Hay un secreto entre las dependientas de moda, una especie de ley no escrita/ Natalia Asunción


Por Natalia Asunción

    Siempre lo sabemos todo.

    Aunque no tengamos ni puñetera idea, sabemos perfectamente con qué combinar el modelito. Por supuesto que conocemos la talla que lleva usted, señora. Incluso las tallas que quedan en la otra tienda…

    Hay dos cosas que no se pueden decir en una tienda de este tipo:

-No sé

-No hay

     Si no hay, existe una prenda muchísimo mejor que está hecha para usted, señora.

     Si no lo sé me lo invento.

     Conforme cumplo ya una edad indecente, me estoy empezando a dar cuenta de que la vida, en sí.

      Funciona igual.

     Parecer que sabes lo que estás haciendo es realmente más importante que saberlo.

     Ir seguro por la calle, con una dirección; aunque no tengas ni idea a dónde vas. Nada de vagar por las calles con cara de perdido. Una línea recta, un punto fijo en la mirada y un rictus seguro y serio.

     Eso abre más puertas que un cerrajero.

    Los políticos, al igual que las dependientas, jamás dirán:

– No sé

-No hay

   No tener ni puñetera idea de nada y parecer que lo sabes todo es otro gran truco de la vida.

    Miente, inventa, copia. Cualquier cosa menos hacer ver que desconoces por completo el tema.

   Aunque el tema sea las características del ornitorrinco. No sólo conocemos sus características; las comprendemos, las entendemos y vamos a bajarles el alquiler.

   Así que aquel «Sólo sé que no sé nada” se ha convertido en un “No sé, pero me lo invento”

    Ante el “no hay” el funcionamiento es sorprendentemente parecido.

     Que no hay no significa que no haya de nada. ¿Qué no hay trabajo? No pasa nada, tenemos subvenciones para cambiar las persianas, señora. Directas y frescas desde Bruselas.

    Resumiendo:  la clase política es un hombre dirigido  hacia la nada y con trucos de dependienta de barrio.

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