El juez cierra la instruccción del Prestige / Juan Marin


Por: Juan Marin
http://www.juanmarin.net

Recupero este viejo artículo sobre el desastre ecológico del buque Prestige, aunque quizá no sea tan viejo pues ayer mismo (14/11/2011), el juez dio por terminada la instrucción del caso. El artículo hace referencia también y de una manera oblicua al libro de urgencia escrito por Suso del Toro para la editorial Península

La cólera de Suso. (Publicado en Heraldo de Aragón 02/03/2003)Juan Marín

Un barco grande se rompe. El barco va lleno de ponzoña pegajosa. El barco grande se rompe frente a las costas de una tierra que no sabe si es tierra o es mar; porque el mar se mete en ella igual que el agua azul y verde y plata se mete en la sangre de los hombres que pescan, de las mujeres que recogen el marisco, de los hombres que arrancan el percebe de la roca. Para los gallegos, el mar no es el hermoso mar que recordamos los que vivimos tierra adentro. Es otro mar. Es otra relación: un paisaje de futuro y de niñez, una madre generosa y egoísta, una amante seductora y cruel. No, no es una marina al óleo con un velero.

Sí, estamos informados, o mal informados, de que un barco grande con veneno se ha roto en el trozo gallego del océano. Hemos visto aves que intentan quitarse el veneno de las alas, a mujeres que lo separan de la arena con sartenes, a muchachos blancos manchados de alquitrán. Hemos visto a políticos que dicen que no pasa nada y a presentadores que no saben qué cara poner cuando dicen que el gobierno dice que no pasa nada. Pero hay algo de lo que no tenemos ni idea. No tenemos ni idea de las emociones. Por ejemplo, un hombre llena su camión del veneno negro y no sabe dónde tirarlo… Está a punto, desesperado, de volver a echarlo al agua. Una mujer mira a su marido, que aparenta más de los 55 años que tiene, y piensa que ese hombre ya no puede coger la maleta y emigrar, como hicieron tantos de su familia. No, ni los telediarios ni los periódicos pueden informarnos de los sentimientos del mar. Sólo los escritores pueden hacerlo. Y lo ha hecho Suso del Toro (Santiago de Compostela, 1956) en un libro apresurado, visceral, que se llama «Nunca Máis» (Ed. Península). Suso escribe con ira, con rabia. Pura cólera. Y no habla del Prestige. Habla de cómo el chapapote ha cambiado a los gallegos, de por qué los diez mil gaiteros de Fraga se han puesto a gritar «Dimisión». Habla del corazón humillado de los que miran un mar roto, un futuro en pedazos. De lo que no sabíamos.

 

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