Por Eugenio Mateo
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Entras en la Redes y el panorama que te encuentras es demasiado estresante. Aparte de las exhibiciones de ego, que practicamos todo “quisqui” sin ser demasiado conscientes del peligro de quedar expuestos, se asiste a un guerracivilismo que nos debiera preocupar.
De pronto, alguien manifiesta una opinión y se le echan encima los del otro bando. Se masca odio en sus respuestas. Sólo les falta que las Redes incorporaran un programa por el que se pudiera matar al enemigo. Oponentes, adversarios, contrincantes, rivales, antagonistas, contrarios; cualquier acepción antes de la persistente dicotomía de amigos-enemigos. No hace demasiado, viajar por las redes permitía conocer de nubes sobre lugares pintorescos o del cumpleaños de aquella conocida. De vez en cuando se deslizaban sesudas reflexiones que daban el toque cultural necesario entre tantas buenas noticias. Era un plácido escaparate de vanidades en mitad de la selva, pero llegaron las hienas a tomar su ración de carne virtual y han despertado a la Bicha, que sólo estaba encamada. La Bicha es ponzoñosa, peligrosa, arrasadora, y la tenemos dentro; somos nosotros los que le damos nuestra carnaza, y cada vez su hambre se agudiza y quiere la sangre de nuevos internautas. Desde que algún trilero inventara las noticias falsas, o como se dice ahora: fake news, las redes nos regalan la dosis diaria de manipulación inevitable porque, por muy avispado que se sea y se tenga la suerte de poder contar con el antídoto del discernimiento, por algún lado se cuela a las meninges y las consecuencias parecen barruntar una epidemia de meningitis. Imaginen publicar las fotografías de su gato, y que de pronto reciban un aluvión de improperios y lo siguiente, llamándole torturador. Ya no hablamos de compartir con los amigos lo bonitos que están tus pinos y lleguen los técnicos forestales a levantar acta del riesgo de desplome. ˗˗ Un sindios, como diría Saza˗˗
Por mor de la evolución, el Hombre ha conseguido practicar la sofisticación en los métodos de alienación sin disparar un solo tiro. No han hecho falta tanques ni pelotones del amanecer, ha sido tan fácil como dejar jugar con lo intangible de muestras debilidades. La muñeca chochona lleva doble premio si publicas tu opinión: algunos dicen que les gusta, otros te quieren matar. Así, llegados a este punto de lobos y de ovejas toca apechugar con lo que nos venga. No olvidemos que las Redes son las que más ayudan a que la Bicha vuelva para comérsenos vivos en el plano más absolutamente real.