Proyectos urbanísticos fallidos, proyectos acertados.


Por Ruben Enciso

    Desde la instauración de la democracia, en Zaragoza hemos tenido actuaciones urbanas que han modificado la cara de la ciudad y algunas para bien.

Plaza del Pilar

    Se comenzó con la plaza del Pilar y de la Seo hacia 1990 en las que se cayó al no tener criterios, en la moda de las plazas duras y en el posmodernismo arquitectónico.

    Porque oficialmente en el 78 entramos en democracia en España. Pero conceptualmente y por educación, ya sabíamos entonces que el franquismo estaba instalado en las mentes de algunos demócratas, paisanos, arquitectos y políticos.

   Bajo conceptos de “No lugar” del “Historicismo columbario”, o el de “El hombre nómada” estas plazas de la Seo y el Pilar se convirtieron en grandes desiertos para acoger a las multitudes que como en un congreso eucarístico se apiñaran para celebrar la mayor gloria del poder según los casos.

   Sin saber de urbanismo, no entendimos entonces nada, cómo en una misma plaza se podían acumular poderes contradictorios históricamente hablando, o legalmente independientes. Poder judicial, poder político central, poder político local, poder eclesiástico, poder divino…

    Y no se entendió porque en la católica Italia siempre hubo espacios diferenciados para mantener por lo menos las apariencias y generar urbanismo. Piazza Signoría, Piazza del Duomo, Piazza del Pópolo. El propio Miguel Ángel en Roma, construyó una plaza hermosísima con sus edificios para el poder civil, El Capitolio.



     No se entendió el posmodernismo de la época, de coger el rábano por las hojas si no era por conveniencia del poder absoluto. Se despreció al territorio y sus condiciones climáticas secas y duras para plasmar el no lugar, concepto que beneficia a la periferia al crear un espacio inhabitable para salir huyendo. Se utiliza el principio de nomadismo para reconducir al rebaño de nómadas desorientados. La plaza se convirtió en el territorio vacio para llenar el Tubo. Otro oximorón. Porque los conciertos de pop académico y ferias, no podían competir con las flores y los frutos que las raíces nos deparan.

    Se han tardado veinte años en dar identidad democrática al lugar a pesar de que la CGT lo intentara con mucho interés cada 1 de mayo.



    El 15 de mayo de 2011 durante un mes entero, la gente espontáneamente se apropia de la plaza del pilar así sin mayúsculas, y aparece en la calle por fin la democracia, el poder del pueblo.

    Ese construir a espaldas del ser humano y a sus necesidades, ese adorar al becerro de oro con gran fe, esa desolación, dan paso a virtudes a pesar de los responsables del proyecto urbanístico. Las ciento y pico tiendas de campaña, las instalaciones de tecnología, váteres y cocinas, en fin, toda la infraestructura de los indignados tiene acogida en el “no lugar” convirtiéndolo en espacio habitable. Solo las beatas protestan por la ocupación. Cuando los acampados se vayan, ¿volverá el no lugar y el sedentarismo mesetario disfrazado de nomadismo? Quizá sea lo mejor para demostrar que el poder implica desolación.



 


Antecedentes históricos

    Anteriormente desde la experiencia de la Ciudad Jardín de Miguel A. Navarro 1934, al grupo de Santiago Rusiñol 1934 de Borobio y Albiñana, llegamos al urbanismo de Regiones Devastadas de la posguerra. Grupo Girón, Ortiz de Zárate, F. Franco en las que se crean unas viviendas de juguete curiosas y confortables en un tiempo de penurias. Están construidas con bóveda rebajada en cada habitación, para no utilizar madera y evitar el peligro de incendios. Fueron asignadas a aquellos que demostraron que lucharon en el bando sublevado.

    Con el grupo Salduba de Yarza, y Balsas de Ebro Viejo 1959 de Yarza, Allanegui, G. Marco etc. se hace un remedo del Interbau berlinés del año 57.

    Con los mismos defectos en Balsas en la ordenación urbanística. Y con dos categorías y alturas en las viviendas según la terminología de la época, para mandos intermedios 2,30m, y para productores 2,00m que son mas bajitos. Da preferencias a familias con cuatro hijos, y limpieza ideológica o pertenencia al sindicato vertical.

   Así se llega al experimento de ACTUR, y viendo que la Cité Radieuse es deshumanizadora, se vuelve aquí en Zaragoza, al concepto del XIX de bloque de manzana en el Paseo de Longares y Paseo de la Estación del Norte.




Avenida-Paseo de la Independencia.

   Cuando en 2002 se plantea la remodelación de Independencia, los nostálgicos piden que se vuelva al modelo bulevar del S. XIX con un paseo central arbolado. Que vuelva el Kiosco de música tan viajero él, y que se reproduzcan las dos calzadas estrechas de cuando pasaba un coche cada media hora.

   Los arquitectos y urbanistas Iñaki Alday y Margarita Jover seguro que tenían las cosas claras, pero el ayuntamiento no, y pide un concurso popular de ideas.

   En aquellos tiempos de manejo incipiente con el correo electrónico, me atreví a participar con una propuesta partiendo del carácter duro y la climatología de la ciudad.

