Endiablado puzle / José Joaquín Beeme

Por José Joaquín Beeme 
http://blunotes.blogspot.it/

 

     Una después de otra, contra otra o a favor de otra, las piececitas van armando el endiablado puzle: una vida. O muchas, en la cadena ciega que «suele llamarse historia», como escribía Levi en su famoso prólogo.

     Las cajitas Lego, hablo de prestado, fascinan a los pequeños constructores de mundos, que están ahí, en sus posiciones estratégicas, divinamente, y su transposición fílmica no podía dejarles tibios. La Warner, en coalición con el imperio danés de los microladrillos, manda algunos mensajes netos de fácil digestión para amplias audiencias: 1) que mientras unos vienen con manual de instrucciones y lo siguen a pie juntillas para toda la vida, otros nos la inventamos a cada paso; 2) que la cultura apelmaza, congela, fosiliza, y más cuanto más pesan los años; 3) que el arte con ansias de perennidad nace ya muerto, frente al que, efímero, se saca formas nuevas del sombrero pièce à pièce;4) que mejor inventio que imitatio (o su contemporánea degeneración en copy-paste, rendición de neuronas en masa). Había que vestirlo todo, claro, de superhéroes y faramalla, con su moraleja que suena a algo así como «el juego no tiene edad», y una animación virtuosa que, a partir de los presupuestos de la stop-motion, migra muñecos y arquitecturas al ordenador. Yo lamento que a los pioneros constructos en madera de los Christiansen hayan seguido los invasivos plásticos, tan hechos al simulacro, pero sé que nada puedo ante el avance de los legendarios animalhombres de Chima. Y, si no, que se lo pregunten a mi hijo, que nada sabe aún (dichoso él) de su malsano olorcillo a juego de rol.

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