Trampantojo / Andrés Sierra


Por Andrés Sierra

    Un día lluvioso, me pongo melancólico. Todo está bien, pero sin pasarse de la raya.

   Así que me tomo un par de vinos y podría decirse que veo la vida de otro color, algo así como ponerse unas gafas tintadas y todo se ve verde y maravilloso.

   Llevamos varios días leyendo en la prensa que el emérito, después de pagar a Hacienda unas pesetillas, ya como que queda libre, porque el Gobierno no le quiere sentar en el banquillo de los acusados por ladrón a gran escala.

  Surge la idea (para muchos) el desfase social y anacrónico con respecto a la monarquía.

   ¿Por qué no se cambia la constitución? Como es rey puede hacer lo que quiera; para eso es el rey. Las quejas críticas sobre el asunto no suenan demasiado.

    Mirando para otro lado, observo unas paradojas bestiales. Por ejemplo, escucho a menudo que hay que ser competitivos, para crecer económicamente, pero hay que cuidar el medio ambiente. Según quien se pronuncia choca de frente con la otra posición.

Hay que consumir, pero no tanto… eso me suena a que hay que crecer, pero no tanto.

¿Y quién no quiere crecer al máximo?

   Estamos algunos en esa posición comedida, pero no es lo habitual. Lo digo a nivel de calle, al nivel de potencias  mundiales, para mí es lo mismo; el destrozo para el planeta es mayúsculo. Y nadie quiere dejar de ser “competitivo”, precisamente para ser el ganador.

   En el planteamiento ontológico, también existen ciertas paradojas e incluso antagonistas  según que área sea. En agricultura está la PAC. Para unos está muy bien hecha, para otros, y dependiendo de las comunidades autonómicas, no. Sobre todo para los jóvenes que quieren seguir viviendo en el campo y por el campo.

   Muy patente y nombrado el problema de las agresiones sexuales. En el fondo, veo un desconcierto bastante claro, sobre todo por parte de las instituciones.

   Lo último que he leído en la prensa es acerca de la prostitución, que por cierto es un debate viejo que nadie soluciona.

   Escuché en la radio, hace unos años, a dos prestigiosos científicos hablando sobre la energía y de cómo el ser humano la consigue.

   La disertación había sucedido hace trece o catorce años atrás. Me quedé impresionado de cómo iba a ser el futuro para la sociedad a este ritmo de “crecer”.

    No hablaban del cambio climático, pero era obvio que estaba implícito. Los elementos y materiales que nutren a la tecnología, salen de la Tierra, pero tienen un límite.

   Ahora mismo estamos en la crisis de los “chips”. Todos tenemos un móvil de alta calidad, pero todos sus componentes empezarán a escasear en unos años.

   Las energías renovables muy bien y los defensores y luchadores por esa cuestión, perfecto. Pero también he escuchado –y no son detractores- quienes dicen que al final algunas energías renovables no lo son tanto.

     Y el asunto de las injusticias sociales en todo el mundo… para mí es un mareo.

    ¿Cómo poder respirar sin dificultad sabiendo la depredación del ser humano sobre sí mismo?

     Un admirable escritor, aludiendo a semejante, en un artículo decía: “Me hago dos preguntas. ¿Me atañe directamente? ¿Puedo hacer algo por remediarlo? Si las dos respuestas son negativas, mejor sigo con mi vida para no distorsionarla en vano”

   Me gusta aprender de todo y de todos, pero mi actitud siempre ha sido de autodidacta, para bien o para mal.

  Un buen músico minimalista decía que si hubiera seguido en la música con una formación ortodoxa, jamás hubiera conseguido hacer lo que hace. 

   Y yo no puedo dejar de ser autodidacta, aunque me empeñe.

   Al final me percato, para no hundirme en un pozo sin fondo, y casi sin darme cuenta, que he montado contra mí mismo un trampatojo.

Artículos relacionados :