Argentina: Historia de YPF


Por Gloria Cohen

    Con motivo del anuncio efectuado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 16 de abril referido a la expropiación del 51 % de las acciones de YPF y a la veloz sanción del proyecto enviado al Congreso Nacional, se aportan algunos datos sobre la historia de esta empresa argentina y sobre la explotación petrolera en nuestro país.

 
Gloria Cohen
Corresponsal del Pollo Urbano en Argentina 

    Los orígenes de YPF están vinculados al hallazgo de petróleo en la localidad patagónica de Comodoro Rivadavia, cuando en diciembre de 1907 un equipo de la Dirección General de Minas realizaba perforaciones en las inmediaciones de esta ciudad – fundada en 1901-.

   Sin embargo, no era esta la primera vez que se aparecía petróleo en la Argentina: en 1850 la Compañía de Kerosene Jujeña intentaba explotar yacimientos en el norte argentino; en 1887 la Compañía Mendocina de Petróleo -explotando tres pozos- llegó a producir 8.000 toneladas anuales; otro pionero, el español Francisco Tobar, realizó explotaciones en Salta en el extremo norte del país sorteando numerosas dificultades (yacimientos luego transferidos a YPF en 1927).

   En el mundo, hasta 1872 no se le daba al petróleo demasiado valor comercial. En Rusia, se habían encontrado anteriormente fuentes de las cuales se lo podía recoger, se dieron casos de lagos de este aceite en depresiones naturales que fueron quemados, mientras que su abundante producción se dejó correr libremente en perjuicio de los predios vecinos; los propietarios de estos lagos de petróleo huyeron para ponerse a cubierto de las indemnizaciones.

   Cuando se encontró petróleo en Comodoro Rivadavia ya se tenía plena conciencia de su valor, pues el gobierno del Presidente Figueroa Alcorta dictó inmediatamente un decreto declarando que las perforaciones realizadas fueron por orden del Poder Ejecutivo y prohibiendo denunciar pertenencias mineras y concesiones de permisos de cateos en un radio de 5 leguas kilométricas desde el centro de Comodoro Rivadavia. Asimismo, informó del hallazgo al Congreso Nacional y solicitó dinero para atender nuevos gastos de perforación, señalando que “la napa descubierta reviste suma importancia y su extensión es considerable”.

    Pocos meses después se creó la Dirección General de la Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia y se encontraron los Yacimientos de Neuquén y Mendoza, a la vez que se registraron pertenencias de particulares en zonas próximas a los pozos con fines meramente especulativos, lo que dio lugar a la sanción de leyes específicas.

   La influencia del presidente radical Hipólito Irigoyen fue decisiva al sostener doctrinariamente que el Estado nacional debía tener un papel fundamental de intervención sobre la política de hidrocarburos.

   En 1922 se creó YPF – Yacimientos Petrolíferos Fiscales-; se le encomendó su dirección al General Enrique Mosconi, quien la recibió incipiente y la convirtió en la más importante en su género en Latinoamérica al dejarla en 1930.

   Mosconi recibió una YPF deficitaria y la dejó con ganancias: en 1925 inauguró la destilería de La Plata, en 1929 rebajó el precio de las naftas y en 1930 estableció el preció único en el país y casi triplicó la producción.

   A pesar de todo, siempre estuvo claro que la Argentina es un país con petróleo y no un país petrolero.

   YPF fue la primera petrolera estatal integrada verticalmente en todo el mundo, sin contar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Desde su fundación, la empresa realizó todas las actividades necesarias para la explotación de petróleo, incluyendo incluso la fundación o rápido engrandecimiento de pueblos cercanos a zonas con reservas de petróleo, como la citada Comodoro Rivadavia en Chubut; Las Heras, Cañadón Seco, Caleta Olivia en Santa Cruz o Plaza Huincul en Neuquén.

   De acuerdo con la doctrina de Hipólito Irigoyen y del General Mosconi, la empresa tuvo el monopolio legal del petróleo durante toda su existencia como Sociedad del Estado, a pesar de que también existía una considerable participación de las multinacionales Shell y Esso. De todos modos, su producción siempre superó con creces la del sector privado, lo que era el objetivo buscado por Mosconi: el fisco debía contar con una gran empresa por ser este un recurso estratégico para el país.

   YPF llegó a tener 50.000 empleados. Sus actividades de distribución están extendidas a lo largo y a lo ancho del país y sus zonas de explotación no sólo estaban radicadas en la Patagonia, sino también se extendieron al norte del país –Salta- y a otras provincias como Mendoza; la empresa cuenta con 3 refinerías en Argentina: en La Plata (Provincia de Buenos Aires), Luján de Cuyo (Mendoza) y Plaza Huincul (Neuquén),

   En 1930 se produjo el golpe militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, el primero de varios golpes militares posteriores que derrocaron a gobiernos constitucionales hasta la llegada definitiva de la democracia en 1983.

