El balón de fútbol parece una cebolla…/ José Luis Llera


Por José  Luis Llera Gil

      No quiero hablar de este deporte como tal, sino de un fenómeno que se produce cuando cada cuatro años, se celebra un Campeonato Mundial.

   Es sumamente chocante que países paupérrimos, así considerados en los medios de comunicación, son capaces de arrastrar a la sede del mismo, a varias decenas de miles de aficionados, cuyos viajes, estancias, entradas a los estadios y otros gastos, son  prohibitivos para  los de otros países que gozan de una situación económica mucho mejor.

   Como ejemplo citaría  a Irán, Marruecos. Nigeria y una lista más, que están en la mente de todos, que creíamos que  sus habitantes estaban sumidos en la pobreza, pero nunca más lejos de la realidad.! Aquí falla algo¡ Yo lo achaco a la manipulación que los medios de comunicación nos infringen diciendo como cierto lo que no es así.

   El aspecto de los aficionados que llenan las gradas de los grandes estadios, es de personas con una forma de vida  que pensábamos no existía en esos países de los que solamente nos hablan de penurias económicas y de guerras, muertes y epidemias.

  Creo por tanto que estos Campeonatos son sumamente eficaces para conocernos mejor y tener nuestro propio criterio.

   Pero esto no  es  precisamente el tema de mi artículo de este mes, que tiene un título muy disparatado,  sino los lloros por alegría o tristeza que los espectadores tienen a flor  de ojos y boca.

   Esto sí que me choca enormemente, y me hace pensar el escaso interés que tienen por  este deporte, los rectores del mismo, que manejan miles de millones de dólares  al año ¡Jamás se preocupan de esto¡ Estas lágrimas de cocodrilo, ni son sinceras, ni deben serlo, sino fruto de una tensión deportiva  acrecentada al encontrarse los asistentes a los encuentros ,lejos de sus casas.

   Y no  digamos la emoción que sienten cuando escuchan y cantan el himno nacional de su país.

    Es lamentable, y  hasta cierto punto comprensible en estos momentos  en los que la corrupción está al orden del día y no es de extrañar que la mayoría de la cúpula de la Federación respectiva estén  todos sus miembros condenados por la justicia o investigados, o suspendidos en sus funciones a perpetuidad. Solo piensan en el dinero y nada más.

   Hay que decirles a los aficionados emocionables, que se desplazan a las sedes del Campeonato del Mundo o de Europa, cómo ha de ser su comportamiento. Yo  a mis años he  vivido de todo. Momentos en los que después del triunfo de nuestra selección ibas gritando por la calle, festejando el triunfo con afán festivo  sin ofender a nadie. siendo respetados y respetando,.

    O a ciertas horas de la noche te encontrabas con todos los bares y Restaurantes cerrados lo que hacía que tuvieras que volver a tu Hotel más seco que la mojama pero pacíficos y felices. Sin echar falta nada.

    Dejo al final los lloros de los aficionados muchos de los cuales no lo hacen nada más que cuando sus equipos están eliminados o de alegría por lo contrario.

    Yo era y soy un aficionado al fútbol que me gusta que triunfe mi equipo, y lo aplaudo, pero jamás lloraría si pierde ante otro mejor-

    Lo que sucede es que los aficionados de hoy están equivocados ya que se creen que un partido  de fútbol es una guerra entre países. No hombre no. Un partido de fútbol es y debe ser una confrontación  pacífica y deportiva que su triunfador ha de ser aplaudido sea o no nuestro equipo,

   Otro pelo nos cantaría si fueran así  todas las cosas:  Deportividad sí. deseo de triunfo por supuesto, pero lloros y acciones antideportivas nunca jamás. Los asistentes a los encuentros deportivos deben aprovecharlos para aprender a perder y a ganar que, parece ser. no  siempre es fácil.

Artículos relacionados :