    Desde el análisis se entiende que el paseo central no da servicio a las viviendas y negocios. Que es preferible hacer dos paseos junto a las viviendas. Que los pinos no son árboles urbanos pues dan frio en invierno con la hoja perenne, y calor en verano porque absorben la humedad ambiente. Es mejor poner árboles de hoja caduca como los tilos que dan sombra y humedad en verano, teniendo en cuenta que son propios de climas húmedos y deben tener aclimatación como los de la Pza. S. Francisco. Que las farolas en los pilares iluminan la parte externa de los porches dejando el interior oscuro y es mejor colocarlas en el centro del arco. Completando la propuesta con fuentes de vaporizadores…




    La sorpresa es espectacular en el resultado y supera cualquier expectativa, seguro que gracias a la profesionalidad de Alday y Jover aunque se hayan dejado en el tintero bancos y vaporizadores. Doscientos cuarenta tilos han eliminado las sombrillas y tinglados de los bares, creando un bosque civilizado y verde en el centro de la ciudad.

    Hubo quejas sobre los modelos de farolas unas isabelinas, y otras como horcas, pero lo cierto es que la situación de los puntos de luz y la cantidad es impecable. Por si hubiera alguna duda, la población ha vuelto como abejas al panal, y este paseo es un auténtico éxito de público. Los tilos aguantan el verano justitos pero aguantan. Y en abril se convierten para toda la ciudad en el heraldo de la primavera. Felicidades a los autores. Además las baldosas de granito ni se rompen ni se mueven, y están enrasadas de forma normal.




   Lo mismo se puede decir del proyecto de tranvía de los mismos autores, que es impecable en todo el proceso. Por más que en el centro ni en la periferia no votaran al alcalde en las últimas elecciones. Con semejante inversión les ha revalorizado al alza negocios y viviendas.

   Sin embargo considero que el tranvía también es una idea de modas sin criterios. Si se atuvieran los anteproyectos a criterios bioclimáticos, es más ecológico y barato consumir gas directamente para producir fuerza, que usarlo para producir electricidad, y transformarla luego en fuerza.

   Como ya tienen un equipo técnico de solvencia, Alday y Jover, ya no hacen concursos populares de ideas.

   Pero les habría propuesto y gratis a los responsables, algo que hubiera beneficiado a toda ciudad con el mismo gasto, y que seguramente habría aumentado el número de votos al alcalde.

   Se trata de modernizar las paradas de autobús de manera que se consiguiera enrasar la parada con el vehículo para hacerlos accesibles en todos casos, y seguir con autobuses de gas y caja baja. No nos olvidemos que la versatilidad de los trayectos del Bus es total con respecto al tranvía que es nula. Nada que ver con el proyecto aquel presentado en la Bienal de Venecia en el 2006, una mariconada domótica para dar información con pantallas digitales. Eso sí, quedaba guayses en el pabellón general con aquella penumbra.




    Y otra propuesta. Si se vuelve a levantar la avenida para las vías del tranvía, propongo un espectáculo de vaporizadores en la hierba para que se vayan abriendo conforme avanza el tranvía creando una estela a su paso de confort. Pues la electrónica y los automatismos no tienen límites. Ja, ja, ja. No por favor.

Expo dos mil ocho.

   No. Porque cuando en la Expocho abrieron un concurso popular de ideas en el que me aceptaron todas, ninguna de las que propuse cayó en tierra abonada. Y seguí en la brecha haciendo las propuestas gratis porque el buen urbanismo lo disfrutamos todos, y anticipando la premisa de que las ideas pertenecen a los que las ejecutan bien.

   Después de unos veranos tan secos y con la amenaza del Trasvase encima, propuse hacer un azud para conservar un resto de agua, y que además los de Helios pudieran bajar en piragua. Y mientras tanto en un azud como el de Pina, el agua bajara en cascada suave y se oxigenara de toda la porquería que arrastra, respetando en lo posible la dinámica del río. Una minicentral eléctrica…

    La siguiente era una noria que como los molinos de viento, por la fuerza natural de la corriente subiera agua a cotas superiores sin gasto de energía para diferentes usos, y para jardines de las orillas y así poder disfrutar de los sonidos de un jardín árabe. Una noria eso sí con la tecnología y los materiales actuales para facilitar el mantenimiento. No una noria medieval.

   También propuse un pabellón de barro, como homenaje a la arquitectura popular mudéjar y sus criterios bioclimáticos, bien estudiada por el arquitecto José Aznar.

   Renzo Piano el gran tecnólogo de la arquitectura, había hecho unos edificios de bambú en Noumeá en la Polinesia francesa y construye en ladrillo de forma magistral. Pero las construcciones de adoba o tapial se deben construir en la estación seca, y cuando construyeron el Faro llovió como nunca en otoño-primavera y fue un experimento muy problemático y costoso.

   Habiendo visto el campo de regatas de La Seo de Urgell, propuse uno igual en el que el agua circula por su natural al tomarla aguas arriba… en fin.

   Seguramente las prisas no permiten hacer las cosas bien, seguramente impiden encontrar las personas adecuadas para que trabajen con sentido común. Personas que pueden ser de aquí que las hay, o de allá pero con sentido común. O quizá sea más bien, que a rio revuelto ganancia de pescadores incultos.




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