre, lo que quiere es que le amen. Muchas aprenden a quererse desde pequeñas, pero hay otras que no quieren quererse. Es importante aceptarse.

     Todos nos conocemos y venimos con un libro de instrucciones, otra cosa es que queramos leerlo y hacer el trabajo de vivir nuestra vida o pasarla quedando bien con los demás y sin ser quienes somos realmente, con nuestras virtudes o nuestros defectos. Un cortometraje, en fin, que podrá gustar más o gustar menos, que se le podrán sacar muchos peros e insuficiencias, pero que funciona por su riesgo y arrojo. ‘Rompiendo barreras’, en efecto, posee innumerables virtudes. Las virtudes de un cine comprometido, valiente, que no se conforma con el suceso previsible y va más allá de cualquier propuesta convencional. Y eso, ineludiblemente, se agradece.

     ‘Rompiendo barreras’ habla del amor, de la presión, de la soledad, de las despedidas, de la pasión, de los besos, del vértigo de volver a sentir. En nuestra vida personal, con frecuencia, alzamos paredes cuando, en realidad, estamos deseando ser comprendidos. Cualquiera puede desarrollar la fantasía irracional de ser traicionado, burlado, explotado, lastimado. Sin embargo, estamos más expuestos a la paranoia si somos personas inseguras, si estamos desconectados o solos. Estas fantasías son una respuesta al sentimiento de que estamos siendo tratados con indiferencia. Son una respuesta al convencimiento de que nadie se preocupa de nosotros. Y no afrontar un conflicto equivale a dejarse comer por la carcoma.

     Dicen que los niños descubren el mundo mediante el juego. Luego, claro, crecemos, rompemos barreras y renunciamos a él por miedo a las heridas en las rodillas del alma. Perder es un riesgo que una persona responsable no se puede permitir. Solo jugar nos salva de nuestra condición de perdedores. Acaso, la esperanza no siempre nos espera a la vuelta de la esquina. Para mejor bajar al infierno de las dudas morales y metafísicas de los lazos sentimentales de las dos protagonistas de ‘Rompiendo barreras’. Tan calladamente.

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