Fotografías: Luis Antonio Mena
Nuestro amigo, colaborador pollero y fotógrafo Luis Antonio Mena nos trae este mes un excelente reportaje de El Burgo de Osma ¡A disfrutarlo!
El Burgo de Osma, antigua y monumental ciudad episcopal, se sitúa al pie del río Ucero y ofrece uno de los recintos medievales mejor conservados de toda la provincia soriana. No en vano, la ciudad ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Los orígenes de El Burgo de Osma se remontan al primitivo asentamiento arévaco de Úxama, enclave que, siglos después, sería sometido bajo la jurisdicción romana. Sin embargo, fue en tiempo de los visigodos cuando la villa comenzaría a experimentar un periodo de esplendor, ya que se convirtió en el siglo VI d. C. en sede episcopal hasta la llegada de los árabes.
Tras la dominación musulmana, la ciudad recuperó su antigua capitalidad en el siglo XII. La formación del núcleo actual de El Burgo de Osma se fraguó a partir del año 1101, cuando el obispo Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) eligió como sede catedralicia un monasterio ubicado junto al río Ucero, hecho que favoreció el florecimiento de un próspero burgo de comerciantes y artesanos. Esta situación privilegiada se prolongaría durante siglos, llegando en época renacentista a poseer un centro universitario.
La ciudad medieval
El antiguo trazado medieval se encuentra ordenado en torno a la Catedral, uno de los edificios religiosos más importantes de la provincia. El templo, de factura gótica, se levantó en 1232 sobre otro de estilo románico que había comenzado a construirse en tiempos de San Pedro de Osma. En el exterior, pueden apreciarse diversos añadidos renacentistas en su fachada principal, así como una esbelta torre barroca erigida en 1739. Mientras, el interior del edificio conserva abundantes muestras de la obra románica original, así como un hermoso claustro del gótico tardío. Entre sus elementos más preciados, figura el retablo mayor, obra de Juan de Juni, así como la tumba en piedra policromada del fundador, San Pedro de Osma. En la sacristía es posible contemplar una importante colección de códices, de entre los que destaca el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.
Junto al recinto catedralicio, se encuentra el Palacio Episcopal, edificio caracterizado por una interesante portada de estilo gótico tardío. Estamos en plena Calle Mayor, uno de los ejes principales del antiguo entramado urbano. En esta típica vía se puede admirar una de las estampas más típicas de El Burgo de Osma: la de antiguas casas sustentadas por soportales con columnas de piedra.
De aspecto porticado es, igualmente, la Plaza Mayor, donde se alzan edificios dieciochescos como el Ayuntamiento y el hospital de San Agustín, éste último con dos torres con chapiteles que flanquean su fachada principal.
Las históricas murallas de la ciudad fueron construidas por el obispo Pedro de Montoya en el siglo XV. La puerta de San Miguel, que aún se conserva, es una de las varias que permitían el acceso al burgo medieval.
Fuera de las murallas, aparece en sus inmediaciones la Universidad de Santa Catalina, del siglo XVI. El edificio fue construido gracias al mecenazgo del obispo portugués Pedro Álvarez D’Acosta. Destaca en su portada renacentista la imagen de Santa Catalina, además de un hermoso patio interior.
Sobre el curso del río Ucero aún pervive el famoso puente de época romana y, sobre una colina cercana, el antiguo Castillo de Osma domina los alrededores de El Burgo. Su recinto externo y la torre del agua datan de la segunda mitad del siglo XV, si bien existen pruebas de anteriores fortificaciones en la ciudad ya en el siglo VIII, al encontrarse este enclave en territorio fronterizo entre árabes y cristianos.
En esta localidad es posible degustar una suculenta gastronomía, que tiene en los productos típicos de la matanza sus mejores aliados. Para degustarlos, lo más aconsejable es acudir a las jornadas rito-gastronómicas de la matanza, que anualmente organiza el Hotel Virrey Palafox y que están declaradas de Interés Turístico. Éstas se celebran los fines de semana de febrero y marzo, y permiten degustar una gran variedad de embutidos y otros derivados del cerdo.
También son típicos los platos a base de caza (perdices, liebres, codornices, etc.) y pesca (truchas y cangrejos de río). Todo ello sin olvidar las verduras procedentes de la huerta del río Ucero, en especial el cardo y las alubias de El Burgo. Mientras, la época otoñal ofrece los níscalos (tipo de seta) y setas de cardo.
El Burgo de Osma comparte con el resto de la región castellana otras especialidades culinarias como el cordero a la parrilla, asado o en caldereta, o el cocido castellano (guiso con garbanzos, carne de cerdo, chorizo, etc.).
Y como colofón, la excelente repostería de la ciudad cuenta con algunos dulces como los harinados o los sobadillos hojaldrados.
Alrededores
Los alrededores de El Burgo de Osma permiten descubrir un entorno de alto valor ecológico. El Cañón del río Lobos, declarado Parque Natural, cuenta con numerosas grutas y acantilados rocosos en los que anidan águilas y buitres leonados. En el interior de este parque también se encuentra la ermita románica de San Bartolomé, de origen templario.
La ciudad se encuentra enmarcada dentro de la denominada Ruta del Duero, que atraviesa otras localidades sorianas. Almazán se distingue por su casco histórico, en el que sobresale su Plaza Mayor, las tres puertas de su muralla y varias iglesias. Berlanga de Duero conserva el Castillo de los Tovar (s. XV), baluarte que conserva dos murallas y Torre del Homenaje, y la iglesia-colegiata de Nuestra Señora del Mercado, de estilo gótico-renacentista.
Siguiendo el curso fluvial del Duero aparece San Esteban de Gormaz, antigua villa fortificada, y Ucero, en cuya cima se alzan las murallas de su castillo medieval. La ruta no puede finalizar sin acercarse hasta Gormaz para ver su castillo, considerado la fortaleza califal más grande de Europa, y Calatañazor, donde destaca la iglesia románica de Nuestra Señora del Castillo y la muralla, construida entre los siglos XII-XIII.
A la hora de buscar alojamiento, El Burgo de Osma cuenta con varios establecimientos hoteleros. Otra opción pasa por dirigirse hacia la capital soriana, donde se localiza el Parador de Turismo. Situado en el llamado Parque del Castillo, desde sus instalaciones se puede apreciar una de las mejores panorámicas de la capital y del río Duero.