Atrapados y sin salida / Jorge Álvarez


Por Jorge Álvarez
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    Para contarle a usted lo que es la vida en este páramo llamado Argentina una vez más voy a usar un parlamento de Philippe Noiret en uno de los inolvidables filmes …

…que lo tuvo por protagonista. “Este pueblo está maldito. ¡Vete!, vete y no vuelvas nunca. Y si algún día te da la nostalgia y regresas, no me busques. No toques a mi puerta porque no te abriré. Busca algo que te guste, y hagas lo que hagas, ámalo; como amabas la cabina del Cinema Paradiso cuando eras niño” es el consejo de Alfredo a Totó, en esa joya del cine que es “Cinema Paradiso”. Doscientas personas por día parten en busca de su futuro y ya casi no les importa a dónde. Es huir.

     La Argentina está como el boxeador que no puede esquivar los golpes y busca desorientado, maltrecho, con desesperación aferrarse a su rival o a las cuerdas del ring para poder seguir en pie. Y en un hecho difícil de comprender para quien lo observa desde lejos, porque a pesar del castigo impiadoso al que lo somete el gobierno desde el día que llegó al poder, todavía estamos en pie. Sin Justicia, sin moneda, con una inflación descontrolada ya que por mes es mayor a la anual de nuestros vecinos y llegará a las tres cifras a fin de año, se avanza a ciegas suprimiendo derechos y coartando libertades individuales. Pero en pie.

    Están con el fósforo en una mano y el bidón de combustible en la otra a la espera de saber en qué momento la vicepresidenta, en realidad en ejercicio de la presidencia también, dé la orden de comenzar el incendio. Desde la tumba y entre las cenizas se ríe a carcajadas Antonio Gramsci al ver que un grupete de resentidos sociales puso en práctica su pensamiento más reaccionario.

    «La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados ‘orgánicos’ infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Y en sólo dos años esto sucedió. Y continúa. Hay que seguir ridiculizando a la familia, a la Escuela, a los profesionales, a los heterosexuales, las tradiciones, reescribir la historia y hasta cambiar nuestra lengua al incorporar un lenguaje “inclusivo”.

    Desde la aparición del peronismo, hace más de 70 años, el populismo llegó para quedarse. Y con él la idea, grabada a fuego por su líder Juan Perón, que éste es único partido que puede gobernar porque “interpreta” las necesidades de los pobres. Perón, como el generalísimo Franco y como el Duce Mussolini era militar o sea que el disenso no estaba en los manuales en los que se formaron y en lo que fue su paso por el gobierno.

    Hoy un mitómano, el presidente Fernández, intenta convencernos a diario de que vivimos en un país nórdico; con un nivel adquisitivo excepcional; hasta tal punto llegó el delirio que ofreció vender gas a España en su última visita siendo que la Argentina le compra a Bolivia porque no produce lo suficiente. Al cerrarse al mundo ya faltan neumáticos para los tractores y maquinaria del campo y como si esto fuera poco se fijan cupos arbitrarios para la exportación de carne, que quedó en manos del Uruguay, y de soja y trigo.

    Pero sigo al igual que cada ciudadano, que no vive de dádivas del gobierno, de lo que queda de la clase media a la que pertenezco dispuesto a dar batalla para que no se roben el presente ya que ya lo hicieron con el futuro. La lucha es desigual como usted se lo imagina pero…

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