Quiero ser un ganso / María Dubón


Por María Dubón
https://mariadubon.wordpress.com/

      Quiero ser un ganso. Quiero vivir en una sociedad que genere sinergias y no hostilidad entre sus miembros.

    Somos poco inteligentes, la prueba evidente es nuestra infelicidad como individuos y como grupo. Pensamos que el éxito es tener dinero y sacrificamos el tiempo de nuestra corta existencia para hacernos con un puñado de billetes. Malgastamos horas aborregándonos en las redes sociales, contemplando lo que hacen otros, convertidos en espectadores pasivos, en emuladores de ocurrencias absurdas. Invertimos millones en armas que usamos en nuestra propia autodestrucción. Hemos perdido el rumbo.

   Este otoño, si ves una bandada de gansos dirigiéndose hacia el sur para pasar el invierno, fíjate en que vuelan formando una «V». La ciencia ha descubierto por qué se desplazan de esta manera. Se ha comprobado que, al batir sus alas, cada ave produce un movimiento en el aire que favorece al ganso que va detrás de él. Volando en «V», el grupo incrementa al menos un 71 % su capacidad de desplazamiento.

  Está demostrado que las personas que se unen como equipo y comparten un objetivo común llegan antes y con más facilidad a su meta, ya que se apoyan y se refuerzan mutuamente.

  Cada vez que un ganso abandona la formación, ha de afrontar la resistencia del aire y se da cuenta de la dificultad que entraña volar solo. Así que se reincorpora rápidamente.

   Si los humanos nos condujéramos con la inteligencia de los gansos, en vez de ir por libre, buscaríamos aliados, el grupo nos hace fuertes.

   Cuando el ganso que va delante se cansa, se coloca detrás y es relevado por otra ave.

   Así deberíamos funcionar nosotros. Obtendríamos mejores resultados repartiendo los trabajos difíciles, en vez de dejar que una persona sola cargue con el peso de toda la responsabilidad.

   Los biólogos han observado que los gansos que van en las últimas posiciones emiten un sonido característico que anima y estimula a sus compañeros.

    Si tomásemos ejemplo de los gansos, en lugar de ser rivales enemigos, seríamos compañeros solidarios y la vida resultaría mucho más fácil para todos.

    Nos necesitamos, necesitamos sentir el afecto, la comprensión y el refuerzo de los demás. Solo puedes llegar lejos, pero yendo acompañado, no existen límites. La sinergia que se crea al colaborar en un equipo tiene muchísimas ventajas. Es una pena que el individualismo a ultranza nos haya traído adonde estamos: en el páramo de la soledad, hostigados por las dificultades, enfadados y tristes.

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