Los nuevos iniciados


Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

      Nunca se habían visto en nuestra ciudad tantos aspirantes metidos de “hoz y coz” en   la expresión conocida entre los usuarios tecnológicos del  “modo artístico” como hay ahora y, sobre todo, en la variable literaria: poesía y novela y, ¡cómo no!,  en el deslizante y apetecible terreno de lo audiovisual.

     Todo aquel ciudadano sensible  que se precie ha de ponerse a garabatear un paquete de folios con una líneas poéticas para ir corriendo a autoeditarse (ése es el principal colaborador de la urgencia artística: lo barato que resulta) una mierda de “libro de poemas” que, naturalmente, presentará en cualquier garito para, rodeado de amigos y jaleadores, meterse una dosis de vanidad, tan necesaria en este mundo  triste y descolorido que barniza nuestra ciudad y, por supuesto, su entorno. De este modo, esa tarde noche, ya se sentirá miembro de una casta superior: ya tiene publicado su libro, ya es, por tanto, un artista, aunque sea menor, principiante, en un inframundo de seres planos y  sin criterio en el que, desgraciadamente, le ha tocado vivir. No hay nada de malo en evadirse aun urdiendo un autoengaño, de esta pasmosa ciénaga urbana. Al menos vivirán una agradable ficción que siempre será mejor que soportar un sarpullido con la programación cultural con la que nos machaca la autoridad en la gusanera en general

    Me cuenta el prolífico don Quiterio, eminente y preparado crítico del Pollo, que en nuestra tierra se hacen más de ¡200  “cortos” anuales! Esto parece un milagro incluso teniendo en cuenta que a día de hoy, las herramientas de vídeo son baratísimas siempre y cuando la producción no sea muy exigente -como suele ocurrir y es lo habitual en este interesante mundillo de los principiantes-. Es la clave, pues, en ambos ejemplos expuestos: lo barato que cuesta jugar a ser un “iniciado” urbano.

    Lo único que yo lamento es que los artistas visuales, concretamente,  no sean más incisivos con la realidad que habitamos y, sobre todo, que no “machaquen” a los políticos que nos gobiernan para, simplemente, ayudarnos un poquito a aspirar a una sociedad más justa. Si los políticos son obviados o jaleados por los artistas, al final, tienden a engordar –como le está pasando al rojo representante cultural que el PP nos ha impuesto (¡Virgen del Pilar, qué nombramiento!)- a sentirse profetas y a mirarnos con soberbia desde su  quadriga  de Dux  entrando por la  Porta Triumphalis de Roma. Es entonces cuando se entra –tal cual estamos nosotros ahora en la Comunidad  – en un estadio general de “povertà artistica” que no es ni malo ni bueno sino “uno de los problemas que exudan habitualmente los representantes  pseudocomunistas  y que no es otro que sólo los artistas trepas y los que están cerca del poder tienen posibilidad de prosperar como si se tratara de una sociedad medieval, por lo que todos los puestos relevantes así como las “acciones artísticas” quedan en manos de incompetentes”. Lo cual, se traduce también en pobreza, “inconmensurable pobreza artística”

     El creador, iniciado o no, en mi modesta opinión, no solo ha de recordarle a los gilipollas que administran nuestra  cultura con esas trazas cesarianas, el consabido recordatorio Respice post te! Hominem te esse memento!”* para que baje el pistón de su idiocia  sino que, además, su actividad debe ser transgresora respecto al poder, máxime en unos momentos como los que vivimos en los cuales el “poder” se ha convertido en el mecenas del artista. No hay más que ver qué películas (y qué cortos) se están rodando en nuestra tierra y qué “argumentos” tan  incisivos tienen todas ellas.

    También en el pseudocine local (en el teatro se vio, hace ya  muchos tiempos, que el objetivo artístico de sus practicantes de primera línea no era otro que hacerse burócratas para formar actores acríticos y empresas teatrales bajo las protectoras alas subvencionadoras de la administración) se están empezando a desarrollar este tipo de larvas que pronto, antes de que expire un simple mandato municipal o de legislatura , saldrán a la luz convertidas en mariposas de filmoteca, de filmcommisión o, incluso, de productoras asociadas a los pechos de la televisión autonómica para que los “artistas del pueblo” puedan poner sus huevitos en esa tele rural que disfrutamos y que nos cuesta un ojo de la cara para ser un triste “parchis” en los pueblos de nuestra comunidad a la hora de comer. Dinero que, por cierto, no va precisamente a parar a los bolsillos de sus trabajadores.

    En fin, amigos, solo me resta recordar que durante la revolución rusa se inició un movimiento para poner todas las artes al servicio de la dictadura del proletariado. El  instrumento que se utilizó para ello se llamó Proletkult, abreviatura «Proletarskie kulturno-prosvetitelnye organizatsii» (Organizaciones proletarias de cultura e ilustración). Ya tiene el anteriormente nombrado director general  de la cosa una buena idea, que le cedo gratis, para crear su propia ProKulA en cada recodo de Aragón y empezar a meter en el saco a todos los que, poco a poco, a este paso y a golpe de pequeñas pinceladitas de subvención en sus alas, van  a ser convertidos  en mariposas culturales del secarral.

      Queridos amigos, compañeros y camaradas ¡a caballo! ¡Yihíiii! ¡Salud!

   *»¡Mira detrás tuyo! ¡Recuerda que eres humano!

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