No nos importa quedarnos tuertos renovables (II) / Dionisio Sánchez


Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

      Siguiendo con el asunto que nos ocupa,  haremos una breve  digresión pedagógica  sobre el desarrollo energético para los lectores recordándoles…

…  que con el asentamiento del siglo XVIII, los telares se mecanizaron facilitando el nacimiento de la industria del vestido y aparecieron los altos hornos de metalurgia. De esta forma, se pasó de una economía basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal a un modelo basado en la maquinaria para la fabricación industrial y, más adelante, en el transporte tanto de mercancías como de pasajeros. Y como ejemplo, con el desarrollo de la máquina de vapor,   llegó el  ferrocarril y  los animales fueron sustituidos precisamente por este combustible fósil que nos llevaría a la Revolución industrial y desplazó  para siempre a la leña. En España, las fábricas de Málaga y Alicante se trasladaron  al norte, a Bilbao, por estar más cerca del “coque” inglés.

    Avanzando en el tiempo, en 1820, en Nueva York (Estados Unidos), se agujereó el primer pozo de gas natural. Años más tarde, en 1850, se perforó el primer pozo de aceite mineral  (“Oro negro” ) en Titusville, Pensilvania (Estados Unidos). Y a partir de ahí, los derivados petrolíferos conquistaron el mundo y fueron los ingredientes principales de los desarrollos energéticos a escala global

     Lo cual no quita para recordar que ya,  en  1860, Frances Auguste Mouchout construyó el primer generador de energía solar al utilizar un espejo para reflejar la luz del sol y con ello generar vapor. Unos 20 años más tarde, se fabricaron las primeras celdas fotovoltáicas de selenio, cuya eficiencia de conversión era apenas del 2%. En 1891, Clarence Kemp patentó el primer calentador solar de agua y este fue mejorado, para hacerlo más eficiente, por Charles Greeley Abbott en 1936.

     Pero estos descubrimientos  quedaron aparcados porque  los bajos precios del gas natural imposibilitaron el crecimiento de las tecnologías basadas en energía solar. Fue hasta la década de 1970 que no se volvieron a retomar, precisamente, en  cuando aumentaron los precios del petróleo.

    En los finales del XIX se aceleró la investigación y el desarrollo eléctrico a  partir de los hallazgos de Tesla, Lucien Gaulard y John Gibbs,  quienes presentaron un transformador de energía en 1881. Ese transformador fue adaptado por George Westinghouse, quien empezó a experimentar con redes de corriente alterna.

   Westinghouse refinó el diseño del transformador haciendo que este fuera capaz de enviar electricidad a largas distancias.

     Aliado con Tesla, en 1896, Westinghouse emprendió el primer proyecto hidroeléctrico en las cataratas del Niágara. Esta planta fue capaz de transmitir electricidad basada en corriente alterna a la ciudad de Buffalo, en Nueva York, que se ubicaba a 32 kilómetros de distancia. Además, este fue el primer sistema capaz de proporcionar energía con múltiples fines: ferrocarril, iluminación y calefacción.

    Resumiendo:  hace  unos 2.100 años que  los romanos inventaron el molino hidráulico para procesar el trigo y los persas, en el año 1.000 después de Cristo, construyeron el primer molino de viento. Estos descubrimientos, junto con todos los anteriormente citados,  ya nos ponen en nuestra actual situación.

    Por tanto, los humanos  sabemos y tenemos todo lo necesario para entrar en los nuevos tiempos  adecuándonos a unas  posibilidades energéticas que, al menos, no signifiquen la autodestrucción planetaria y nos resuelvan la continuidad sobre el mismo sin apocalipsis a la vuelta de la esquina (a no ser que a los soviéticos se les vaya la olla por el desagüe- que todo es posible en la estepa siberiana-). Aunque bien es cierto, también, que desde los tiempos en que este que les escribe tenía  uso de razón, los profeta de la nómina ecológica, ya  hablaban de que  el petróleo estaba a punto de acabarse y ¡jodo petaca, que se lo digan a los emiratís!

    Volviendo  a lo que nos ocupa, España y, sobre todo, Aragón tienen una oportunidad que no se puede dejar escapar: el viento y el sol. No podemos descartar que  también hay otras fuentes renovables de energía  (como la nuclear y de la que hablaremos en otra ocasión),  pero con el viento y el sol se han desarrollado tecnologías competitivas. Y tampoco podemos negar  porque seríamos unos necios, que tienen impacto en el paisaje  (tal y como lo tenían las piras de leña y barro para deforestar los montes  de carrascas y  llevar el carbón vegetal a las siderurgias primitivas). Pero, como siempre, hay que evaluar los beneficios frente a los perjuicios.

