Elecciones con el covid-19 como aliado / María Gómez


Por María Gómez y Patiño

  A pesar del coronavirus, la vida, y también las elecciones han de seguir su curso.

    Lo mejor es que el covid no va a ser solo un testigo silencioso y mudo, sino que se va a convertir en aliado de algún candidato o en enemigo de algún otro. Y es que no hay elecciones solo en Estados Unidos, el 3 de noviembre, sino que las elecciones se dan por doquier, incluso en nuestro ámbito más próximo. Quizá el cambio más notable es el sistema de voto. En buena parte de los casos se abandona el voto presencial (con papeleta y urna) para pasar a un programa informático (con voto online), pero el proceso no se detiene.

    El coronavirus está viendo, impasible, cómo algunos candidatos se posicionan ante él: unos aspiran a combatirlo como si fuera un enemigo a batir (en un intento de velar por la salud pública), pero otros se convierten en sus aliados y lo utilizan como un potente instrumento de campaña. Bajo el lema de todo vale estos candidatos utilizan el coronavirus como si de un acto de marketing político se tratara. Si el candidato no ha sido contagiado, se utilizará para demostrar lo inmune que puede llegar a ser. Por el contrario, si el coronavirus ha contagiado al candidato, este hecho se rentabilizará, como parte de un espectáculo político retransmitido por todos los medios de comunicación, como si de un acto de campaña más se tratara.

    En la arena norteamericana hemos visto cómo el candidato Trump ha bailado ante las cámaras, riéndose del virus, a pesar de que supuestamente ha abandonado un hospital militar hace solo unos días, y ni por un momento ha dejado de tuitear y de lanzar sus provocaciones a blancos y a negros. Con relación a los blancos, quizá no le gusten ya tanto las proporciones de estas elecciones, pues según el Washington Post los porcentajes han pasado del 77 al 58% lo cual le pone las cosas un poco difíciles, si se tiene en cuenta el gran aumento de población latina, y que personas tan conocidas en el mundo del cine como Eva Longoria están haciendo campaña a favor de los demócratas. Además, este mismo medio informaba de que según los últimos sondeos, Biden aventajaba por un punto a Trump.

    Los números informan y dicen cosas, pero las actitudes y los gestos dicen bastantes más. Es de sobra conocido que el tiempo de campaña es tiempo de promesas y una de las promesas electorales más importantes que ha hecho Trump ha sido prometer una vacuna para todos los ciudadanos americanos, declaración que no se entiende, si se piensa que él no cree en el virus, ni en los virólogos como Fauci, de quien se ríe y a quien ridiculiza, llamando idiota, como a otros. Trump está jugando con la opinión pública, prometiendo regalar a cada ciudadano una vacuna, o si se prefiere: salvarle la vida, que es lo más importante que tiene el ser humano, cuando en realidad dice no creer en el virus. La opinión pública no es completamente estúpida, como él cree, y los hechos son incontestables, sus contradicciones cada vez más palpables: ¿cómo se puede regalar una vacuna de los Laboratorios Regeneron a cada ciudadano, mientras este valor sube en bolsa para su rentabilización, al tiempo que no se cree en el covid? Si no cree en él, ¿para qué regalar una vacuna a cada ciudadano? ¿Se trata de un engaño de doble filo que espera que el electorado no perciba?

    Sería deseable que los candidatos, a cualquier tipo de elección, construyeran mejor sus mensajes políticos, siendo fieles a la verdad, luchando por el bien de la ciudadanía y no utilizando al virus como aliado, si no quieren sufrir un revés inesperado, sobre todo.

Publicado en: https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/elecciones-covid-19-aliado_1441147.html

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