Por Max Alonso
Creer es la solución de los tontos para explicarse las cosas y aceptarlas como parece que son. Saber es el empeño diario por el conocimiento para llegar a entender como son.
En el creer se refugian los débiles, así se explican las cosas sin que les de desasosiego. También los vagos. No tienen que esforzarse por entenderlas. Los cómodos. Encuentran las explicaciones cómo parece que son. Los inmorales. Saben que así no son pero aceptarlas les resuelve la vida. Es el caso de los falsos católicos que se creen que confesándose pueden seguir haciendo lo que quieran. Se engañan a sí mismos y les vale. Es como los que carecen de ética y confunden las ventajas para obrar mal con la inteligencia.
Los que eligen la vía del conocimiento se encontrarán que muchas cosas no tienen explicación o no la encuentran. Tendrán que aceptar la duda como compañera del camino. Tendrán que admitir con frecuencia que se han equivocado. Tendrán que aceptar cosas que no tienen explicación o no la conocen. Tendrán que admitir la falta de explicación de otras. La crudeza de la realidad que es como es. La injusticia de la justicia. La insolvencia de la ciencia.
Con el paso de los años comprenderán la importancia de la memoria para comprender cosas nuevas y por eso la valorarán. También aprenderán a desconfiar de ella porque a veces se engaña ella misma y te engaña a ti. La aceptarán como a un amigo que si te engaña no deja de ser amigo, porque una cosa es la amistad y otra la certeza.
Aprenderás la importancia de la verdad absoluta, A la vez que no solo se vive de esa verdad. Que las falsas verdades no alimentan porque no son comida. Que las mentiras son como piedras. Que es inútil comérselas porque no se digieren. Que además del cuerpo el espíritu necesita alimento y que lo que alimenta al cuerpo no sirve para el espíritu. Que el cuerpo puede estar muy bien alimentado y el espíritu perecer de inanición. Que si el espíritu está bien nutrido el cuerpo resiste el hambre.
Sabrás que dos más dos son cuatro, eso le vale al cuerpo, pero que a veces pueden ser cinco. Eso lo entiende el espíritu. Este se basa en ideas. Con las que se hace la ciencia como el arte con la belleza. A la falta de belleza a veces le llaman arte. Le puede faltar o tú no percibirla. Como puedes dudar de tus sentidos porque a veces te fallan, como la memoria. Pero no puedes prescindir de ellos como no prescindes de la memoria.
Cuando te falla alguno, como un diente, estás en la vejez pero sigues vivo. Valoras más la memoria y dudas más de ella pero la usas más como el aire que respiras, aunque durante mucho tiempo lo hayas respirado sin valorarlo. Como el sentido que parcialmente te falta. Lo necesitas y valoras más los que conservas. Como necesitas más creer y saber. Creyendo con mayor fe –no más ciega sino más interiorizada y sabiendo con más conocimiento, hasta no congratularte con la inconsciencia de la ignorancia y asumir la sabiduría, como Sócrates, de admitir el peso de lo que ignoras, que es más y más, porque aumenta proporcionalmente con lo que sabes. No se sigue la ecuación de a más saber menos ignorar sino más humildad, la que se deriva de que porque más sabes ignoras más.
La sola ignorancia, si la cultivas, crece y se multiplica como si fuera grano y sólo es paja. Se cultiva sola a sí misma. La sola fe si en ella no te implicas es estéril y…
Publicado en: http://astorgaredaccion.com