Un roscón magistral


Por José Antonio Conejo Villarejo

Con motivo de la festividad de San Valero, “rosconero”, el maestro pastelero Rafael Gil Abad, ofreció una lección magistral a un único alumno, José María del Campo “Chichi”, ganador del concurso previo donde participaron 250 aspirantes confeccionando una madalena de libre ejecución.

    El jurado premió la realizada por José María (una madalena africana a base de coco, pepinillo y anchoa del Cantábrico) y por ello pudo asistir a ésta lección magistral.

    El maestro pastelero nos dejó para todos los lectores del Pollo, su receta secreta y aquí queda:

Roscón artesano manual

-Masa madre fresca, 700 grs

-Levadura, 100 grs.

-Harina de fuerza, 1 kg.

-Sal, 20 grs.

-Azúcar, 300 grs.

-Huevos, 400 grs.

-Leche, 180 grs.

-Mantequilla 380 grs.

-Agua de Azahar, 30, grs.

-Kirch

-Piel naranja y limón, 1 unidad

-Vainilla

-Blapan, 30 grs.

    Una vez que está todo bien mezclado, se agupa en roscos de 250 o 500 grs. Se cuece a 180-200 grados de 18 a 20 minuos y ¡hala! A comer el mejor rosco del mundo. Gracias al maestro por sus indicaciones y ¡enhorabuena al aprendiz!

San Valero es el obispo patrono y protector de Zaragoza, su festividad se celebra el día 29 de enero en la ciudad de Zaragoza, y por costumbre ese día, el postre popular de todos los zaragozanos es el típico «Roscón de San Valero». Ya es tradición de que cada años se reparta en la plaza del Pilar un gran roscón bendecido, que se colca a las 10 de la mañana en la plaza y se comparte luego con unas 10.000 personas.

Valero fue obispo de Zaragoza en el año 290, y dedicó su vida a predicar la fe cristiana y evangelizar a sus fieles. Los últimos años de su episcopado no podía cumplir con el cargo de la predicación, por un problema en la lengua, por lo que era llamado «el tartamudo». Sin embargo, encontró un magnífico ayudante en el diácono Vicente, (San Vicente Mártir). En esa época, todo lo cristiano resultaba una clara amenaza para el imperio romano y su consecuencia era la persecución que se realizaba contra ello, Valero y su diácono fueron llevados prisioneros a Valencia para ser juzgados por un tribunal. Vicente fue ejecutado y a Valero se lo condenó al destierro a Enate, pueblo cercano a Barbastro.

Cuenta la tradición que San Valero por su problema de tartamudez, no se pronunció ante el tribunal valenciano, el cual dirigió su atención principal hacia Vicente, que quiso hablar por ambos y pagó con la vida su discurso, siendo San Valero desterrado. En Enate vivió hasta su fallecimiento en el año 315, dedicado a la oración y penitencia en un templo que había hecho edificar en honor de su diácono.

No hay acuerdo entre los historiadores sobre el primer destino del cuerpo de este obispo, pero parece claro que a mediados del siglo XI sus restos -o los que se tomaron como tales- fueron trasladados a Roda de Isábena. En 1170, por orden de Alfonso II, fueron traídos de regreso a Zaragoza. Desde entonces se veneran sus reliquias en la capilla barroca de la Catedral de San Salvador.

Tradicionalmente, se realiza el reparto de un roscón gigante en la Plaza del Pilar, un acto que antecede a la programación festiva del día del patrón de Zaragoza. El Roscón de San Valero es lo que más caracteriza a ese día. Es costumbre, en cada casa, compartir y degustar ese roscón, similar al que se suele consumir en la Noche de Reyes o San Blas, y también lleva sorpresa.

Fuente: http://www.viajeszaragoza.info/san-valero-ventolero-rosconero.html

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