Cada uno en su sitio


Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com/

   Parecía que no fuera a terminar el verano, pero, como el reloj del tiempo es inapelable, hemos llegado al otoño, tontin, tonteando.

     Hay que reconocer que el estío que se va ha estado de lo más divertido en lo político, aunque, para ser sinceros, solamente aquellos que puedan estar por encima del bien y del mal se habrán divertido, y no creo que mucho, porque el circo era malo, malo de solemnidad, a pesar de los tigres de papel, de los augustos de raza superior, de elefantes sin manicura, de los perritos piloto con la cuerda gripada, de funambulistas con vértigo. Era, y esto no ha hecho más que empezar, un circo lamentable. La caravana del aburrido elenco se pone de nuevo en marcha y cuando veamos otra vez sus caretos persiguiéndonos por las esquinas, el más confiado va a acabar pensando que estos yupis ideologizados se van a jugar la cosa a “los chinos” ˗˗ juego que por cierto está en decadencia generacional ˗˗, porque, vamos a ver, ¿qué credibilidad pueden tener si no han sido capaces de demostrar el mínimo interés por hacer política de estado?  Somos muchos los que pensamos que, si un líder de un partido no ha sabido alcanzar sus objetivos, debería hacerse a un lado y dejar el puesto a otro; igual este, por nuevo, nos puede engañar mejor. Como esto no parece posible, entonces, rompamos los moldes de los politólogos y analistas y votemos también jugando a “los chinos”. ¡Vaya “pifostio” el de ese hipotético arco parlamentario!

   Y ya en plena degeneración mental, permitámonos licencias de pensamiento e imaginemos que todas las siglas hayan obtenido los mismos escaños (a sabiendas que la Ley D’Hondt es omnipresente) A ver quién es el guapo que consigue ser el mejor comprador de apoyos y rompe la línea de meta. El país ingobernable acudiría a una figura prestigiosa, no política. Al modo italiano. Ahí los tenemos, con su caos institucional (llevan 65 gobiernos desde el final de la II Guerra Mundial y 45 Primeros Ministros) y siguen dando mal, en el mejor sentido. La figura de un técnico como Presidente de Gobierno en una situación grave de ingobernabilidad, está recogida en la Constitución, y es al jefe del Estado a quién corresponde tal decisión, llegado el caso. Pareciera que estos bizarros adalides del sillón no han llegado todavía a esa clase de Derecho Constitucional.

   En fin, que el otoño está que arde; a más a más, como dicen los vecinos del este, solo faltaba el caerse del guindo y ver que estamos en la vía más directa y premeditada de la extinción como raza. Quien más y quien menos, todos hemos hecho cálculos cuando dicen que el final no está tan lejos, intentando predecir si llegaremos por los pelos a una muerte natural, entendiendo como natural la del confort decisivo en el trance, y no como apocalíptica, con todas sus desgracias. No debería extrañar que algunos no se crean lo del cambio climático, también los hay que creen en una Tierra plana. Cosas sin explicación pasan todos los días, y estos dos grupos de especímenes no deben tener otra cosa mejor que hacer. Es un cruel sarcasmo el que los humanos despreciemos a aquellos que dicen en voz alta lo que la mayoría decimos en voz baja. Las Juana de Arco de todas las épocas han venido siendo silenciadas por los mismos a quien creían defender.         En esta postmodernidad surge una adolescente sueca para clamar por una naturaleza que agoniza a toda velocidad, y precisamente, llama a los jóvenes a defender el Planeta,  pues son las víctimas  propicias del futuro. A medida que ha dejado de estar sola en su protesta frente al Parlamento Sueco y se le han unido movimientos juveniles por todo el mundo, incluso la ONU le da cancha, van surgiendo comentarios en su contra, tildándola de iluminada y tergiversadora. Se la ve desde la Reacción como una enemiga peligrosa, una radical que quiere acabar con nuestras comodidades, una fanática de a saber que perversas intenciones, dejándonos sin combustible para el buga el finde. ¡No señor! ¡Hasta ahí podíamos llegar!

   Mucho ánimo, Greta, y no te dejes embolicar

   Más les valdría a los que corresponda el darse cuenta de que ellos no se irán de rositas. Que eso de escupir al propio tejado tiene consecuencias. Mientras, en los corros, la eterna disparidad de discrepancias; fuera, los meteorólogos se quedan roncos de tanto hablar de estadísticas.  Los seres humanos se disfrazan con piel de cordero por lo que va a caer y no será tan paradójico verles marchar solitos al matadero.

   De momento, veamos de capear otras tormentas, más prosaicas, menos acuosas, desparramadas por los pasillos con moqueta. Tampoco cuesta mucho ir a votar; después, se puede tomar un vermú con la conciencia tranquila y la boca bajo el amargor espirituoso.

 Si al menos sirviera para poder poner a cada uno en su sitio…

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