Las Ferias y su función social: 75 años en Zaragoza-Grandes hombres en su historia / José Luis Llera

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Por José Luis Llera Gil

    Que las Ferias españolas, Instituciones y Certámenes viven momentos muy difíciles es un hecho incuestionable.

    Antes las Ferias  que comenzaron siendo generales en su contenido, es decir presentando variedad de productos que suponían un grandísimo aliciente para los visitantes  por su escasez a la hora de adquirirlos y su novedad que constituían un auténtico escaparate y un termómetro de la situación económica de aquel entonces.

   En tiempos pasados estaban regidas por empresarios de prestigio (cómo debe ser) sin buscar ni ostentar ningún protagonismo ni interés particular. Todo esto hacía que estas personas despertaran la envidia a políticos, sindicalistas y otros, que querían gobernarlas a su antojo, cuando una Feria jamás debe ser dirigida por los visitantes-compradores sino por el productor/comercializador de los productos expuestos.

    Las grandes Ferias generales, que hasta hace 25 años obtenían grandes beneficios por el elevado número de expositores y de visitantes, iban poco a poco dejando de tener interés, al surgir en algunos casos las monográficas, es decir especializadas, por la principal razón de que las Ciudades    no podían albergar a las macro-Ferias. Tambien se encontraron con el insalvable reto y por consiguiente competencia de los grandes complejos comerciales, como en Zaragoza Puerto Venecia, Plaza, Grancasa, Corte Inglés y Aragonia, que ofrecían un gran aliciente para pasar las horas como sucedía en una Feria general.

    Posteriormente de estas especializadas nacieron otras más aún, haciendo entre todas ellas un conjunto de Certámenes, que, con el tiempo, y ante la crisis,  alguna de ellas también han decaído sensiblemente.

   No obstante esos hechos originaron una eclosión de Salones que se politizaron, es decir, que fueron dirigidos por políticos o amigos de los políticos, ansiosos de protagonismo, con cambios en la Dirección y Presidencia de los mismos, sin tener en cuenta la relevancia de sus antecesores.

   Desde entonces y faltando a la verdad en muchas ocasiones, sus celebraciones se contaban por éxitos, cuando no era siempre exacto, pero sí daban pié para percibir destacadas subvenciones por parte de Organismos cuando las Ferias deben autofinanciarse perfectamente.

    Esto sucedía por la conjunción políticos-dirigentes de Ferias a cambio de prebendas ocultas y acomodo de familiares en las respectivas plantillas de empleados.

    Cuando hay dinero es fácil ser un buen Presidente y un excelente Director General de una Feria. Cuando no lo hay el fracaso está seguro, principalmente por la incompetencia de estos dirigentes, tirando por la borda lo que anteriormente han hecho excelentes profesionales.

    ¿Conocen las Ferias, incluyendo lógicamente la Feria de Zaragoza lo que deben hacer para volver a recuperar el esplendor que tuvo antaño?. Sinceramente NO.

   A cambio de las subvenciones los políticos fueron apoderándose de las Ferias, aumentando plantillas de forma insoportable y destacando los trepas y aprovechados de la situación.

   Cuando las Ferias fallan, por esas razones u otras, hay que buscar soluciones y éstas solamente pueden ofrecerlas los auténticos profesionales. La Feria de Zaragoza, no puede ser un coto cerrado sino que debe permanecer abierta a la participación privada ajena a su plantilla axfisiada por los ERE.

    Otro dato negativo para los resultados de una Feria, lo cual hay que manifestar en descargo de sus dirigentes, es la deserción de las grandes empresas de nuestras Ferias, al  adquiridas por inversores extranjeros que tienen otra opinión muy distinta de la actividad ferial en España.

   Lamentablemente negativo, es la falta de veracidad en los datos facilitados por los organizadores en relación al número de expositores, visitantes, novedades expuestas, compradores, etc., y la repetición y falta de calidad en los Calendarios de Ferias, sumamente repetidos y de escaso interés.

   Volvemos a insistir en la colaboración que deben ofrecer los profesionales del sector ferial, para lo cual deben ser contactados y obviando la forma efímera con la que lo hacen los políticos.

    En determinados momentos  en los que están presentes los medios de comunicación los representantes de Organismos, manifiestan con reiteración sus deseos y seguridad de apoyar a las Ferias ¡ No faltaría más ¡, sin saber unos y otros que  LAS FERIAS SON ORGANISMOS PARA SERVIR Y NO PARA SER SERVIDOS.

    ¡ Que tome nota quien corresponda que yo ya se quien ¡

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