Desde el diván: `La defensa de Luzhin’ de Marleen Gorris, 2000


Por José María Bardavío

     Aleksander Ivanovich “Sascha” Luzhin se crió en un entorno familiar sin afectos y sin el reconocimiento al impresionante don que poseía.

Título original: The Luzhin Defence
Año: 2001
Duración: 112 min.
País: Reino Unido Reino Unido
Dirección: Marleen Gorris
Guion: Peter Berry. Novela: Vladimir Nabokov
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Bernard Lutic
Reparto: John Turturro, Emily Watson, Stuart Wilson, Geraldine James, Christopher Thompson, Peter Blythe, Fabio Sartor

     Solo la hermana de su madre, y amante de su padre, le obsequió con las escasas experiencias felices vividas en su infancia.  La prodigiosa facilidad para jugar al ajedrez, le sirvió de paso para refugiarse en sí mismo. Vivió alejado, alienado, del resto del mundo.

     Si Luzhin parecía, a su modo, un hombre feliz, era porque se alimentaba opíparamente de la intensa fuente de vida del pensarse sumido en una inacabable, exuberante, eterna, partida de ajedrez. Así que al evaluar el final de su vida resulta más exacto decir que se provocó un jaque mate a sí mismo que informar ingenuamente sobre su suicidó. Es el propio Vladimir Navokov, el el que lo sugiere en el prólogo a su novela homónima.

      Siendo Luzhin un joven adolescente se escapó de la casa paterna para participar en una competición de ajedrez que le distanció todavía más del afecto de sus padres.

     Cuando el astuto Valentinov (Stuart Wilson), el director del colegio supo de la genialidad de Luzhin para crear jugadas inimaginables, convenció a sus padres para que lo dejaran bajo su tutela y custodia. Dejó la dirección del colegio y se dedicó a controlar y explotar la voluntad de Luzhin  obligándole a viajar, y hacerle participar en competiciones que el adolescente ganaba asombrando a todos, y amasando él una considerable fortuna.

    Años más tarde, siendo ya el mejor ajedrecista del mundo, Luzhin conoció a Natalia Katkov (Emily Watson) que, al verlo  tan distinto del resto de los mortales, quiso dejarse arrastrar, con el recelo de sus padres, por la profunda atracción que sentía hacia el gran jugador de ajedrez.

     Al notar el malvado Valentinov que la aparición de Natalia despertaba en Luzhin sentimientos y emociones maravillosos que podían desbaratar su negocio, hizo lo imposible para separarlos, cosa que consiguió causando la tragedia que narra esta excelente película basada en la novela del irrepetible Vladimir Nabokov publicada en ruso (Zashchita Luzhina, Berlín 1930) y traducida al inglés por el propio Navokov en 1964 (en español apareció en Editorial Anagrama) una novela que para algunos especialistas en la novelística del autor ruso es superior a Lolita, que ya es decir.

     Luzhin tiene que enfrentarse en la final del campeonato del mundo que ahora mismo está disputando en un fabuloso balneario suizo, a un rival italiano dotado de una especial lucidez para desconcertar a sus rivales. Luzhin lo sabe y le teme. Así que después de dar vueltas y vueltas por su habitación apuntando en papeles la defensa que deberá neutralizar las jugadas ágiles y desconcertantes del  italiano, termina por desnudarse y  meterse en la bañera.

      Está tan perfectamente concentrado preparando la defensa de su estrategia, que pierde totalmente la noción del tiempo. Como necesita apoyar la punta del lápiz en una superficie sólida, ha escogido, entre los útiles a mano, un espejito circular que le permite gravitar en él lo que escribe. Dado que el espejito sirve para  facilitar el afeitado reflejando el rostro, resulta que la representación de ese reflejo, el propio Luzhin, se ha apoderado tanto de sí mismo que ha perdido cualquier apreciación del paso del tiempo. Es como si estando dentro del agujero de la bañera, hubiera sido engullido por un agujero mucho más grande y profundo: el reflejo de si mismo, su propio yo. Como así, efectivamente, ha sucedido.

   Los responsables de la organización del Campeonato tienen más remedio que venir a buscarlo a sus habitaciones, a la bañera, para des-ensimismarle, mientras que en la solemne sala del incomparable balneario, todo el mundo se pregunta qué ha podido pasarle al gran Luzhin.

    Es como si el claustro de la bañera resultara imprescindible para recoger  la incesante fuente de ingenio que brota de su mente. Es como si la bañera fuera el depósito de las ideas extraordinariamente lúcidas que surgen de su mente en todo aquello que sea diseñar jugadas magistrales. Es como si las paredes de la bañera fueran las murallas que le protege del mundo para que el  mundo no le moleste ni le distraiga.

    Se encapsula allí como si fuera una crisálida para que de allí salga la mariposa triunfal de la jugada maestra que derrote al italiano. La bañera como lugar de estudio, de concentración, el lugar en donde organizar la defensa en la gran partida de ajedrez que asombrará al mundo.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com/

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