Por Jorge Álvarez
Desde su aparición en la segunda década del siglo pasado el personaje del excéntrico veterinario fue llevado al cine, al teatro y hasta se convirtió en un musical.
Su capacidad para comunicarse con los animales y entenderlos lo convirtió en un clásico que le permitió gozar del favor del lector, en sus comienzos, y en el del espectador años más tarde.
Entre las tantas adaptaciones quizá sea la de Rex Harrison en 1968 la más recordada porque se metió en la piel del personaje con la soltura y la prestancia que sólo un gran actor le puede aportar.
Ahora ¿y si el Dr Dolittle pudiera abandonar la pantalla como el personaje de “La Rosa Púrpura del Cairo” (1985) escrita y dirigida por Woody Allen? Sería maravilloso. Y ya ocurrió hace unos años y se repitió días atrás, quizá favorecida por los vapores emanados de la Revolución Bolivariana.
“Estoy viéndote, y tú viéndome. Vamos adelante, ¿sí? ¿Caminamos juntos? Vamos adelante, ve”, le dijo Nicolás Maduro al joven caballo, otra reencarnación del comandante Hugo Chávez Frías, con un micrófono en mano mientras la primera dama tomaba distancia por prevención de que uno o los dos animales la pateasen durante la filmación de la escena en un cerro de Caracas.
Y Maduro lo volvió a hacer una vez más. Años atrás había elegido un animal más pequeño para entablar un diálogo político que le permitió saber que su gobierno iba por el rumbo correcto: al precipicio.
En 2013, tras fallecer Chávez Frías, Nicolás Maduro-Dolittle había tenido su primer encuentro registrado por la prensa con un animal. Un “pajarico chiquitico” con el que intercambió silbidos cifrados y que se identificó como el Comandante y su mentor.
Tras tomarse unos años sabáticos el alma del líder reapareció en 2017 esta vez adoptando la forma de una mariposa que se posó sobre su camisa. Y una vez más Maduro lo reconoció en el acto y dijo: “me visitan las mariposas, debe ser que me reconocen como un mariposón”. Como usted verá el Macondo de Gabriel García Márquez pierde fuerza en su realismo mágico al lado de los líderes venezolanos. Dinero no tendremos, pero humor nos sobra.