   YPF fue sometida a fuertes vaivenes según la ideología económica predominante durante los gobiernos de turno. En líneas generales puede decirse que los gobiernos militares buscaron favorecer una mayor participación del sector privado en detrimento de YPF. Así muchos gobiernos democráticos, como el de Juan Domingo Perón, encontraron a una YPF debilitada que no contaba con los recursos suficientes para alcanzar el autoabastecimiento petrolero.

   Durante el gobierno de Perón, en 1947 se firmó un contrato entre YPF y la empresa petrolera estadounidense Drilexco, para exploración de 40 pozos de petróleo. Fue entonces cuando el diputado Arturo Frondizi preguntó si este contrato era por la «desorganización de los equipos técnicos», o debido a la «carencia de maquinarias y repuestos» por parte de YPF.

   Cuando Arturo Frondizi asumió en 1958 como Presidente de Argentina, encontró a una YPF no muy distinta a la de Perón. La petrolera estatal, seguía siendo una empresa incapaz de alcanzar el autoabastecimiento, un objetivo que Frondizi quería alcanzar (al igual que Yrigoyen y Perón), lo que generaba un gasto elevado de divisas.

   Frondizi sentó tres pilares básicos para la política petrolera: la nacionalización del fluido, el monopolio de YPF, y por supuesto el tan deseado autoabastecimiento.

   Mediante la compra de maquinarias, la construcción de oleoductos y otras infraestructuras, YPF logró llegar a duplicar la producción. Pero hubo que hacer contratos de locación de obra y servicios, en especial con tres compañías: Banca Loeb, Panamericam y Tenneessee y así Argentina logró alcanzar el autoabastecimiento de petróleo en menos de cuatro años. Frondizi también firmó un contrato de explotación con una subsidiaria de la Standard Oil; a este contrato siguieron otros, totalizando 13 contratos. El presidente Illia anuló algunos de éstos contratos, perdiéndose el autoabastecimiento.

   Uno de los peores momentos de YPF fue la época del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) -el último gobierno militar-, cuando la deuda de la empresa creció en forma abismal, fueron despedidos 13.000 empleados y se debió pagar por refinar el petróleo a las grandes empresas americanas.

    Ya durante la democracia, en el gobierno de Raúl Alfonsín, se instrumentó el denominado Plan Houston que consistía en la selección de una serie de áreas petroleras que serían ofrecidas para la exploración y explotación a los particulares mediante contratos firmados con YPF. El Plan tenía como objetivos: asegurar el autoabastecimiento, lograr un nivel adecuado de reservas y obtener márgenes exportables crecientes.

  Alfonsín fue sucedido por el presidente Menem, cuyo gobierno adoptó una fuerte política privatizadora y neoliberal por lo que: desreguló el mercado, transformó los contratos en concesiones libres, y el estado perdió el control sobre YPF, que pasó a denominarse YPF SA y quedo privatizada; el país perdió todo el control sobre su petróleo. Finalmente, en 1999 YPF fue vendida a la española REPSOL.

   La empresa ya no era la misma: perdió su épica de empresa clave para el desarrollo nacional no solo por ser los hidrocarburos un insumo estratégico, sino también porque al retirarse YPF de varias zonas petroleras muchos trabajadores perdieron su sustento. No es casual que, el movimiento piquetero argentino tuviera su origen en zonas como Neuquén y Tartagal (Salta), lugares en los que YPF era fuerte, mucha gente quedó desocupada y comenzaron las protestas sociales que luego se extendieron por todo el país.

   Contado brevemente: la empresa española Repsol compró todas las acciones de YPF por un total de 15.000 millones de dólares, Repsol solo explotó los yacimientos heredados de YPF, vendiendo el petróleo extraído. Se exportaron grandes cantidades de crudo al mercado internacional; al tener la libertad en las ganancias obtenidas, las mismas fueron usadas para comprar yacimientos en otros lugares, como Bolivia, Trinidad y Tobago y Libia. Repsol (ahora llamada Repsol YPF), obtuvo ganancias de 2.000 millones de dólares anuales. Pero como los yacimientos argentinos no eran rentables, la inversión de Repsol YPF en exploración de nuevos yacimientos fue inexistente y las reservas petroleras bajaron.

   Puede decirse que el conflicto que enfrenta hoy a la Argentina con su madre patria, se debe a las diferencias conceptuales existentes entre una empresa privada que busca maximizar beneficios y utilidades –REPSOL- con los de YPF, una empresa que pretende recuperar su protagonismo como la empresa que fue: clave para el crecimiento y el desarrollo de la Argentina tanto en materia económica como social.

   Conociendo esta historia tan rica, no resulta sorprendente comprender la rápida sanción del proyecto de ley enviado por la Presidenta al Congreso Nacional para permitir que el Estado vuelva a retomar el control de YPF y el amplio apoyo que obtuvo esta iniciativa entre la población.

Artículos relacionados :