Con decencia o sin escrúpulos


Por María Dubón
https://mariadubon.wordpress.com/

     Todos perseguimos el éxito en lo que hacemos, la buena aceptación o un resultado favorable.

    A menudo buscamos modelos, personas que ya han conseguido llegar a donde tú pretendes, y te fijas en cómo han logrado sus objetivos. Porque no todos alcanzan el éxito de la misma manera.

     Hay personas que trabajan duro, que se forman, son pacientes, constantes, no se desaniman ante las dificultades, son colaborativas, agradecidas… Hay personas que engañan, que pisan los cuellos de sus competidores, que carecen de valores y de principios, que se aprovechan de los demás. Hay personas que aportan valor a la sociedad y hay ratas arribistas.

     Cuando vemos la trayectoria de ambas, ignoramos qué hay detrás. La rata no te confesará que le arruinó la vida a alguien o que se ha servido de dudosas tretas. Como carece de escrúpulos, argumentará que siguió las normas y se ganó la confianza y el respeto ajeno con su buen hacer. Por eso no hay que dar por sentado que quien alcanza el éxito tiene talento, ética o desarrolla una actividad impecable. Por mucho que supongas, no sabes cómo llegó a la cima.

    Ahora toca decidir cómo quiero llegar yo: con decencia o sin escrúpulos. Toca decidir si pretendo ser un buen ejemplo, un lameculos, alguien que se hizo a sí mismo o alguien que exprimió a quien pudo. Al final, podré contar lo que sea, pero solo yo conoceré la verdad sobre cómo fue.

    Mi conciencia me impide ser una rata, así que ya he decidido mi camino.

Artículos relacionados :