La mugre, carajo / Gonzalo del Campo


Por Gonzalo del Campo

     El pasado fin de semana estuvo en nuestro país el infame personaje Milei. Casi a la par que escuchaba alguna de las alocuciones que hizo, hablando del socialismo asesino y su alegato contra la justicia social, yo escuchaba…

…también “El Guerrillero”, un podcast realizado por Almudena Ariza sobre un personaje, hijo de un conocido dirigente comunista chileno, asesinado por el régimen de Pinochet, después de ser largamente torturado. En las más de dos horas que duran los ocho episodios, se va desentrañando parte de lo que supuso la horrenda dictadura que acabó con el gobierno socialista de Allende, que tanta esperanza hizo albergar en un futuro mejor para la mayoría del pueblo chileno.

    Milei, en tan solo seis meses ha dado muestras sobradas de cuáles son sus intenciones. En pocas palabras se diría que quiere reducir a cenizas o hacer trizas (haciendo honor al talismán de su motosierra) el Estado, en todo lo que tiene de benefactor o protector de la mayoría de los ciudadanos argentinos. Mientras, hace desaparecer todas las ayudas sociales e intenta reducir a su mínima expresión la sanidad y la educación públicas. Milei, al igual que Trump, Meloni, Le Pen, Orban y el émulo de todos ellos, Santiago Abascal, son la nueva vieja plaga del siglo XXI, que tanto mal causó en el pasado siglo y que esconden bajo la palabra libertad, un odio y una intolerancia que hasta hace poco no tenía una cabida tan masiva en los medios de comunicación y en las tribunas políticas, donde al menos se respetaban las formas y protocolos a la hora de exponer rivalidades políticas.

    Hoy, el insulto directo y la mentira hiperbólica forman parte del discurso que se está introduciendo y normalizando en los foros públicos, también de nuestro país.

   No augura nada bueno, que otra vez el fascismo disfrazado de circo, dé tantas funciones a la vista de todos, como si fuera inocua su presencia creciente y poco más que un reallity delirante la sucesión de vociferantes personajes, reclamando la vuelta a un pasado de oscuridad y sin derechos, en nombre de la libertad futura, no se sabe para qué.

    Libertad para negar el paso y una vida digna al inmigrante. Libertad para acallar con violencia al que no piensa igual. Libertad para invisibilizar y tratar como enfermos, otra vez, a los homosexuales. Libertad para exigir la existencia de un solo tipo de familia. Libertad para negar la violencia de género. Libertad para acabar con la verdadera libertad de educación, imponiendo otra vez modelos del pasado como la separación por sexos. Libertad absoluta para favorecer el afán depredador de los ricos y propiciar la vuelta a la esclavitud para los pobres.

   Hitler y Mussolini ya escondieron su verdadero rostro enarbolando la palabra libertad y arrastrando la voluntad de millones de crédulos hacia la guerra y la destrucción casi absolutas. No permitamos que la historia se repita y aprendamos a identificar a los que quieren que todos los derechos tan duramente ganados y arrancados al poder retrógrado vuelvan a desaparecer por no ser capaces de defenderlos contra esta caterva de nefastos personajes a los que la justicia y la igualdad para todos les importa un CARAJO.

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