No mojarse / Manuel Medrano


Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

      Es bonito flotar, la sensación de ingravidez y seguridad, de paz. Pero en el agua, o en gravedad cero. En otros casos, no sé si es igual de honrado.

    Si se cobra por mojarse, tampoco es gran mérito, salvo para los patronos o la tropa. Los debates, a veces carajeras, en el Congreso de los Diputados o el Senado, en las cámaras autonómicas o en los ayuntamientos, son de oficio y contienen grandes dosis de teatralidad, y a veces enmascaran la inacción legislativa o ejecutiva eficaz. Porque leyes y normas, en España hay para dar y tomar, y acuerdos y contraacuerdos también, pero por eso son bastante ineficaces con demasiada frecuencia.

   En el mundo profesional y funcionarial, lo de mojarse ya es otra cosa, porque a veces puede dar réditos pero, con frecuencia, te cuesta recibir un palo. Así que cuando el personal tiene cierto perfil público a causa de su trabajo, se cura en salud y sigue las recomendaciones y conveniencias. Vamos, como el diálogo entre el coronel Poge y el soldado Bufón en “La chaqueta metálica” de Stanley Kubrick:

Coronel: ¿No quieres a tu país?

Soldado Bufón: Sí, señor.

Coronel: Entonces sigue la corriente. ¿Por qué no arrimas el hombro como los demás para la gran victoria?

Coronel: Sí, señor.

Coronel: Hijo, lo único que le pido a mis marines es que obedezcan mis órdenes como si fuera la palabra de Dios.

    Y así, pues Paz y Amor. Aunque también podemos traer otras citas interesantes y discordes con el espíritu del discurso del coronel Poge, como la de “La poesía es un arma cargada de futuro” de Gabriel Celaya: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”.

   O, si prefieren algo más antiguo y, quizá, aún más rotundo, ahí tienen la cita de Apocalipsis 3:15 que dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.

    ¿Hay que tomar partido? Yo creo que sí, hasta mancharse y pronto, porque el tiempo huye y las situaciones se empantanan para, a continuación, iniciar una putrefacción cada vez más pestilente.

    Estas breves reflexiones van de actitudes vitales globales pero no olvidan el aspecto cultural en concreto. Así, los primeros que tienen que educar y transmitir elementos de conocimiento, necesarios para ser compartidos y quizá criticados, son las instituciones públicas. Para muestra de lo que quiero decir, un ejemplo real: dos jóvenes historiadoras acuden a la visita guiada a La Aljafería y, para su estupor, se encuentran con que las explicaciones (cito) “han eliminado casi por completo el discurso histórico… sustituyéndolo por un discurso casi exclusivo de arte”. En todo el recorrido, sólo se nombra una vez a la Corona de Aragón. A partir de ahora, renombraremos a la institución que allí reside como Cortes Artísticas de Aragón. ¿No queda precioso? Bueno, al menos ni moja ni salpica. No es ni frío ni caliente, y sigue la corriente.

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