El Teatro: una herramienta para la escuela y la educación / Esteban Villarrocha


Por Esteban Villarrocha

     La práctica teatral es una de las expresiones culturales que pueden resultar más eficaces en la transmisión de los valores éticos fundamentales…

….de una sociedad como la actual, por lo tanto, el teatro, su práctica debe formar parte de las herramientas pedagógicas utilizadas para desarrollar las capacidades de expresión y comunicación de los niños y niñas,, centrándose no sólo en las habilidades lingüísticas de leer, escribir, escuchar o hablar, sino, sobre todo, en la habilidad de comunicar. El teatro en la escuela debe ser una herramienta al servicio del proceso educativo.

      El teatro debe entrar y formar parte del diseño curricular como práctica y lenguaje en la escuela, desde las edades más tempranas.

    El teatro que se hacía en la Grecia antigua tenía el objetivo de educar a los ciudadanos y posiblemente este objetivo se conserva en la actualidad, aún en una sociedad mucho más compleja como la actual, en la que los valores resultan menos identificables el teatro tiene su misión didáctica y moralizante. 

   Un profesor (no de teatro: un maestro de matemáticas, o de lengua española, o de segundo idioma…) usando el juego dramático (dentro del aula y en su horario lectivo) puede transmitir mejor su materia.
 Es entonces cuando la práctica teatral se adentra en lo pedagógico, el teatro es utilizado para convertir la materia, en vivencia, en exhibición.

     Muchas y buenas prácticas existen hoy en las escuelas con respecto a la utilización del juego dramático.

     El teatro es muy útil para estimular la creatividad y fomentar el gusto y la afición por la actividad artística. El efecto que la representación teatral produce en el alumno o alumna hace despertar la conciencia moral, la emoción y la imaginación. La pregunta que nos hacemos es sencilla. ¿Utilizar el teatro puede servir para enseñar matemáticas o lengua o historia?. Puede y debe servir, sin duda, se convierte en elemento motivador: ¡La expresión dramática al servicio de la educación! No como una actividad aparte (casi siempre ajena al hecho educativo, las clases de teatro) sino formando parte de cada materia en cuestión: en fin, como una herramienta más que facilite (enriqueciéndolo) el trabajo del profesor y oriente (con la práctica) el entendimiento de los alumnos y alumnas.

    Cuántas veces hemos oído decir que dar clases es hacer teatro.

    Practicar teatro en la escuela es reflejo de muchas vidas y su valor educativo radica en el desarrollo y práctica de la imitación de la realidad y en la representación de las consecuencias de esa realidad. Los símiles ayudan al hombre a reflexionar sobre sí mismo y sobre lo que lo rodea y a identificarse y encontrar la ética y la verdad de las cosas.

     Cuando los niños y niñas se convierten no sólo en espectadores, sino en hacedores de teatro, adquieren ante todo un sentido de disciplina, en el cual tienen que coordinar y combinar todos los elementos que hacen posible la representación; apreciarán la estética y tendrá siempre presente el gusto por lo bello. Aprenderán el sentido del trabajo en equipo, el orden, la constancia, la elocuencia, la expresión corporal y la disciplina.

   Y ahora

 ¡Atención, atención! que comienza la función.

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