Interiores. Noches / José Joaquín Beeme


Por José Joaquín Beeme
http://blunotes.blogspot.it/

 

Y hay quien todavía se regocija cuando las escasas pantallas para el cine de autor van desapareciendo una a una, engullidas por el multicine blockbuster, como si éste no fuera a sofocar lo que quede de cine por extenuante repetición y agotamiento de la sólita receta.

Apasionantes ensayos de caméra-stylo como el de François Ozon serán cada vez más difíciles de encontrar, fuera del circuito vídeo, y todos tan contentos con la estúpida copla de que al cine no se va a pensar y, menos aún, a aburrirse. ¡Habrán visto ellos! ¿Habrán sentido? En la casa se inscribe en esa hilera de películas de aulario, pero más como iniciación a la vida que como majadera celebración del acné, con homenajes explícitos a maestros del pasado (Hitchcock: La ventana indiscreta; Mulligan:Verano del 42) y continuos cruces, marca Allen, entre cine y literatura, escritura / vida, textos que crecen según lo hace la acción, traicioneros pactos con el lector-espectador. Con estructura de folletín y burlas de comedia de situaciones, cada entrega —en forma de redacción escolar ilustrada— contiene un recital de manipulaciones, miradas perversas, obsesiones y deseos imposibles, interiores domésticos violados; el gran teatro familiar y, vuelta de tuerca inesperada, el viaje al final de la noche de un profesor raptado por su alumno (sorprendente evolución de Fabrice Luchini, camaleónico actor parisino). Pero por encima, o por debajo, de todo una puesta al desnudo de cómo y por qué seguimos contando historias: Sheherezade c’est nous. A esta gramática de la fantasía, que traslada una obra del dramaturgo-filósofo Juan Mayorga (tan sólo afrancesando los nombres), Ozon suma unas cuantas estocadas al arte contemporáneo: la galería que regenta Kristin Scott-Thomas llega a proponer, en un ejercicio extremo de desmaterialización del arte / volatilización del artista, la obra imaginada por cada quien en la pared o el suelo mondos, siguiendo unas pistas susurradas por su fantasmático autor a través de auriculares.

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