Por José Luis Soro
Presidente de Chunta Aragonesista
Aragón tiene nombre de río, pero dicen que no es un país de agua, que somos de la tierra adentro.
Y, sin embargo, nuestros ríos, lagos, ibones ponen el verde azulado a un país en ocres, pardos, anaranjados: aguas sobre tierra, paleta de colores y matices infinita.
Dicen que Aragón no está de moda, que somos pocos, que qué es eso de ser aragonesista. Y yo me pregunto que, si es eso es así, qué voy a hacer yo con ese sueño que anclo en el ángulo de mi vida cuyo objetivo vital es Aragón, país que vivo, siento y amo.
Yo reivindico Aragón. Y no me conformo simplemente con existir, con ser. Reivindico un Aragón protagonista de su futuro, que toma decisiones colectivas, que innova, que arriesga, que crece.
Aragón condensa la historia de un pueblo que ha luchado por conservar su esencia y su identidad, conocedores de nuestro potencial, pero también de nuestras debilidades. Tenemos que buscar, unidos, soluciones nuevas, transformadoras, que nos permitan encajar en un proyecto federal solidario, en el que se reconozcan nuestros derechos históricos y nuestra singularidad como territorio extenso y despoblado, en el que la prestación de los servicios conlleva costes adicionales que deben contemplarse con recursos financieros suficientes. Autonomía y suficiencia financiera como garantía del autogobierno político. Y autogobierno político como garantía de los servicios públicos del estado del bienestar.
Necesitamos sentir Aragón como un proyecto colectivo de futuro. Necesitamos proyectos ilusionantes. Y, como aragonesista, me hace muy feliz tener el honor de poder trabajar para hacer realidad el sueño de miles de aragoneses, mi sueño: recuperar y llenar de vida y futuro la Estación Internacional de Canfranc y toda la Explanada de los Arañones. Un sueño que, tras años de olvido, de abandono y de desidia, entre todas y todos vamos a recuperar. La explanada, nuestra estación, vuelve a la vida, y lo hace tal y como se concibió y nació, sin que nada en ella se vaya a derruir ni a añadir. Queremos fijar la memoria de un lugar único.
Tenemos más proyectos para Aragón. Proyectos para cimentar un país de ciudadanas y ciudadanos libres, iguales y solidarios, en la vanguardia de los derechos sociales, con unos servicios públicos de educación o sanidad, con unas políticas públicas de protección social o de vivienda, de las que sentirnos orgullosos. No me resigno a languidecer en la media.
Tenemos proyectos para nuestras infraestructuras, para la industria, el comercio o la agricultura, para el turismo como elemento vertebrador por excelencia. Para nuestra universidad, verdadera vanguardia del conocimiento. Tenemos proyectos para el país de Servet, Gracián, Goya, Moliner, Cajal, Poch, Buñuel o Labordeta.
Soy un entusiasta, un enamorado de Aragón porque creo firmemente en las inmensas posibilidades de una nación con profundas raíces milenarias sobre las que crear un futuro mejor para todos y todas. Somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos. Pero lo que reivindico es lo que seremos. Y seremos lo que entre todas y todas decidamos y construyamos. Reivindico el derecho a soñar con un Aragón sin complejos, lleno de orgullo y de vitalidad. Ese Aragón que nuestras hijas e hijos merecen.
