Selección de plantones de alcornoque para cultivarlos en Hinojosa del Campo


Por Adelina Garsón.

 

   Durante el mes de Noviembre, D. Sánchez, director del ISSIPU (Instituto Superior de Silvicultura Improductiva del Pollo Urbano), se desplazó  a la finca «La Herriza» en Casares, Málaga, para obtener ejemplares adecuados de alcornoques con el fin de iniciar su transplante y plantación en Hinojosa del Campo (Soria).

    El asunto ya se llevaba fraguando años atrás pero no ha sido hasta este año que se ha podido llevar a cabo la obtención tanto de ejemplares nacidos de un año o dos de vida como de bellotas de este singularísimo árbol mediterráneo conocido como «chaparro» y nombrado técnicamente como «Quercus suber».



    Ayudado por una perrita llamada «Chispa» especialmente adiestrada para reconocer tanto los árboles sanos como las bellotas en buen estado, Sánchez fue rellenando los alveolos de la caja colocando la mitad de chitos y la otra mitad de bellotas que ya quedaron enterradas y a expensas de su posterior maduración.



    También se recogieron un centenar de bellotas que, una vez limpias, se guardaron en un recipiente de cartón y se mantendrán a 2-4 ºC hasta que llegue su fecha de plantación en las fincas de Hinojosa. ¡Enhorabuena y suerte con la plantación!



Familia, origen, variedades y tipos del  Alcornoque

   Familia de las fagáceas. Árbol siempre verde de unos ocho a diez metros de altura, copa muy extensa, madera durísima, corteza formada por una gruesa capa de corcho. Se asemeja bastante a la encina. El alcornoque se encuentra en los países del oeste del Mediterráneo, tanto en el sur de Europa como en el norte de África, cultivándose ampliemamente en países como España, Portugal, Argelia, Marruecos, Francia, Italia y Túnez. Se conocen hasta un total de más de 500 especies.

 Hojas, floración y frutos del Alcornoque

   Árbol de hoja persistente, simples, alternas y cuya forma es alargada y aovada con unos dientecillos poco marcados, el envés de las hojas es tomentoso-blanquecino. A menudo se produce un cambio brusco de las hojas, apareciendo el árbol con un falso aspecto de enfermedad que desaparece al crecer en primavera con las nuevas hojas.

   Florece en primavera (Abril o Mayo) y en ocasiones en el verano y el otoño, de forma menos pronunciada. Sus florecillas masculinas son de apariencia amarillenta.

   El fruto es la bellota, similar a la de la encina, aunque su sabor es menos dulce. Las bellotas maduran de Septiembre a Febrero, aunque la temporada del fruto suele extenderse al final de primavera o en el verano de la cosecha procedente de la floración de verano y otoño.

   El tronco y la corteza son importantes en este árbol. Está compuesta principalmente de corcho. En los árboles que no han sido nunca descorchados, la corteza es de color grisáceo, muy gruesa, poco densa y con numerosas y profundas grietas a lo largo del tronco.

Cultivo, reproducción y cuidados del Alcornoque

   Vive en terrenos silíceos, sueltos y permeables; suelos profundos pero no encharcado. No tolera aquellos en los que exista calcio libre en cierta cantidad.

   Precisa de luz intensa y aguanta bien el calor, aunque no le favorecen los climas demasiado secos. prefiere terrenos algo húmedos y sin fuertes heladas.

Usos del alcornoque

    La madera es muy apreciada por su dureza y se utilza en la fabricación de herramientas, también es útil para tonelería y construcción naval. Se puede recolectar cada 9 – 14 años.

   Sus hojas y frutos constituyen un excelente alimento para el ganado (importante la cría del cerdo) y la fauna herbívora y omnívora en general.

    Es la base para la producción de corcho y sus derivados (recipientes, aislantes, tapones para botellas, artes de pesca, colmenas, aislantes sonoros y térmicos, industria del calzado, losetas para suelos o paredes, etc.

    La casca del alcornoque es muy rica en taninos y goza de mucho aprecio para curtir los cueros.

    Se le quita la corteza más o menos cada 10 años, cuidando de no dañar la corteza interna rojiza que regenera el corcho.

    A destacar el valor ecológico del alcornoque, dado que el desarrollo del corcho parece ser fruto de la evolución de la especie para la protección contra el fuego, frecuente en las latitudes calurosas donde vive. El fuego solo consigue la combustión de la parte exterior, quedando el interior cerrado a la entrada de aire y, por consiguiente, a la combustión. De esta forma, aunque el follaje se queme y destruya, las partes vitales del árbol quedan inmunes y puede rebrotar tras el incendio.

Artículos relacionados :