Corta y “apostado” en un carrascal del ISSIPU en Soria


Por Luis Gareta
Días antes de que se terminara oficialmente  la época de corte y poda en la zona, una brigadilla procedió a realizar labores de corta y apostado en una finca del ISSIPU (Instituto Superior de Silvicultura Improductiva del Pollo Urbano) pese al temporal de frío y nieve que azotó la zona.

    De camino a la zona de trabajo nuestros amigos se atascaron   en un ventisquero ¡con el Land Rover! aunque se resolvió el problema a base de pala y esfuerzo y la pequeña brigadilla formada por Sánchez, director del Instituto y el becario Francisco Esteban Loring, llegaron sanos y salvos hasta el lugar de inicio de la actividad

   A este respecto, en el Instituto se siguen fielmente los postulados manejados por  el gran Ayudante de Montes, Alberto Vela de Palacio en su publicación  “Las encinas y su poda” y,  en esta ocasión, se realizaron labores de corta de pies y “apostado”. Al llegar a la demarcación elegida,  ya se pudo apreciar el buen estado de las carrascas viejas del Instituto   meced a las labores realizadas en años anteriores y comparadas con las de las zonas vecinas, se aprecia una gran diferencia observando a simple vista que  los trabajos efectuados en la finca han sido todo un éxito.

    En esta ocasión se cortaron  19 pies que estaban todavía señalados por los forestales que en su día marcaron aquellas carrascas que estaban deficientes, muy torcidas en en grupos que era necesario airear. Una vez tumbadas, se dejaron para poderlas trocear ( y limpiar de ramas para hacer pequeñas gavillas) en otra ocasión en que estas inclemencias extremas hayan desaparecido y el desmenuzado y acarreo se pueda efectuar sin problemas para la cuadrilla y los vehículos.

  ¡Enhorabuena al Instituto por su buen hacer!

Las encinas y su poda

«En todas las cuestiones   que tienen relación con el tratamiento de  los árboles, pocas han sido objeto de más enconadas discusiones que las podas. Para unos, las ramas. eran en los árboles como los brazos y las piernas para los  hombres, y al cortarlas se los mutilaba, poniendo en grave peligro su vida. Para otros, había que podar sin miedo, para rejuvenecer, estimular la savia, dejar entrar la luz y, en las encinas, obtener mucho fruto y… mucho carbón, cuando los carbones han tenido grandes precios, olvidando la sabia máxima fundamental selvícola de que el hacha del podador  no ha de ser el hacha del carbonero ; olvido que es (ha sido) la causa de la catástrofe de miles de hectáreas de encinar español.

En suelos ricos y profundos y encinares bien tratados, las podas deben limitarse a quitar las ramillas chuponas para facilitar la entrada de la luz que una buena  fructificación requiere.

En terrenos muy pobres es una solución disminuir el número de pies, ya que aumentar los recursos del suelo en agua y nitratos no es cosa fácil. Y en los encinares mal tratados, con podas salvajes que han podrido muchas ramas principales, el forestal no puede actuar como quisiera y se ve obligado a realizar podas de verdadera cirugía para atajar un mal mayor.

-APOSTADO.

Pueden considerarse como limpias las operaciones que se hacen para elegir, y favorecer el crecimiento y formar  bien  las horquillas  de ramas principales en las encinas jóvenes.

Esto  constituye el apostado, por el cual los brotes que en profusión producen las cepas que proceden de pies cortados o matas rozadas, se cuidan para obtener la regeneración de los montes que se encuentran en estadio de matorral.

Las reglas selvícolas  de un  buen apostado son las de elegir entre los brotes los tres o cuatro más robustos, derechos y elevados , despojándolos con todo cuidado de las ramillas bajas en un poco más de la mitade su altura. La operación es fácil y barata , porque la cualidad aún herbácea de las ramillas puede hacerse con unas buenas tijeras de podar.

Los cortes se harán a ras de tronco y con esta operación, muy descuidada en los montes a los que nos referimos, se ganan muchos años para el logro de chaparros altos y vigorosos…”

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