Albania,pasado y presente


Por Agustín Gavín

    Albania es un buen destino de vacaciones en primavera, otoño incluso en invierno, nunca en verano. Albania se ha puesto de moda en los países del norte de Europa en los que tienen déficit de sol.


Agustín Gavin

Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org   

     Vedat ha estado seis días en Zaragoza en unas jornadas culturales con profesores y artistas de diferentes lugares de Europa. Dice que no hay que ir en verano porque la masificación impide dar un buen servicio hostelero y de ocio. Continúa comentando en una apacible tarde en una terraza de la Plaza del Pilar, que aunque las infraestructuras han mejorado mucho, el resto deja mucho que desear. Europa siempre ha mirado a Albania con recelo, algo de responsabilidad hay indudablemente por parte de la propia Albania. Ha pasado ya el suficiente tiempo, treinta y dos años, para no seguir responsabilizando a la dictadura nacional-estalinista de Enver Hoxha que estuvo al frente del país más de cuarenta. Antes de repasar y recordar los últimos tiempos en Albania, Vidat, alaba el cambio en Zaragoza sobre todo por como ha quedado el Ebro a su paso por la ciudad en la que estuvo estudiando en los años noventa.

    Ha habido varias fechas claves para entender el lento proceso de asentamiento democrático hasta la llegada al momento actual donde el neoliberalismo se ha consolidado en Albania.

    En 1991 cayó el régimen autocrático. El heredero de Enver Hoxha, Ramiz Alia, impuesto por él, había consentido algunas pequeñas reformas celebrando elecciones en pocos meses sin ningún tipo de garantías democráticas. Se acababa de salir de un régimen donde los censos estaban manipulados y no había funcionarios cualificados, los jueces eran del antiguo régimen y conocían la democracia de oídas. Cuando se formaron los primeros gobiernos de la recién creada República de Albania el nepotismo era práctica habitual, incluso la corrupción institucionalizada. Aunque no tan descaradamente, algo llega de esas prácticas hasta nuestros días con lo cual la desconfianza de la comunidad internacional también se hizo permanente. Albania, la gran desconocida de Europa, ha sido y es una frase que encabeza muchas crónicas.

    Sali Berisha, cardiólogo de prestigio internacional, médico y exasesor de Enver Hoxha, fundó el Partido Democrático y ganó las elecciones con más del 60%. En su gestión inicial, empezó a poner en marcha reformas neoliberales, abrió las puertas a empresas italianas con cierto favoritismo respecto a otras del entorno y a la Iglesia de Roma, que con antiguos documentos de dudosa legalidad, algunos de ellos ancestrales, otros de la invasión napoleónica y otros de otra invasión la de Mussolini, recuperó grandes espacios públicos en el centro de las capitales más grandes, para instalar iglesias y colegios religiosos. Se convirtió al catolicismo y construyó la Catedral de Shkoder, una de las más grandes de los Balcanes para recibir la visita de Juan Pablo II. Encarceló por corrupción a Fatos Nano, líder de la oposición socialista que ha sido posteriormente tres veces primer ministro, algunos en Albania lo llaman ministro yo-yo.

    En 1997 Berisha perdió las elecciones como consecuencia del momento más difícil de la historia moderna de Albania. La llamada crisis de los bancos piramidales. Aquí, esa crisis se hubiese llamado la crisis de duros a cuatro pesetas. Auspiciada por funcionarios estatales, hizo que el estado se disolviera como un terrón de azúcar en un café, una estafa monumental que no solo empobreció a todo el país, si no a la diáspora que mandaba dinero a raudales a los bancos albaneses animados por sus familiares residentes en el pais. Se asaltaron arsenales, todo el mundo se armó, la policía y el ejército se despojaron de sus uniformes, Berisha tuvo que huir temporalmente a Italia y contingentes militares internacionales llegaron para restablecer el orden. Su misión fundamental era desarmar poco a poco a la población, se produjeron venganzas ancestrales, moría gente por disparos de balas perdidas o disparos al aire en celebraciones familiares, musicales o deportivas en espacios concurridos, allí supimos que las balas tiradas al aire caen a una velocidad considerable y pueden ser letales. Fuimos testigos de cómo se pescaba en el lago de Sckoeder con granadas de mano que hacían aflorar a la superficie cientos de peces muertos. Militares españoles bajo el mando de los italianos requisando armas ligeras a niños y jóvenes, algunas veces comprándolas por unas monedas, se cree que hubo unos dos mil muertos casi sin enfrentamientos armados, la mayoría fueron producto de asaltos y venganzas. Albania estuvo a punto de convertirse en un estado fallido. Con la convocatoria de nuevas elecciones se restableció el orden, precisamente las ganó Fatos Nano, recién salido de la cárcel.

      En el 2019 se produjo un terremoto que no causó muchos muertos, hablaron de cincuenta, pero si marcó carencias políticas y económicas. El terremoto dejo al aire las interioridades de una corrupción institucional, vestigio del pasado, pero que todavía tiene tentáculos en la administración. Cerca del puerto de Durres, se había creado un lugar de vacaciones para girifaltes del estado. Casas y hoteles se derrumbaron porque estaban construidos en terrenos pantanosos, casi sin cimientos y lo que es peor con escaso cemento ya que se había escatimado para hacer búnqueres ante una posible invasión exterior. Unos años antes, temiendo esa posible invasión rusa como habían hecho en Hungría y Checoslovaquia se había deforestado media Albania para que el enemigo no pudiera esconderse detrás de los árboles. Ahora existe un plan ideado por un urbanista italiano, Stefano Boeri para plantar dos millones de árboles en Tirana y sus alrededores antes del 2030. Para ello se están produciendo expropiaciones de espacios privados de gente humilde, se está cambiando por decreto el urbanismo en la capital propiciando la especulación del suelo y la corrupción.

   Ha habido movimientos reivindicativos, la mayoría provenientes de la universidad que intentan desmontar el triunfalismo del equipo político del gobierno dirigido desde el 2013 por el socialdemócrata Edi Rama. Los números de fugas de cerebros es alarmante y se pone en duda la disminución de la emigración hacia Europa de los números oficiales. Este es uno de los argumentos usados por Francia y Países Bajos para poner trabas a su entrada en la UE solicitada desde el 2014. Estos países tienen datos de emigración albanesa que tampoco les coinciden con los gubernamentales, de allí su oposición a la entrada en la UE, aunque parece que se está limando ese desencuentro.

   Hicieron los deberes en el 2009 y entraron en la OTAN como otros países del entorno, Croacia, Bulgaria, Rumania, Macedonia y en poco tiempo está previsto Serbia o Kosovo. Esos deberes no son otros que modernizar el ejercito a costa de dejar bajo mínimo las prestaciones sociales y la sanidad desviando presupuestos en lugar de controlar el ultraliberalismo que ha creado grandes fortunas. Es el paso previo para ser quasieuropeos, serlo de facto será cuando entren en el euro con más que probables sacrificios económicos añadidos.

    Mientras se recorre el lento camino hacia la normalización de este pequeño y olvidado país europeo. Vedat cree que es un buen momento para viajar a Albania, eso sí en verano mejor que no.

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