Por José Luis Llera Gil
Siempre lo he hecho y así lo haré, destacar la actuación de la UME en aquellas catástrofes que asolan nuestro país y que todos conocemos, como grandes nevadas, incendios forestales e inundaciones.
España es un país solidario, en grado sumo, pero no por la actuación de nuestros políticos, que parece siempre actúan por su propio egoísmo, sino por la acción desprendida y voluntariosa de sus ciudadanos aun cuando, como este es el caso, bajo un uniforme militar.
Pongo como ejemplo las graves y recientes inundaciones registradas en distintas regiones de la geografía española en las que la UME, siempre magnífica en su actuación, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía local, Protección Civil, Cruz Roja y Ciudadanos anónimos, han dado muestras de ejemplaridad solidaria, unos por ser su obligación y otros por su deseo de ayudar a los afectados como si hubieran sido ellos los dañados y que llegó a tener que frenar su llegada a la zonas de las catástrofes por su excesivo número.
En la actuación ciudadana, única en el mundo pues lo he podido constatar en mis viajes al extranjero, que afecta a estas catástrofes, está el ejemplo que desde 2007 está dando la UME en cuantos lugares interviene. Desde la fecha de su creación he tenido la oportunidad de estar en contacto con varios de sus integrantes, con cierta graduación, y me ha sorprendido siempre favorablemente su forma de actuar fuera de intervenciones, más acorde con la vida normal de los ciudadanos que con la militar. He de reconocer también que en las medidas de apoyo y ayuda a paliar las catástrofes hay inversiones anteriores y actuales sumamente elevadas como son la disponibilidad de aviones, helicópteros, drones, vehículos todo terreno, anfibios, de comunicaciones, autobombas, camiones, ambulancias, etc. , todo ello bajo el eslogan “para servir”.
Tanto es así que recientemente cuando la UME abandonaba un Municipio, como es el de Campillos, después de su excelente actuación, sus habitantes en la calle principal a derecha e izquierda, les despedían con muestras de agradecimiento y de admiración.
He apreciado también en bastantes ocasiones, una de ellas cuando contestó a mi felicitación por su décimo aniversario, la valía y su excelente relación con los ciudadanos de a pie de su Tte. General Jefe D. Miguel Alcañiz Comas, quien hace lo que muchos otros no hacen, que es contestar a las cartas que recibe. En mi caso, por mi situación de Presidente de varios colectivos, tengo ese honor así como contar con la amistad de varios de sus subordinados.
A estos, con el respeto que merecen militares de graduación jóvenes y magníficamente preparados para la vida civil y la militar, les he comentado que sus varios uniformes, de intervención hasta de gala, son sumamente bonitos pero que el primero de ellos, especialmente en incendios forestales, tiene un color que atrae los rayos del Sol en lugar de reverberarlos.
No sería justo, en modo alguno, si no finalizara mi artículo con unas palabras de admiración a todos los demás que cito en él, cuando se trata de acoger y ayudar a los migrantes que llegan a nuestro país por el mar, en sus pateras, de juguete en muchos casos, en cualquier hora del día, y que pocas veces se reconoce. Ver cómo les ayudan a subir escaleras, a abrigarse, a llevar a niños en sus brazos, darles alimentos y otras pruebas de humanidad, merecen nuestro reconocimiento y gratitud por todo ello.
Eso es hacer patria, es reconocer las grandes cualidades que atesoran los españoles y que son la admiración de los de otros países. Muchas gracias a todos