Por Pío Lázaro
Nuestro, amigo, artista, ilustrador y diseñador profesional, nos ha mandado un extraordinario reportaje de Marrakech, la «ciudad roja», que es una de las ciudades más bellas y fascinantes de África. ¡A disfrutarlo!
Su rica historia, su cultura vibrante y su gastronomía deliciosa la convierten en un destino turístico ideal para cualquier viajero.
La Medina de Marrakech es el corazón de la ciudad. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de calles estrechas y sinuosas, repletas de tiendas, zocos, mezquitas y palacios.
La plaza Jemaa El Fna es el centro neurálgico de la ciudad. Durante el día, es un animado mercado donde se venden todo tipo de productos, desde frutas y verduras hasta especias y alfombras. Por la noche, la plaza se transforma en un animado espectáculo de músicos, bailarines y narradores de historias.
La Koutoubia es una mezquita del siglo XII que es uno de los símbolos más emblemáticos de Marrakech. Su minarete de 77 metros de altura es visible desde cualquier punto de la ciudad.
La gastronomía marroquí es una de las más ricas y variadas de todo el mundo. Sus platos se caracterizan por su uso de especias, como el azafrán, la canela, el comino y el cilantro.
Algunos de los platos marroquíes más populares son el tajine, un guiso de carne o pescado con verduras; el cous cous, un plato de sémola de trigo acompañada de carne, verduras y especias; y la pastilla, un pastel de hojaldre relleno de pollo o cordero con almendras y miel.
Marrakech es una ciudad cosmopolita, pero aún conserva muchas de sus tradiciones. Una de las más importantes es la hospitalidad. Los marroquíes son conocidos por su generosidad y su amabilidad hacia los visitantes.
Otra tradición importante es el respeto a la religión. El Islam es la religión oficial de Marruecos y es importante respetar las costumbres religiosas de los lugareños. Por ejemplo, se recomienda vestir de forma modesta y evitar comer o beber en público durante el Ramadán.
Mi viaje a Marrakech fue una experiencia inolvidable. Tuve la oportunidad de conocer una cultura fascinante y de probar una gastronomía deliciosa. Es un destino que recomiendo a cualquier viajero que quiera conocer un poco más del mundo árabe.
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