Curiosidad/ Christian G. Toledo


Por Christian G. Toledo

Mientras escribo estas líneas, el robot Curiosity ya va camino de Marte.

En su viaje de 570 millones de kilómetros hasta llegar al cráter Gale, surcará un espacio negro y profundo. Emitirá radioseñales a la velocidad de la luz que tardarán 14 minutos en decirnos que sigue vivo, en ruta hacia el planeta rojo.

 

A bordo del Curiosity, en su extraña aventura, viajan nuestros pequeños logros, nuestras enormes miserias, nuestros aires de grandeza y la esencial audacia del ser humano.

Todo lo bueno que atesoramos se lo debemos a los intentos felices, siempre heroicos, de convertir esa audacia en justicia y progreso. Todo lo malo a las fuerzas contrarias por aniquilarla.

Esta naturaleza nuestra, oscura y brillante al mismo tiempo, no deja de tropezar y caer y levantarse en su desesperada lucha por conseguir algo más que ser otra especie superviviente.

Mejorar.

En la calle de la República de la localidad de Bobigny, a las afueras de París, vive Felisa Bravo. Las arrugas de su rostro guardan memoria de dos dictaduras, de vivir en una caseta sin agua potable, de no poder ir al colegio, de ser discriminada. Memoria de una guerra, y un destierro, y otra guerra.

Pero es también una bisagra de la historia que vio cómo a intervalos se abrían ventanas de esperanza. Votó en las pasadas elecciones, el mismo día en que cumplía 107 años, como lo hizo en las primeras en que las mujeres pudieron hacerlo.

Y quizá, desde la inmensidad del océano de sus recuerdos, con la curiosidad intacta, tenga la convicción de que hoy vivimos en un lugar mejor.

Pero el pasado 25 de noviembre, dos días antes de que Curiosity despegara, coincidiendo con el día mundial contra la violencia de género, la Federación de Mujeres Progresistas presentó un estudio en el que el 80% de los adolescentes encuestados afirma que la chica debe complacer a su novio en una relación de pareja.

Mientras vivimos plácidamente en una falsa apariencia de igualdad, 16 mujeres muertas este año a manos de sus parejas o ex parejas tenían menos de 30 años.

A lomos de la curiosidad vamos haciendo camino en este doble viaje lleno de trampas.

Mientras cargados de ambición ponemos rumbo a lo desconocido, con el triste equipaje de nuestra experiencia tratamos de avanzar hacia el interior de nosotros mismos, anhelando a cada paso encontrar vida inteligente.

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