   Todo cambio  energético  puede provocar  daño (pregunten sino a los utrillanos) pero es muy importante  saber de los beneficios  que se van a generar con la nueva actividad. En Aragón, donde las huestes de agricultores arrendatarios inventaron la letanía de  “renovables sí, pero no así”, acertaron en lo fácil pero el slogan les salió muy perverso. En nuestra tierra –tan rica y extensa-  existen territorios donde el valor paisajístico es escaso y con un alto nivel de despoblación, no deberían instalarse en ese argumento ya que  cuando  dicen, a voz de loro, que la instalación de renovables es la muerte del territorio, no han pensado que pudiera ser  justo todo  lo contrario. En todo caso puede que sea el final del “chollo” para algunos –pocos- agricultores maestros del arriendo

    Los movimientos que supuestamente defienden el territorio, claramente mantienen una posición conservadora que no ayuda al cambio energético de la tecnología del carbón y del petróleo por las tecnologías renovables.

    Es fácil crear un movimiento “anti” donde unos pocos hacen mucho ruido (pues, seguramente, poseen abundante “contenido liberador”)  y pueden confundir a la mayoría.

   Y he aquí dónde los partidos políticos y las administraciones deberían hacer un mayor esfuerzo pedagógico y explicar frente a los perjuicios, los enormes beneficios que se generan y sacar el máximo provecho de esta oportunidad que se nos presenta con la instalación de plantas de generación renovable.  Aquí está una de las madres del cordero.

    Hay que explicar que son  una fuente de ingresos para el territorio y por tanto una oportunidad para el desarrollo rural. ¿Cómo?  Con energía gratuita o más barata, se instalarían empresas que no cosecharán ”¡trigo de regadío!”  pero que atraerán a tipos con dos piernas con mono y nómina frente a sus diferentes maquinarias, por ejemplo.

     El ruido generado por los que defienden el  “ renovables sí, pero no así”, oculta la realidad que sin duda conllevan estas instalaciones. Ahí la administración debería explicar sin complejos las bondades tales como el fundamental abaratamiento energético,  la menor contaminación por CO2, la generación de puestos de trabajo, el desarrollo rural, etc. Pero en esta España siempre estamos en periodo electoral y muchos alcaldes afectados por estos movimientos se encuentran atados, confundidos y sin saber que opción tomar para no perder las próximas elecciones.  Elecciones que ganarán, pero perderemos la carrera.

       Esta es la oportunidad para pactar con los promotores ventajas para el territorio: acceso a la energía más barata (fundamental como ya he dicho), desarrollo de talleres de formación, traída de aguas, reforestación, implantación de empresas y en general todo aquello que los responsables locales consideren que es bueno para el territorio, amén y primero, para sus vecinos. A ello, pues,  deberían dedicarse con gran ahínco las diferentes administraciones.

     Y, por supuesto, a  seguir presionando para que el territorio se vea compensado. En Aragón siempre se ha generado más energía que la que se ha necesitado y el excedente ha tenido como destinos Cataluña y País Vasco principalmente. Ahora con esta oportunidad, podemos    conseguir una mayor implantación de empresas en la zona y un mayor crecimiento en Aragón.

     Es muy interesante el informe que ha redactado el “Cluster” de la energía en relación con el impacto de las renovables en Aragón y que, por supuesto, deberían de leer los “antis” y sus primos labriegos.

    El mercado eléctrico va a seguir creciendo. Según se produzca la descarbonización, serán necesarias nuevas plantas de generación renovable, cuya energía podrá ponerse al servicio del desarrollo local.

    Es fácil a través de las comercializadoras eléctricas trasladar al territorio cercano a una determinada cantidad de energía a un precio competitivo o incluso gratuito. Algo que ya empieza a sonar en algunas de las ofertas que, ciertos promotores, han sugerido. La comercializadora se aprovisionará de la energía que le proporcione el propietario de la planta mediante un contrato bilateral y la incorporará en la factura que emita a los consumidores que puedan acogerse a la propuesta. Algo que puede ayudar a las instalaciones de turismo rural, a los edificios municipales y a industrias de cualquier tipo.

     Es hora de no seguir el juego a quienes van al pueblo los fines de semana y quieren verlo todo igual o a los que labran con alquileres de risa. Porque el perjuicio se queda en el territorio si no se hace nada. Las subvenciones por la PAC y otras que puedan llegar, no deben ser el modus vivendi de los pueblos. Con las plantas de generación renovable se obtendrán muchos recursos que ayudan al desarrollo rural.

     También hay que destacar que la normativa medioambiental de España y en especial la de Aragón, es muy restrictiva. Hasta hoy está más protegido el “gorrión primilla” que el futuro, por ejemplo, de los habitantes de Farlete. No se pueden hacer implantaciones que dañen el entorno pues una  normativa racional  lo impediría. Así que parece lógico que se ha de hacer compatible el trabajo de los  profesionales medioambientalistas con  el tratar de aprovechar al máximo las ventajas que ofrece esta nueva revolución con las tecnologías de generación eléctrica renovable

   Para terminar, amigos y camaradas, parece lógico que el eslogan “renovables sí, pero no así”, debería cambiarse por “cómo aprovechar mejor esta oportunidad que nos plantea la transición energética”. Simplemente por mirar al futuro desde  una posición única e inmejorable  como en este terreno “renovable” tiene nuestra región ¡Chim pom!

     iA caballo! ¡Yihíiiiii! ¡Salud!

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